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Para ser justo con los economistas chilenos, en Europa también hay huevones boludos, como sus colegas que después de reflexionar intensamente te dicen que si excluyes el precio de los combustibles y los precios de los alimentos, todo va bien, casi no hay inflación.


Como lo lees. Las previsiones para el precio del barril de petróleo indican que de aquí a fines de año estará en torno a los 200 dólares, aunque para ser precisos nadie sabe dónde diablos estará el billete verde, si es que aun está.



Los presidentes de los bancos centrales, unos fumistas de mucho cuidado, no saben qué hacer o hacen cualquier huevada, como el gobierno de Chile que pretendió resolver el cagazo tirando por la ventana mil millones de dólares en subvenciones a la contaminación de los 4×4, para no hablar de las proposiciones irresponsables de Jorge Pizarro y de Adolfo Zaldívar en el sentido de reducir los impuestos a los combustibles.



A Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE), se le ocurrió subir las tasas de interés de 4 a 4,25%, lo que ya es notable visto que durante más de un año no reaccionó a la mega crisis financiera de los «subprimes» sino fabricando dólares a mogollón para ayudar a los aliados americanos. Que eso disparase la inflación le tocaba una sin mover la otra, entre salvar a los especuladores o salvar el dólar no había donde perderse. Ahora, con una inflación rondando el 4,0% anual, o sea el doble del objetivo comunitario, Trichet hace como los alumnos de Harvard que creen que la inflación se combate subiendo los tipos.



Por su parte la FED (que también fabricó dólares como si no hubiese) bajó sus tasas de interés de 5 a 2% en un año y no tiene la intención de subirlas aunque la inflación en los EE.UU. está por encima del 5% en ritmo anual.



Ni los chinos ni los japoneses tampoco, lo que deja al BCE solito aumentando el precio del dinero y provocando sin duda una nueva baja del dólar con relación al Euro, -de cuanto no me preguntes, no soy ni pitoniso ni economista (que viene a ser como lo mismo)-, y atrayendo la furia de Sarkozy quién criticó al pobre Trichet: «Si uno no puede dar una opinión con relación a cómo afrontar los problemas económicos ya no estamos en democracia». Independencia del Banco Central mon cul!, los únicos que creen en tales sandeces viven en la copia feliz del edén o fueron lobotomizados en Washington.



¿Y los economistas? ¿Qué piensan los economistas? Que la subida del precio del petróleo es una bendición, gracias Señor, si aumenta el precio de los transportes habrá que modificar el modelo globalizador y fabricar cerquita de casa e incrementar la investigación destinada a reemplazar los combustibles fósiles creando mucho empleo calificado. Casi racional, uno los desconoce si no fuese porque temen «los efectos de segunda vuelta» lo que en cristiano quiere decir no se te ocurra pedir un aumento de salario para equilibrar el alza del costo de la vida porque eso traería consigo otra subida de precios para absorber el aumento de salarios, ya ves para donde voy, así llegaríamos a una espiral inflacionista de mil pares de cojones, nunca te importe que la inflación actual la dispararon ellos fabricando dólares para salvar a los especuladores, tú aprietas el cinturón y calla.



Para ser justo con los economistas chilenos, en Europa también hay huevones boludos, como sus colegas que después de reflexionar intensamente te dicen que si excluyes el precio de los combustibles y los precios de los alimentos, todo va bien, casi no hay inflación. Como dice mi pata Kouyoumdjian, si el personal no come, se caga de frío en invierno y no saca ni el auto ni la moto para ir a trabajarÂ… las previsiones de los economistas siempre se cumplen.



¿Qué hacer?, ¿Ah? ¿Tomar tecito, usar el Transantiago y calentarse con leña? No, me refiero a qué hacer con relación a la inflación, a la especulación, a las tasas de interés, al desempleo que crece con las subidas de las tasas de interés, y a la caída de las Bolsas que estas últimas traen consigo (a mi me da igual pero, tú, pobre futuro jubilado sifilítico tienes tu platita en las AFPsÂ…), ¿Qué hacer? ¿Ah?



Servidor tiene su opinión al respecto pero contaminado con el ejemplo de tanto «experto» chileno que cobra sus consultorías en UF, no hablo si no me pagan. Y por favor no en dólares, que ya es moneda de Monopoly, sino en barriles de petróleo, en sacos de arroz o de harina, o en su defecto en Kilowatts/hora pero en Chile, en donde cobran la electricidad como les sale de la punta del nabo, para eso estamos en un país en donde nos hicieron creer en el paraíso del libre mercado.



Mientras me llega el billete un solo consejo: Ä„aprieta las nalgas!





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*Luis Casado es economista.


  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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