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Cómo fabricar las 120 mil casas

Pero nada impide que en el lapso de unos pocos meses se instalen en terreno fábricas que produzcan en serie paneles de madera y estructuras metálicas.


Como siempre parece que las emergencias dependen de la disponibilidad de recursos y que ese es un problema que deberá ser  resuelto por el Ministerio de Hacienda y sus asesores.

Felizmente la escasez de recursos no parece ser lo más apremiante y  sólo se discute la fuente de ellos y a que mezcla de fuentes se recurrirá.

Pero lo que aún no se analiza es como se hará para que los recursos financieros se transformen en casas dignas y no de emergencia.

Hay dos hechos que se deben resaltar:

A pocos días del terremoto las empresas de celulosa Arauco declararon que parte de su aporte sería instalar dos fábricas para proceder a construir  casas para su personal damnificado. Es decir, las casas pueden fabricarse en serie si existe la capacidad y la infraestructura apropiada.

El segundo es que según la experiencia de diversos sismos en Chile, las estructuras habitacionales, hechas con estructuras metálicas y con paneles de madera, son las más  resistentes  y que proporcionan, incluso para viviendas de dos pisos, las mejores condiciones  ambientales.

Será inevitable que durante algunos meses  para la gente que está en peores condiciones se usen las llamadas mediaguas para proteger de las lluvias y el invierno.

[cita]Pero nada impide que en el lapso de unos pocos meses  se instalen en terreno fábricas que produzcan en serie paneles de madera y estructuras metálicas. [/cita]

En tiempos antiguos el Estado tomaba la iniciativa y creaba una empresa  para fabricar los elementos constructivos y otra empresa para instalar las casas nuevas en  terreno.

Dado el dogmatismo reinante  en los equipos de gobierno  y en impedir a toda costa que el Estado se asocie a  proyectos productivos, las nuevas plantas deberían darse en concesión a empresas privadas, asegurándoles cierto porcentaje de rentabilidad o dándoles contratos  en base  a costos reales más un porcentaje sobre el valor de las obras.

Cualquiera que sea el sistema de contratar  será necesario que su operación se descentralice y se instalen varias fábricas regionales y empresas instaladoras que contraten y absorban la mano de obra disponible. Aquí se pondrá a prueba la capacidad empresarial y la voluntad de servir de los empresarios que están administrando el Gobierno.

Ernesto Benado es director de Conadecus

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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