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A campo abierto

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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La posición en que han quedado las fuerzas políticas ahora es diferente, lo que demuestra una vez más el carácter de poder político autónomo que tiene Ricardo Lagos, tal vez el más díscolo de los concertacionistas aunque siempre clame por disciplina…


Por Santiago Escobar*

Ricardo Lagos ha cambiado, una vez más, el escenario político nacional con un fuerte golpe publicitario. Su decisión, al parecer a firme esta vez, de no ser candidato presidencial el año 2009 conmovió la política y abre nuevas perspectivas presidenciales para la Concertación.

Por una parte parece consolidar la opción de Eduardo Frei Ruiz- Tagle, pero por otra favorecer un revival de José Miguel Insulza.

Es efectivo que tal situación pone la perspectiva de una primaria concertacionista centrada en estos dos candidatos como una posibilidad cierta, y acelera los tiempos políticos del oficialismo. Pero subsiste la duda sobre que hará el PPD al quedar sin candidato y si el PR persistirá en su candidatura testimonial. También es incierto cómo evolucionará el escenario social y económico durante el año 2009 y como influirá la política.

El cuadro tiene entonces una enorme variedad de luces y de sombras que requieren de una mirada más pausada para percibir todos sus matices. En estricto rigor sólo se ha barajado, una vez más, el naipe de las opciones presidenciales de la Concertación en una  ronda que deja abierto el campo para los apoyos transversales en una y otra dirección. Y que perfectamente puede jugarse en un par de rondas más en el futuro, si no iguales al menos parecidas.

En el aceleramiento político provocado por el anuncio de Ricardo Lagos la posición más amenazada es la de Eduardo Frei, hasta este momento su principal rival, aunque suene paradojal. Para hacer viable su candidatura, trabajada con mucha voluntad durante meses, este debe consolidar los apoyos que ha ido convocando merced a un discurso sólido y audaz. Sobre todo en los otros partidos de la Concertación, que contracorriente de la ambigüedad exhibida por Lagos e Insulza, lo consideran desde temprano como la opción concertacionista más clara.

Sin embargo, su candidatura ha quedado sometida a un intenso estrés de definiciones programáticas y acuerdos políticos, en primer lugar al interior de su propio partido, que si no se resuelve bien y rápido, pueden terminar con su candidatura en un pantano. El  se ha movido hasta ahora de manera impecable en su posicionamiento público, pero su inserción no es masiva en la sociedad, es un liderazgo duramente trabajado, y sus equipos si bien exitosos hasta ahora, se perciben un tanto cerrados para consolidar una situación de amplio apoyo al interior de la Concertación.  

La percepción es que Frei debiera hacer el mayor esfuerzo para ganar la primaria ahora, antes que ella empiece a organizarse, para transformarla en un gran acto de legitimación electoral ciudadana y de participación política de su candidatura cuando efectivamente se realice.

Por otra parte, el escenario que se abre para José Miguel Insulza es un segundo aire para la eventualidad que decida ser candidato. Están todas las condiciones para que así sea, aunque prima la sensación de que sus largas cavilaciones lo están haciendo llegar tarde a la competición.  Las fuertes  invocaciones de Camilo Escalona y Marcelo Schilling desde fines del año pasado para que abandonara la OEA y se decidiera a competir no le hicieron mella y siguió esperando.  Si en su próximo viaje no anuncia que se viene a competir, lo que en todo caso no ocurriría antes de enero o febrero del año entrante, es mejor que sea un viaje de despedida y apoyo a Eduardo Frei.

Por otra parte, el apoyo explícito de Ricardo Lagos, que para muchos debiera haberse producido hace varios meses, fuerza una imagen de bloque progresista que no tiene mayor sustento en torno a la figura de Insulza. Sobre todo en el PPD donde parte importante de la militancia preferiría entenderse con el candidato DC.

La posición en que han quedado las fuerzas políticas ahora es diferente, lo que demuestra una vez más el carácter de poder político autónomo que tiene Ricardo Lagos, tal vez el más díscolo de los concertacionistas aunque siempre clame por disciplina. Ello es lo que le da una permanencia y lo deja siempre en la primera línea de la acción política nacional. A él no le gusta tal vez el apelativo, pero dicho con mucho respeto, es lo más cercano a un caudillo que tiene la política nacional.

 

* Santiago Escobar es abogado y analista político y de defensa.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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