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Primarias e igualdad de género: «no van de la mano»

René Jofré y Danae Mlynarz
Por : René Jofré y Danae Mlynarz Corporación Proyectamérica
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La paridad no forma parte de una política populista o de gancho electoral. La paridad representa un avance civilizatorio, por ello no puede salir de nuestra agenda pública. La paridad es parte de una lucha por más y mejor democracia.


El domingo 1 de abril se celebraron las primarias municipales de la Concertación para elegir a sus candidatos a alcaldes y alcaldesas en todas aquellas comunas donde había más de un candidato/a que hubiese cumplido con los requisitos previos (número de firmas que avalaran su candidatura, principalmente). El proceso fue una experiencia única en su tipo en Chile que terminó por cumplir un acuerdo firmado hace dos años por los partidos de la Concertación. Al principio, en los partidos, se escucharon muchas voces en contra sobre este mecanismo y no pocos jamás pensaron que el proceso se realizaría.

Hoy, una vez concluido el proceso es necesario no solo valorar lo que se hizo y felicitar a los dirigentes y los equipos que trabajaron para que esto se lograra, si no que, junto a ello, analizar críticamente los problemas del proceso para mejorar este mecanismo, que a nuestro juicio, llegó para quedarse.

Uno de los aspectos que ha sorprendido es la escasa participación femenina en el proceso, así como también, la baja cantidad de mujeres que serán nuevas candidatas en las alcaldías en Chile por parte de los diversos partidos de la Concertación. Al respecto, se ha escuchado “primarias e igualdad de género no van de la mano”, pero más allá de constatar el hecho, intentaremos analizar esta situación.

[cita]La paridad no forma parte de una política populista o de gancho electoral. La paridad representa un avance civilizatorio, por ello no puede salir de nuestra agenda pública. La paridad es parte de una lucha por más y mejor democracia.[/cita]

Creemos necesario establecer mecanismos ex ante para superar una situación de desventaja de la elección de candidatas mujeres en los partidos o, en subsidio, avanzar para que las elecciones primarias establezcan fórmulas concretas de discriminación positiva que permitan y fomenten una mayor participación de mujeres, de modo, que para la próxima elección primaria que se desarrolle, esperamos con marco legal, no sea esta la excusa para no avanzar en representación de la mujer en puestos de poder.

Se realizaron primarias en 141 comunas del país de un total de 345 municipios. Lo que equivale al 40,86% del total (excluida la comuna Antártica). Hubo 336 candidatos/as, de ellos 282 fueron hombres (83,9%) y 54 mujeres (16,07%). Las 54 candidatas mujeres se presentaron en 49 comunas. De ellas, 22 ganaron sus primarias.

Las 22 candidatas que ganaron sus primarias corresponden al 44,89% de los ganadores en los 49 municipios en que se presentaron. Este es un dato contundente para mostrar que la elegibilidad no es el problema. Sin embargo, esas mujeres que ganaron solo representan el 15,06% respecto del total de comunas donde se realizaron primarias.

Es decir, el problema es respecto al número de mujeres que “decide” o que llega a participar de este proceso. Asumimos, a partir de estos datos, que el problema se produce en las “barreras de entrada” que tienen las mujeres para participar de la primaria. Estas barreras tienen relación con competir por un espacio que es de “otro” y que generalmente, es masculino, copado por hombres y, por la falta de mecanismos de discriminación positiva en los partidos respecto a la selección de candidatos para los cargos de elección popular, esto “explica” que sólo el 12,5% de las alcaldías hoy en Chile están en manos de una mujer. Otros factores están referidos a los costos en tiempo, recursos físicos, humanos y económicos que implica el proceso de primarias.  Esto que es un desgaste por ser un proceso nuevo, para una mujer implica aún mayores dificultades.

Prueba de lo anterior, es que los distintos partidos de la Concertación llevaron un desigual número de candidatas, pero fueron coincidentes en su baja proporción.

Las 54 candidatas se distribuyeron de la siguiente forma: Independientes 10 (18,5%), PDC 10 (18,5%), PPD 16 (29,6%), PRSD 7 (13%) y PS 11 (20,4%). La proporción de candidatas mujeres por partido fue la siguiente: PDC (10,6%), PPD (22,8%), PRSD (17,07%), PS (13,41%). La proporción de candidatas independientes respecto al total de independientes fue de 20,4%.

Parece coincidencia, pero es más parecido a una colusión.

Las barreras de entrada en los partidos son las primeras que deben modificarse para que las mujeres participen del proceso de primarias y así se logre una más paritaria representación en los puestos de poder político. Para ello, los partidos políticos, deben tener un rol más activo en la selección de los y las candidatas que llevan a primarias proponiendo medidas innovadoras y efectivas. Para ello creemos que se debería establecer una cuota mínima de candidatas mujeres por partido para empezar. Esta cuota debería ir entre el 30% y el 40% que ya tienen algunos partidos en sus estatutos y el 50%. Es decir, ningún partido debería llevar un porcentaje inferior de al menos el 30% de candidatas mujeres a primarias. Situación que hoy ningún partido cumplió.

La dualidad del género humano cuestiona la neutralidad del poder político. Ya que es una neutralidad falsa, porque está garantizada por el monopolio masculino. La paridad no es un tema que debería interesarle solo a las mujeres, sino que a la sociedad toda para estar justamente representada y avanzar en democracia.

La paridad no forma parte de una política populista o de gancho electoral. La paridad representa un avance civilizatorio, por ello no puede salir de nuestra agenda pública. La paridad es parte de una lucha por más y mejor democracia. Hoy, cuando la ciudadanía cuestiona con fuerza nuestra institucionalidad política y sus niveles de representación es el momento de volver a instalar, junto con otros temas ciudadanos, el tema de la democracia paritaria. Para pasar de constatar un hecho a transformarlo. Que mejor que ello que avanzar en mejorar en este sentido los mecanismos de selección democrática de candidaturas que, desde el domingo 1° de abril, se han instalado, para quedarse.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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