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Sebastián Piñera: en busca del tiempo perdido

Danny Monsálvez Araneda
Por : Danny Monsálvez Araneda Doctor © en Historia. Académico de Historia Política de Chile Contemporánea en el Depto. de Historia, Universidad de Concepción. @MonsalvezAraned.
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Tal vez el problema que enfrenta el Presidente Sebastián Piñera, no es su equipo de gobierno (cambio de Ministros), la falta de conducción, liderazgo, sino que la carencia de un proyecto con tiempos, ritmos y vías definidas o quien sabe, como señaló el propio Piñera en aquella mencionada crítica a Bachelet “…se preparó mucho para ganar, pero no para hacer un buen gobierno”.


En abril de 2006 el cientista político y otrora panelista del programa Estado Nacional de TVN, Oscar Godoy declaraba: “La derecha no está dando el ancho”; es más, en aquella entrevista el hoy embajador de Chile en Italia agregaba: “Uno no puede decir que tal o cual grupo no tiene ideas, pero sí puede decir que la derecha no está demostrando tener ideas. Volvamos al tema de la coalición fundada en un proyecto de país ¿Cuál es ese proyecto de país…¿Pero dónde está? ¿Cuáles son las ideas matrices? (La Nación-Domingo, 16 al 22 de abril de 2006, p. 13). Ese mismo año, el integrante del CEP David Gallagher, comentaba: “En la derecha se ha instalado un populismo light” y al ser consultado por lo mala evaluada que tiene la derecha en las encuestas, agregaba: “Porque no hay propuestas. La derecha tiene una política que le ha servido en las campañas presidenciales, y es lo que los ingleses llaman “me too” (yo también). Si alguien dice que hay que subir las pensiones, la derecha dice: “Me too” y así en varios temas…Uno esperaría tener una derecha jugada por el desarrollo del país, pero no con un slogan, sino que con medidas concretas…” (La Tercera Reportajes, domingo 17 de septiembre de 2006, p. 10)

Para algunos analistas, después de un año y medio en el gobierno, con encuestas desfavorables y en medio de la actual coyuntura política, las expresiones de Godoy, Gallagher y seguramente varios otros, siguen teniendo vigencia. En ese sentido, de inmediato surgen algunas interrogantes: ¿qué pasa con la derecha que no logra concretar o llevar a la práctica su “nueva forma de gobernar” a través de la “coalición por el cambio”?, ¿Por qué el crecimiento económico, la creación de empleos, la aprobación de determinados proyectos no se traduce (directamente) en una buena evaluación del gobierno y el presidente?, ¿Será que el país, la sociedad chilena por un tema de cultura política no logra “empatizar” con el discurso de la derecha?

[cita]Tal vez el problema que enfrenta el Presidente Sebastián Piñera, no es su equipo de gobierno (cambio de Ministros), la falta de conducción, liderazgo, sino que la carencia de un proyecto con tiempos, ritmos y vías definidas o quien sabe, como señaló el propio Piñera en aquella mencionada crítica a Bachelet “…se preparó mucho para ganar, pero no para hacer un buen gobierno”.[/cita]

Haciendo un poco de historia reciente, en marzo de 2007, Sebastián Piñera daba a conocer una carta intitulada “En busca del tiempo perdido”, donde entre otras cosas manifestaba su preocupación por el bajo crecimiento económico a contar de 1998, el largo periodo de “vacas flacas” que se estaba experimentando, por lo deteriorado de la calidad de la política y por la “democracia que orgullosamente recuperamos”. En palabras del entonces ex candidato “el milagro chileno ya es historia”; además, lo mejor de la Concertación ya estaba en el pasado, por lo tanto tenía muy poco que ofrecer hacia el futuro. En vista de aquel (crítico) análisis, había llegado el tiempo de la “nueva alianza”, de un nuevo gobierno, por lo tanto, el gran desafío sería “demostrar y convencer a los chilenos que será un gobierno realizador, de paz y en beneficio de todos”, con capacidad de construir una “Nueva Mayoría” nacional, acogiendo a la mitad de los chilenos desencantados y desconfiados de la política y los políticos, para aquello “…un buen gobierno requiere planificación anticipada y profunda. El próximo gobierno durará sólo 4 años y los dos primeros, por no estar cruzados por elecciones, deberán ser los más fecundos. En consecuencia, el futuro gobierno de la Alianza debe iniciar su mandato con las ideas claras, proyectos definidos, equipos preparados”. (El Mercurio, domingo 18 de marzo de 2007, p. D 23). Entonces, ¿dónde está el problema? Es más, por aquellos mismos días Sebastián Piñera esbozaba una crítica al gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, al señalar “Pienso que Bachelet es una mujer bien intencionada y capas. Pero siento que no ha demostrado, como Presidenta, ni liderazgo ni la capacidad para hacer las cosas bien. La mejor prueba es su negativo primer año”, agregando “Para ser un buen gobierno y ser un buen Presidente se requiere mucho más que buenas intensiones, buena sonrisa y capacidad, se requiere liderazgo, tener las ideas claras y proyectos definidos” (La Tercera Reportajes, domingo 8 de abril de 2007, p. 11). Precisamente, conceptos como liderazgo, que junto a la capacidad para enfrentar situaciones de crisis y solucionar problemas, según las últimas encuestas, no son  muy favorables para el Primer Mandatario.

Todo parece indicar que aquella construcción mediática de campaña de la “nueva forma de gobernar”, la “coalición por el cambio”; expresiones como “ganar la batalla a la delincuencia y corrupción” (el primero de ellos mal evaluado en la última encuesta Adimark), “el gobierno de los mejores”, la “cultura de hacer bien las cosas” y el “24/7”, por estos días ya no “cautivan” o son poco verosímiles para la población.

Asimismo, la constitución de un gabinete de “excelencia”, conformado por personas con estudios de postgrados, otros vinculados al mundo empresarial y universitario privado, a la primera expresión de manifestaciones social y protesta, demostraron tener un exiguo manejo político y un desconocimiento para entender y enfrentar la complejidad de los procesos  y dinámicas sociales (movilizaciones).

Por ello, citando nuevamente a Godoy y al referirse a los «cuadros de la derecha” y sus estudios en el extranjero nos dice: “…ellos le tienen distancia y desconfianza a los grupos que se dedican a pensar. Si uno los invita a un seminario no van, quieren ser autosuficientes…En todas partes del mundo, la derecha no es amante de la ideas. Ortega y Gasset inventó el famoso termino que yo una vez usé y que puso a mucha gente furiosa: “La derecha boba”. Por eso justamente, por su miedo, su desconfianza a las ideas, y por privilegiar lo que ellos llaman, digamos, la experiencia y la práctica” (p. 14).

Entonces, ante el insuficiente manejo político que se ha tenido del conflicto estudiantil, se recurre a deslegitimar las movilizaciones, circunscribirlas a los actos de violencia o desorden, bien recurriendo a viejos argumentos como la alta ideologización y politización de los estudiantes o simplemente que detrás de las movilizaciones está la manipulación del partido comunista y sectores de la izquierda mas radicalizados.

Por momentos pareciera -citando nuevamente al entonces ex candidato Piñera en su crítica al gobierno de Bachelet- que este (la actual administración) “…sigue actuando como si estuviera en campaña, como si todavía fuera un proyecto de gobierno” (La Tercera Reportajes, domingo 11 de julio de 2006, p. 8). Es ahí uno de los puntos en cuestión, la presencia de un programa de gobierno, pero no de un proyecto. Como dice el filósofo Cornelius Castoriadis, un programa es la concreción provisional de los objetivos del proyecto sobre unos puntos juzgados esenciales en las circunstancias dadas. Es decir, el programa constituye aquella figura fragmentaria y provisional del proyecto. Y este último es la intención de la transformación de lo real, el “elemento de la praxis”. Por ello, “Los programas pasan, el proyecto queda”. (Castoriadis, 2007)

A la luz de lo señalado, tal vez el problema que enfrenta el Presidente Sebastián Piñera, no es su equipo de gobierno (cambio de Ministros), la falta de conducción, liderazgo, sino que la carencia de un proyecto con tiempos, ritmos y vías definidas o quien sabe, como señaló el propio Piñera en aquella mencionada crítica a Bachelet “…se preparó mucho para ganar, pero no para hacer un buen gobierno” (p. 10).

A la luz de los “porfiados hechos” pareciera ser que el gobierno y el presidente siguen “en busca del tiempo perdido”, el punto es que los días pasan, las dudas persisten y con toda seguridad los diversos sujetos y actores sociales seguirán bregando por cambios de fondo del sistema institucional.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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