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Deuda Histórica y Presupuesto 2009

Existe el acuerdo de instalar una comisión que estudiar propuestas concretas para compensar, a lo menos en parte, el daño que sufrieron los profesionales de la educación con ocasión de la municipalización de la misma. El pagar esta deuda histórica es un deber ético. Y aunque es imposible …


Por Juan Pablo Letelier*

Los últimos 18 años de la reconstrucción y profundización democrática ha ido acompañada de sucesivas demandas sociales. La discusión de la Ley de Presupuesto para el año calendario 2009 ha servido como catalizador de demandas largamente reclamadas por diferentes actores de la sociedad.
 
Las “deudas históricas” originadas durante la dictadura militar tienen variantes; por un lado, la deuda histórica con los profesores, los deudores habitacionales ex AFAP, que tienen un claro origen en un accionar del Estado, en ese tiempo dictatorial, que arrasó con derechos laborales y patrimoniales de algunos actores. Y por otro lado con las “deudas sociales”, esencialmente referido a la situación de los deudores habitacionales de los Programas PET  y otros,  donde la identificación del estado de necesidad de los beneficiarios fue, por decir lo menos subestimada.
 
Mas allá del intento algo vergonzoso de la Alianza por Chile de utilizar el drama de miles de profesores que a principios de los ochenta, con ocasión de la municipalización de la educación, fueron despojados de un conjunto de derechos laborales, que no sólo significó una expropiación de sus derechos de indemnización por la caducación unilateral de sus contratos laborales con el Ministerio de Educación, así como la pérdida de derechos adquiridos que les garantizaban significativas mejoras en las condiciones de jubilación, lo importante es valorar lo que hoy se ha avanzado.
 
Existe el acuerdo de instalar una comisión que estudiar propuestas concretas para compensar, a lo menos en parte, el daño que sufrieron los profesionales de la educación con ocasión de la municipalización de la misma. El pagar esta deuda histórica es un deber ético. Y aunque es imposible realmente reparar todo el daño causado, es fundamental en primer término es garantizar el principio de que cuando el Estado causa un daño éste debe repararlo. Como será este pago de la Deuda Histórica, es difícil precisar hoy. Pero que hoy exista una luz de esperanza es una muy buena noticia para miles de profesores y profesoras.
 
Si a lo anterior se suma la realidad de los deudores habitacionales, la situación se torna mejor. Ya hace dos años la presidenta Bachelet en un acto de tremenda justicia histórica entregó una solución para varias decenas de miles de deudores Serviu y Serviu Banca. Esto ha permitido que más de 190 mil familias hoy sean propietarias de sus casas.
  
¿Cuál fue el origen de estas medidas de alivio a estos primeros grupos de deudores habitacionales? el avance de las políticas habitacionales del Gobierno de la Presidenta Bachelet. Específicamente, se consideró que en tanto las nuevas políticas habitacionales sólo exigían 20 UF de ahorro para que las familias de los primeros dos quintiles obtuvieran un subsidio para comprar sus casas, sin quedar pagando ningún tipo de dividendos, era justo buscar algún aporte relevante para aquellas familias que habían postulado con anterioridad a estas nuevas políticas a los programas de vivienda social del Ministerio de la Vivienda.
 
Sin embargo, en materia de vivienda si bien las acciones a favor de los deudores de los programas de vivienda básica Serviu, así como de los programas habitacionales Serviu-Banca han sido de un éxito y de una justicia por todos reconocidas, no es menos cierto de que han existido otros programas habitacionales  a los cuales accedieron miles de familias que siendo de los primeros dos quintiles, en el actual lenguaje de la Fichas de protección social con puntajes menores de los 11.734 puntos, hoy cargan con deudas bancarias que desde todo punto de vista son claramente excesivas.
 
¿Cómo se llegó a esta situación de los deudores de los programas PET? A juicio personal esto ocurrió por tres factores: 1) Por un lado las autoridades del Ministerio de la Vivienda de la época, eran irresponsables al momento de evaluar si los que postulaban a las vivienda sociales a través de este nuevo mecanismo era verdaderamente sujetos de crédito o no, 2) empresas constructoras que habían encontrado en la construcción de estas conjuntos habitacionales un mecanismo de trabajo que le garantizaba, sin riesgo alguno el financiamiento de sus obras con márgenes de utilidades muy interesante y; 3) LO MAS GRAVE, HUBO UN “APROVECHAMIENTO” del Estado de necesidad de los que postulaban a estos programas de vivienda. Donde por acreditar un mayor ahorro, los postulantes podían “saltarse” la lista de espera, por así llamarlo. ¿Cual fue el problema? Muy sencillo, muchas, sino la mayoría de estas familias vivían en condiciones muy precarias, allegados, en campamentos, etc., y en estas condiciones estaban dispuestas a firmar cualesquier papel que se les pusiera por delante con tal de contar con las llaves de una casa.
 
Esta realidad ha sido dramática para miles y miles de familias.
 
Estamos muy contentos que la Presidenta Bachelet haya accedido a firmar dos acuerdos el en marco del debate de la ley de presupuesto para el año 2009. Se constituirá dos grupos de trabajo con fecha de término para proponer soluciones a estos dos grandes problemas; una herencia del abuso que sufrieron los profesores de la  época dictatorial;  los otros víctimas de una política habitacional, que a diferencia de ahora, no focalizaba correctamente las ayudas del Estado, transformándose este, aunque fuera involuntariamente, en el cómplice de una situación social explosiva.
 
El que podamos, mas allá de las turbulencias financieras internacionales, y de las periódicas contiendas electorales que en ocasiones lleva a que temas de esta trascendencia sean “mal usadas” por algunos actores políticos, hoy debemos estar contentos que Chile siga avanzando y dando el ejemplo a nivel mundial de su capacidad de hacerse cargo de los problemas de justicia social que aflora en nuestra dinámica sociedad.
 
De la misma manera confío que al momento de proponer las soluciones nadie se olvide que saldar las deudas históricas al igual que el resolver el dolor de decenas de miles de deudores habitacionales, no será gratis. En palabras de Milton Friedman, destacado economista que inspiró a varios ideólogos de nuestro país, en la década de los setenta y ochenta, “NO existe el almuerzo Gratis”. Es decir, si la sociedad chilena honestamente desea solucionar estos problemas, ella deberá analizar de donde saldrán los recursos para pagar estas deudas. Soy un firme defensor de la solidaridad y confió que mañana nadie se restará para ayudar a financiar una solución seria y responsable a estas deudas que surgen en tiempos remotos.
 
*Juan Pablo Letelier es senador del Partido Socialista

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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