Publicidad

Para aproximarse a la verdad hay que hablar con la verdad


Bajo el título de «Sindicatos de planta y contratistas de Codelco», los columnistas Orlando Caputo y Graciela Galarce emiten una serie de juicios y afirmaciones que, a fuerza de ser tendenciosas, llevan a conclusiones engañosas que hacen necesario desmentirlas, para prevenir a lectores desinformados que pudieran ser manipulados con opiniones que tergiversan el pensamiento y las acciones de la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC).



En lo esencial, el juicio crítico, colindante con lo ofensivo, planteado por los citados columnistas a propósito de la declaración emitida por la FTC con relación al conflicto planteado por algunas organizaciones sindicales de trabajadores contratistas de Codelco, merece una respuesta clara y firme de parte nuestra y hacer precisión sobre los puntos expuestos por los columnistas y contrarrestar sus análisis:



En primer lugar, nos parece un atentado a la inteligencia minimizar y calificar los hechos de violencia como meros actos fortuitos. Esta Federación, luego de comenzar su declaración con la afirmación que reconoce y respeta el derecho de los trabajadores de empresas contratistas a demandar mejores condiciones laborales, efectivamente repudia categóricamente los actos de violencia y destrucción ocurridos especialmente en la División El Teniente, donde se quemaron varios buses y otros equipos e instalaciones.



Posteriormente se ocasionaron fuertes daños patrimoniales a las instalaciones de una planta en el yacimiento «Radomiro Tomic» y se lesionó gravemente a un trabajador contratista que desempeñaba sus labores. Lamentablemente tuvieron que transcurrir dos semanas desde nuestro criticado rechazo a la violencia para que las Organizaciones Sindicales que agrupan a un segmento de los trabajadores contratistas se sumaran a rechazar por escrito, condenando explícitamente todo acto de violencia, cualquiera sea su origen, y llamando públicamente a deponer todo acto de fuerza, reconociendo el Estado de Derecho para resolver sus conflictos. Valoro, aunque haya sido con cierta tardanza, esta coincidencia en rechazar estos actos.



Segundo, se sostiene que con la simple amenaza de dos días de paro, convocado por la FTC, bastarían para resolver el conflicto de los contratistas. Resulta de un simplismo difícil de creer que dos académicos de larga trayectoria crean que ello es cierto. Las temáticas laborales y sus costos asociados, son bastante más complejos para ser resueltos con una receta como aquella.



Tercero, deslizando al pasar que esta declaración del 26 de junio de la FTC, firmada por 14 de los 15 Consejeros Nacionales, no sería compartida por los dirigentes de base y trabajadores de planta, se miente sin vergüenza. También se miente, cuando se afirma que la declaración responsabiliza al movimiento de contratistas de ser funcional a la privatización. La declaración es muy clara en reconocer la legitimidad de dichas luchas, sosteniendo, que son los actos graves de violencia, los que amenazan la vida de nuestros trabajadores y sólo favorecen a los privatizadores de la principal empresa de todos los chilenos.



Cuarto, también se desvirtúa nuestra declaración cuando se expresan calificativos que no aparecen en la declaración, como el que la FTC favorece el régimen de subcontratación. Por el contrario, la FTC «constata» la existencia de estas prácticas empresariales, que por lo demás no sólo existen en la industria minera, sino que en todos los ámbitos productivos a nivel nacional y mundial.



Nuestra línea de conducta con hechos concretos, en torno a esta práctica, ha sido la de favorecer su regulación y estricta fiscalización. Ejemplos de ello, son nuestra activa participación con indicaciones para mejorar la actual ley 20.123 (ley de subcontratación), cuando ésta se tramitó en el Parlamento y, por cierto, nuestra temprana solicitud a la Dirección del Trabajo para que ésta, en el marco de sus facultades, llevara a cabo una fiscalización a todos los Centros de Trabajo de la Corporación, cuestión que fue acogida y estamos a la espera de sus resultados.



Otros hechos que avalan esta línea de conducta son nuestra permanente exigencia a la Administración de Codelco para llevar a cabo un sinceramiento dotacional; el Convenio con la Dirección del Trabajo y nuestra mediación para generar la mesa tripartita del mes de enero de 2006, que funcionó en nuestra sede, permitiendo que la Coordinadora de Trabajadores Contratistas arribara a una serie de acuerdos que, más allá de sus insuficiencias, permitieron avances innegables para los trabajadores contratistas.



Antes de responder con hechos y evidencias los cuestionamientos formulados, cabe hacer algunos comentarios más generales:



Sin lugar a dudas, detrás de estas afirmaciones de Caputo y Galarce se trasluce que estos columnistas creen que la FTC y el suscrito tenemos un gigantesco poder en el país. En ello coinciden con la línea editorial de El Mercurio, con la no menor diferencia que El Mercurio cree que este sindicalismo todopoderoso ha sido el baluarte para impedir el ideal «mercurial», que es la privatización de Codelco, al revés de nuestros inesperados críticos que sostienen que somos sus facilitadores.



Asimismo, estos planteamientos traslucen el viejo ideologismo sectario dogmático que tanto daño le ha hecho a una buena convivencia de los actores sociales y políticos que, por su naturaleza, son pluralistas. El ideologismo obtuso se caracteriza por sentirse dueño de la verdad y en nombre de esa verdad, pontificar en contra de otras visiones y luchas que, en lo esencial, compartimos. Este comportamiento bio-psico-político, que confunde al enemigo, se caracteriza por una conducta que actúa de tal manera que cuando la realidad no coincide con lo que uno piensa y cree, mala suerte para la realidad. Ello puede verse con claridad en el uso y abuso de cifras y datos, que pudiendo ser algunas correctas se descontextualizan, o se colocan de tal manera que sean útiles para probar lo que se quiere probar.



En efecto, saliéndose del plano de lo contingente, el columnista toma como pretexto la declaración de la FTC para emitir una serie de juicios o prejuicios críticos, en contra de la Federación y el suscrito, sobre temas que van mucho más allá de la coyuntura y que se sintetizan en los siguientes puntos:



A. La FTC tiene una elevada responsabilidad en la desnacionalización del cobre y el daño a Codelco;
B. Desde mediados de los años 90’s, la FTC ha favorecido la fuerte pérdida de competitividad de Codelco en el mercado mundial del cobre, y ha favorecido desde Chile el poder competitivo de las grandes mineras mundiales; y
C. La FTC, encabezada por el suscrito, ha favorecido el trabajo precario y ha desmantelado actividades fundamentales de Codelco.



Vamos a los puntos en cuestión:



A. Asignarle una elevada responsabilidad a la FTC en la desnacionalización y culparnos de dañar a Codelco, usando como argumento que «si la FTC se hubiera opuesto a la inconstitucionalidad de las inversiones extranjeras, apoyándose en el artículo 19 N° 24 de la Constitución del Estado, la desnacionalización no se hubiera concretado», es, por decir lo menos, grosero e injusto.



La FTC no tiene ninguna potestad distinta a la de cualquier otra organización social y política para impedir en el país, la aplicación de la Ley Orgánica Constitucional sobre Concesiones Mineras y el D.L. 600 sobre Inversión Extranjera, dictado en la Dictadura y mantenido durante los Gobiernos de la Concertación. Por cierto, no compartimos en lo más mínimo esta Ley Minera, y en lo que ha estado a nuestro alcance, hemos planteado nuestro rechazo a esta legislación desde su origen y hemos apoyado iniciativas legales que buscan modificarla, incorporando al cobre como sustancia no concesible. Sin ir más lejos, los citados columnistas pueden darse el trabajo de revisar las resoluciones de nuestro último Congreso Nacional realizado en abril de 2007 en que planteamos unánimemente estos puntos, visitando nuestro sitio www.ftc.cl. Humildemente pensamos que con una amenaza de paro de un par de días, los legisladores no habrían modificado estas leyes, que a juicio nuestro son lesivas para el interés nacional. Acusarnos a nosotros, es equivalente a culpar al Partido Comunista o a cualquier otra organización social de que habría bastado su oposición para impedir esta inconstitucionalidad.
B. Culparnos de la pérdida de competitividad y favorecer una mayor participación de las empresas privadas en la producción de cobre en Chile es un juicio que carece de todo fundamento. Desde 1993 a la fecha, en que he sido honrado democráticamente por mis pares con el liderazgo de la FTC, nos hemos caracterizado por luchar en pos de asegurar el crecimiento y la expansión de Codelco 100% estatal, con el fin de defender su posición de primer productor de cobre a nivel mundial.



Efectivamente en términos relativos, Codelco ha perdido participación en la producción nacional. Desde el año 71 al 2007, ha pasado de producir 600 mil toneladas a 1 millón 750 mil toneladas de cobre fino, con leyes de mineral promedio substancialmente más bajas. Por otro lado, en el período 2000 – 2006 Codelco ha invertido US$ 7.902 millones y sus excedentes han sido de 19.560 millones de dólares. Hoy respaldamos un plan inversional para el período 2007-2010 superior a los US$ 10.000 millones y hemos demandado una agresiva estrategia de crecimiento, para que en el largo plazo, Codelco llegue a participar con al menos el 50% de la producción nacional de cobre. Todos estos planteamientos están en la Segunda Propuesta Nacional de los Trabajadores del cobre, también aprobada unánimemente en el Congreso Nacional de la FTC.



Estos logros no han sido fáciles, ya que lo que prima en el país y en el mundo, es una visión privatista de las empresas públicas, por lo que haber defendido y expandido a Codelco como empresa 100% del Estado con éxito, en el actual escenario de correlación de fuerzas, es motivo de un legítimo orgullo de esta Federación.



Para ello ha sido fundamental asumir el desafío de la competitividad ya que para postular a recursos de inversión y financiar el crecimiento hay que ser competitivos. A su vez, para mejorar la competitividad, es clave aumentar la escala de producción. En esta lógica hemos estado de acuerdo con avanzar en una trayectoria que nos resitúe en el primer cuartil de costos de la industria, cuestión que ya logramos en el período 1994-2000.



C. Finalmente, se nos acusa de favorecer el trabajo precario y desmantelar a Codelco. Esta conducción sindical realizó su primera movilización en contra del dogma de las externalizaciones como herramienta privilegiada de administración de empresas. Hemos logrado regulaciones y una participación al interior de Codelco, estableciendo que éstas no son un fin en si mismo ni la única herramienta para ser competitivos. A su vez, hemos validado que es indudable que una política de autoabastecimiento de todos los servicios, insumos y bienes que Codelco requiere para producir el cobre catódico, es una política trasnochada que condenaría a la empresa a una fuerte pérdida de competitividad. Hoy en Codelco nadie discute que, por ejemplo, la alimentación o el transporte deben ser provistos, vía licitación por empresas que operan en esos mercados competitivos. Por ello, en Codelco se acepta que se debe administrar con una lógica de internalizaciones y externalizaciones, en función de criterios objetivos y comunes.



Ello, con el doble propósito de maximizar el Patrimonio Público invertido en Codelco y su capacidad de generación de excedentes anuales al Estado para contribuir a que éste cumpla con su insustituible rol social, al tiempo de respetar los derechos e intereses de los trabajadores del cobre, representados por sus organizaciones sindicales.



Sobre lo de favorecer el trabajo precario, simplemente es una acusación antojadiza y falsa. La FTC está firmemente a favor de promover el trabajo decente y digno, aumentar la cobertura de la negociación colectiva, el diálogo, concertación y pacto social, fiscalización estricta de las leyes laborales y provisionales. Cualquier otra insinuación sin ninguna evidencia concreta, es una política de desprestigio, que merece todo nuestro repudio y rechazo.



Es lamentable tener que destinar tiempo a responder ataques que promueven el divisionismo sindical, colocando a la FTC en oposición con otra organización de los trabajadores. Sin embargo, creo que no se pueden dejar pasar falsedades que dañan el prestigio de nuestra institución, que es respetada y que se respeta a sí misma, ya que como dice el refrán, quien calla otorga.



La Federación de Trabajadores del Cobre, que me honro en presidir, se enorgullece de ser una organización que desde su creación, en marzo de 1951, ha contribuido en forma manifiesta a la formación de organizaciones representativas de los trabajadores como la CUT y al desarrollo de Codelco como una empresa estatal al servicio de los intereses y necesidades de los sectores más desposeídos de nuestro país.



Como presidente de esta organización sindical, y de cara al país, seguiré defendiendo los legítimos intereses de los trabajadores de mi patria y luchando fuertemente por generar condiciones de equidad y progreso para los más postergados que son, en esencia, el motivo final de nuestra lucha sindical.



_________



Raimundo Espinoza. Presidente de la Federación de Trabajadores del Cobre

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias