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Las dudas pendientes en la colusión de las farmacias

El mercado farmacéutico tiene aún una serie de misterios por aclarar. El primero es la relación entre las grandes cadenas con los laboratorios nacionales y extranjeros. Es imposible un alza simultanea de precios de 200 medicinas, sin un vínculo con los laboratorios que las producen…


Por Ernesto Benado*

La opinión pública todavía no se repone de la sorprendente ruptura del poderoso cartel farmacéutico. Además las Asociaciones de Consumidores  comprueban las grandes falencias de la actual legislación: no es posible una rápida indemnización  a los  compradores de medicamentos  usando las demandas colectivas. El Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, sólo puede aplicar multas que van a beneficio estatal, nada llega a los consumidores.

El proceso de conciliación pactado por una de las cadenas farmacéuticas todavía está pendiente, pero  no hay una  explicación clara  por parte de la Fiscalía Nacional Económica sobre qué provocó  el reconocimiento  de la colusión por uno de los tres actores en el cartelizado mercado.

¿Se contó con pruebas testimoniales o documentales desde dentro de una de esas organizaciones? ¿Son tan contundentes, que la cadena FASA se sintió obligada a  aceptar la colusión y a entregar los detalles de ésta?

Seguramente el avance en este proceso  va a aclarar los hechos y  va a comprometer a las otras grandes cadenas, pues no se puede coludir  una cadena por si sola. La colusión implica varios actores en un mercado.

También la acción de la FNE ha puesto en duda la eficacia de la labor del SERNAC. ¿Por qué si durante 6 meses se efectuó un alza inusitada y simultanea de precios en un rubro básico de consumo, el SERNAC no la detectó, ni la informó al público?

¿Es porque carece de atribuciones legales o de recursos para investigar?

Creo que el país se merece una explicación.

El mercado farmacéutico  tiene aún  una serie de misterios por aclarar.

El primero es la relación entre las grandes cadenas con los laboratorios nacionales y extranjeros. Es imposible un alza simultanea de precios de 200 medicinas, sin un vínculo con los laboratorios que las producen o distribuyen. ¿Existe un vínculo de propiedad oculto con uno o más laboratorios detrás de cada cadena farmacéutica?

También existe  una gran duda sobre las cifras del monto global  que implica el negocio de las farmacias. La información  oficial  de las tres cadenas  implica una venta anual de U$ 1.100 millones al año. ¿Es esa cifra  la de las ventas al público o representa las compras a los laboratorios? ¿Incluye las ventas de  de los productos para farmacéuticos como cosméticos o es sólo de medicinas?

Cuando la cadena Salco Brand tenía a sus propietarios originales, antes de venderse al grupo Yarur, uno de sus  ejecutivos y propietarios declaró a la prensa que la cadena estaba llegando a ventas de 900 millones de dólares anuales. Eso indicaría un mercado anual cercano a los 3.000 millones de dólares, cifra que se estima más cercana a la realidad.

Porque las cifras no cuadran: si las tres cadenas  reconocen mantener 1.300 locales de ventas y sólo venden  US1.100 millones al año: ¿Cada local en promedio sólo vende US$850.000 al año, o sea  510 millones de pesos al año o 42 millones mensuales?

No son cifras creíbles para justificar un negocio que se ha expandido enormemente en los últimos años. También este punto merece una aclaración de las autoridades  que tienen en su poder las cifras declaradas mensualmente del  IVA. Serviría además para conocer los  márgenes comerciales del negocio que algunas fuentes  aproximan al 80 por ciento.

Lo que queda claro hasta ahora es que la legislación no protege a los consumidores por las violaciones a la libre competencia. No hay un vínculo entre la ley de Defensa de los Derechos del Consumidor y la Ley de Defensa de la Libre Competencia. Las violaciones a ésta última también deben posibilitar  demandas colectivas. Y por último, lo más importante, no debe exigirse, como lo hace la actual legislación identificar claramente cual es la indemnización que corresponde a cada consumidor afectado por un cobro, sino permitir que se determine la suma total del daño causado y que sea el juez el que determine como se resarce a cada consumidor a partir del daño total.

Los consumidores esperamos que  la reciente exitosa acción de la FNE  inicie una serie de cambios en el mercado farmacéutico en defensa de la salud y la economía de los consumidores chilenos.

*Ernesto Benado es director de Conadecus.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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