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Mal humor político


Como no vi el programa humorístico con las imitaciones que hizo Kramer de Marcelo Bielsa y Sebastián Piñera, no me había formado un juicio acerca de aquél, pero un periodista me ha enviado un cuestionario para saber mi opinión y acompañó la dirección de YouTube en que se encuentra dicho programa. Lo vi, me reí bastante, y encontré inexplicables las declaraciones y amenazas que han proferido a raíz de él algunos parlamentarios y dirigentes afines al Gobierno.

Yo crecí en la tradición de que el humor político se hacía a costa de la imagen y la majestad de quienes ocupaban altos cargos o la Primera Magistratura. Cuando yo era niño, hasta había una tira cómica en una revista, cuyo protagonista se llamaba «Don Gabito», en la cual se buscaba hacer reír a costa de los defectos del Presidente. Nunca supe que hubiera habido protestas o represalias del gobernante y sus partidarios por eso.

Había una revista de sátira política, «Topaze», que ridiculizaba a todos los personajes públicos. En una oportunidad el Presidente Arturo Alessandri, a quien representaban como un león domesticado por el general Ibáñez, se ofendió gravemente por el contenido de la publicación y ordenó a Investigaciones requisarla. Pero eso quedó como uno de los episodios negativos de la gestión del gran gobernante, como lo fue el mismo don Arturo, particularmente en su segunda presidencia.

El propio Salvador Allende debía aceptar apodos y ridiculizaciones bajo su gobierno de mil días. El diario «Tribuna» lo apodaba «Bigote Blanco» y hacía hincapié en que vivía amenazado por un agente norteamericano llamado Johnnie Walker. Allende cometió atentados contra la libertad de expresión, pero motivado por la oposición política seria que estaba soportando, y no por las humoradas, que dejó pasar, porque dentro de la tradición chilena siempre se ha caricaturizado e imitado a los Presidentes, incluyendo al del Gobierno Militar. Algunos humoristas tenían como principal oficio personificar a Pinochet. Y antes de eso Manolo González se había especializado en hacerlo con Jorge Alessandri.

En Londres, cuando gobernaba Margaret Thatcher, tuve oportunidad de ver en la TV un sketch en que la representaban a ella y su marido en la puerta de un bar y completamente ebrios. El diálogo era muy divertido y nadie protestó allá por eso. Y si uno ve en el cable el programa «Saturday Night Live», frecuentemente hallará personificados a diferentes políticos norteamericanos, presentados en las más ridículas situaciones. Ninguno se ofende, porque se supone que sólo es humor.

El episodio chileno que se ha subido a YouTube ahora es completamente intrascendente. Se trata de una pieza de humor absurdo y de dos imitaciones caricaturescas, que enfatizan rasgos y defectos de Bielsa y Piñera. No quita ni pone en relación al episodio que ambos protagonizaron y TVN sólo lo ha aprovechado para hacer un sketch irreverente y divertido que, por lo que se puede apreciar en el audio, fue muy disfrutado por el público presente y, me imagino, por los telespectadores.

Pretender elevar eso al grado de crisis en el canal público y amenazar con reemplazar a su plana mayor habla muy mal tanto de quienes buscan defender así al gobernante como también del concepto que ellos tienen sobre la libertad de expresión y la autonomía del canal estatal.

Los políticos tienen que estar siempre dispuestos a perder votaciones y elecciones, pero lo que no deberían perder nunca es el sentido del humor.

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