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Día del joven combatiente: otras explicaciones

Raúl Zarzuri y Mauricio Salinas
Por : Raúl Zarzuri y Mauricio Salinas Raúl Zarzuri es sociólogo del Centro de Estudios Socio-Culturales (CESC). Mauricio Salinas es abogado y secretario dela Corporación Ciudadanía y Justicia.
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O es que, los medios de comunicación masivos reevaluaron la forma de enfocar la noticia, minimizando precisamente los hechos, o tratándolos, ahora, con la exacta medida de su importancia.


Como todo un éxito para el nuevo gobierno, fue calificada por parte de la generalidad de los medios de comunicación la forma en que se enfrentó el llamado “día del joven combatiente”. Los principales diarios titularon: “…la noche más tranquila en al menos 10 años” o “…transcurre con incidentes menores”. Este era el consenso en materia de noticias en la prensa, destacándose las palabras del subsecretario de Interior, Rodrigo Ubilla, quien explicaba la disminución de la violencia, por la “acabada planificación” realizada para contener desmanes y hechos de violencia, como si en los gobiernos de la Concertación, no hubiese existido planificación. ¡Misión cumplida entonces!

Ubicándonos entre los desconfiados de siempre, nos parece claro que esto es un cambio significativo en la forma de presentar las noticias El consenso en años anteriores por parte de los medios de comunicación, era la inusitada y extrema violencia que se vivía en este día, cuestión que se proclamaba y se alimentaba, en ocasiones y seguramente sin querer incluso por parte de los gobiernos anteriores. Entonces, ¿qué ha posibilitado tener esta evaluación tan exitosa? ¿Es que el actual gobierno lo ha hecho mejor que la Concertación –con sólo 18 días en el gobierno- en materias de seguridad y contención de la protesta social?  O es que, los medios de comunicación masivos reevaluaron la forma de enfocar la noticia, minimizando precisamente los hechos, o tratándolos, ahora, con la exacta medida de su importancia. Entonces, no más titulares centrales con grandes letras proclamando el estado de inseguridad; no más titulares alarmistas; no más fotos espectaculares; no más noticieros televisivos llenos de filmaciones, con gritos, sonidos de disparos y otras imágenes de violencia, como los videos que aportó la alcaldesa Plaza, de Huechuraba (UDI) para desmentir las declaraciones del Gobierno. Sólo una noticia secundaria, donde las barricadas pasaron a llamarse “Pequeñas fogatas”; las turbas, grupos aislados y así suma y sigue. ¡Vaya giro! Es decir, mas allá, de si en la realidad material se produjeron más o menos hechos de este tipo, lo cierto es que cambió de forma radical, el enfoque y la manera de transmitir las noticias.

[cita]O es que, los medios de comunicación masivos reevaluaron la forma de enfocar la noticia, minimizando precisamente los hechos, o tratándolos, ahora, con la exacta medida de su importancia.[/cita]

Una cuestión que los medios han relevado como vitales para este “éxito”, se refiere tanto al apoyo que el gobierno mostró hacia la acción de las fuerzas especiales de Carabineros, como un conjunto de acciones de los mismos, como labores de inteligencia, coordinación con vecinos, identificación de puntos críticos, requisición de armas, etc. La pregunta que frente a estas afirmaciones queda rondando es: ¿Estas acciones necesitan una instrucción expresa del gobierno o la dirección por parte de este de su ejecución? Más pareciera que estas son parte de las técnicas y conocimientos específicos de las policías, y que esa es precisamente su función, encomendada directamente por la Constitución, las leyes y los reglamentos. Respecto de la actitud de los medios, es más fácil  intuir, como es lógico, que una comunidad mediática, con una perspectiva política común, especialmente en la prensa diaria y la televisión, afín al gobierno, cooperaría con lo suyo. Una conclusión similar es más difícil y riesgosa pensar respecto del actuar de las policías.

Otro punto interesante a poner atención, es una cierta tendencia que comienza a aparecer, de militarización de las situaciones relativas al tema de seguridad. El hecho que se haya  decretado toque de queda por parte de la autoridad militar, en una región donde los problemas derivados por este día nunca han sido significativos, es una demostración de esto. Está de más decir, que si bien la decisión apareció como privativa de las autoridades militares de la región, es obvio, que esto se hizo con el respaldo del  gobierno central y regional. Basta ver las declaraciones de la nueva intendenta, quién en días anteriores se mostraba a favor de la medida en la región, con tal de mantener el orden y la seguridad. Hay que señalar respecto de esto, que tanto las autoridades regionales como nacionales, habían señalado a la prensa que en Concepción “nunca había pasado nada” respecto de actos de violencia, y que sólo se habían realizado, en ocasiones anteriores, actos culturales en algunas universidades.

Así el copamiento por parte de la policía de los sectores conflictivos de la Región Metropolitana, y del personal militar en la región del Bío-Bío, el toque de queda, la utilización de aviones espías, etc. -reproduciendo el lenguaje utilizado por el actual gobierno y la prensa- se ha mostrado como eficaz en  controlar a las “turbas enfervorizadas” que se supone saldrían a provocar desordenes.

Por último, si se agregara a lo anteriormente dicho, el contexto de catástrofe, el cambio en la perspectiva de las informaciones, se revisaran los hechos efectivamente ocurridos en ocasiones anteriores, se tendría una explicación mas real e integral de porque ha sido un 29 de marzo más tranquilo. O quizás sea una tendencia que ya se venía produciendo, mucho más profunda, que tiene además otros factores. Como lo dijo el alcalde Zalaquett (UDI): “El año pasado ya había sido muy tranquilo” (De hecho, hubo menos detenidos que este).

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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