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El mapa de la estigmatización

Por: Carlos Mora J., Defensoría Penal Pública


Señor Director:

Preocupante, por decir lo menos, resulta la información emitida por un diario de circulación nacional el día 22 de octubre de este año. El reportaje, titulado “Este es el mapa del choreo en Chile”, muestra un mapa de todo nuestro país con las caras y antecedentes delictuales de 96 personas etiquetadas como “lo más selecto del flaiterío criollo” y los “rateros más catetes”.

Los datos, supuestamente, fueron obtenidos por el OS-7 de Carabineros y luego trasladados a la prensa y, por lo mismo, no resulta sorprendente que tengan el nombre completo de cada persona, el apodo, sus condenas, su foto  y su actual estado en materia de privación de libertad.

Si el afán es dar un boletín informativo respecto del estado de la delincuencia, pues basta con dar ciertas cifras que permitan determinar si es que ésta ha aumentado o disminuido. Entregar datos determinados respecto de personas que están en libertad pareciera tener sólo un afán perjudicial, en términos de sindicar con el dedo acusador a ciertas personas como delincuentes. La pregunta es ¿por qué un diario de circulación nacional tiene la necesidad de mostrar con nombre y apellido la foto y los datos de ciertas personas que ya han respondido con su libertad por un error que ya cometieron? Eso pareciera ser un llamado abierto a la autotutela, que no es más que la justicia por mano propia o mejor dicho: la venganza.

Es cierto que algunas de estas personas han defraudado el pacto social, que han actuado de manera contraria a derecho, pero también es cierto que varios de ellos han cumplido su correspondiente condena y con eso respondieron en la medida que la ley exige  ¿Se justifica a la luz de un Estado de Derecho volver a juzgarlos a través de la opinión pública o, peor aún, a través de la sanción privada? La respuesta es no. Información de este tipo no sólo resulta ser contraria a derecho, pues pugna con el principio de inocencia y con el derecho a la privacidad; resulta también que este tipo de información es reprochable incluso por razones humanitarias, ya que a lo único que apunta es a la estigmatización social y a incentivar la justicia por mano propia, pues pareciera que ya no confiamos o no queremos confiar en la justicia estatal.

Lo que hay detrás de la delincuencia es un problema de justicia social, un problema de justicia política. Quienes delinquen hoy, con los costos que ello implica, probablemente lo hacen no pues es su mejor opción, sino que pues es la única opción. Cuando se habla del “círculo de la delincuencia”, se refiere a él como una especie de “círculo social”, todo lo contrario a una élite, todo lo cercano a una suerte de basura social. El problema es que este círculo no se interrumpe por inercia, este círculo se interrumpe porque hay políticas públicas que apuntan a eso y porque la ciudadanía toda colabora con esa finalidad.

Carlos Mora Jano
Jefe del Departamento de Estudios de la Defensoría Penal Pública

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