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La señora Juanita salió del closet

Si bien un jarro de agua en las ropas de la ministra no es algo muy amistoso, echarla del colegio fue un exceso. Para ser honestos, me parece más grosero e insultante para nosotros, los ciudadanos, que los honorables diputados jueguen a la pelota mientras están en clases, rectifico, en sesión. Ä„Sí parecían cabros chicos en recreo! y pocas lucas no ganan.


Por Luis Correa Bluas*



No entiendo. ¿Al final esta niñita Música va a estudiar o no el segundo semestre en algún colegio?, me preguntaba hace unos días mi madre.



Si bien un jarro de agua en las ropas de la ministra no es algo muy amistoso, echarla del colegio fue un exceso. Para ser honestos, me parece más grosero e insultante para nosotros, los ciudadanos, que los honorables diputados jueguen a la pelota mientras están en clases, rectifico, en sesión. Ä„Sí parecían cabros chicos en recreo! y pocas lucas no ganan.



Trato de imaginar a los diputados peruanos o bolivianos jugando a la pelota mientras se discute el Presupuesto de Defensa de la Nación. Inimaginable.



De ahí que resulta brutal que los representantes del Estado, el mismo que ha sostenido que en su territorio actúa una organización militar mapuche para hacerse por las armas de los predios de empresas agrícolas, chuteen la pelota en horas de clases.



Eso es no tener vergüenza nomás, me diría un buen amigo.



El Estado de Chile, que mantiene permanentes conflictos territoriales con sus vecinos y que hoy -según afirman sus representantes- enfrenta una guerrilla, no es precisamente un Estado que se pueda dar el lujo de gastar casi diez millones de pesos mensuales en cada uno de sus diputados para que estén absortos en una pichanga.



Ä„A los diputados también nos gusta el fútbol! justificaba un UDI por la TV, mientras le toca la pelota a un RN quien la pierde con un independiente, y un radical dispara contra el arco que defiende un PS, que hace lo posible para que el equipo no pierda la calidad de invicto y sus jugadores no se hagan autogoles.



Hemos perdido la seriedad. No me refiero a la de los tontos graves del vecindario, sino la que es preciso tener en los asuntos que se debaten en el ágora contemporánea.



No es serio hablar de guerrilla en Ercilla, a menos que el Estado esté dispuesto a declarar como grupo beligerante a los guerrilleros y reconocer, de acuerdo a la Convención de Ginebra, la existencia de un conflicto armado.



No es serio que los representantes elegidos por el voto popular, como gustan de decir algunos, jueguen a la pelota mientras se discuten proyectos sobre Defensa Nacional.



Y no es serio que expulsen del colegio a Música, cuando para ser honestos quién no hizo su tarea fue la ministra Mónica Jiménez, como representante de un Estado que ha ofertado derechos y prestaciones que no ha sabido garantizar y ejecutar.



Con Lagos de candidato, la señora Juanita salió del closet a cobrar las facturas impagas durantes estos años, y habrá que rendirle cuentas y éstas deberán ser claras, pues ahora ella sabe que su voto sí vale y mucho.



*Luis Correa Bluas es abogado

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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