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El Golpe de Estado de 1973 y la prensa de Concepción

Danny Monsálvez Araneda
Por : Danny Monsálvez Araneda Doctor © en Historia. Académico de Historia Política de Chile Contemporánea en el Depto. de Historia, Universidad de Concepción. @MonsalvezAraned.
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Las editoriales y columnas de opinión pasaron a constituirse en las referencias obligadas para dar cuenta de lo que —en opinión de estos periódicos— se estaba viviendo: conceptos como extremistas, enemigos, antipatriotas o malos chilenos, para catalogar a quienes se situaban en la vereda contraria al régimen, se harán constantes en estos espacios de opinión. Asimismo, se asumía la defensa del régimen en cuanto las informaciones que estaban circulando en el extranjero, las cuales obedecían a un campaña de desprestigio o desinformación de lo que realmente estaba pasando en Chile.


¿Cuál fue el papel de la prensa en espacios locales al momento del Golpe de Estado?, ¿fue una mera reproducción de lo ocurrido en Santiago, de lo que procedía desde las esferas del mundo castrense o tuvo sus propias expresiones y representaciones locales? ¿De qué forma la prensa en Concepción colaboró en la transmisión de ciertas imágenes y representaciones del momento, como por ejemplo, aquella del enemigo interno, los antipatriotas y extremistas?

Al momento del Golpe de Estado, tres eran los diarios que circulaban en la ciudad de Concepción, el más antiguo era Diario El Sur (1882), luego estaba Crónica (1949 y perteneciente a la misma empresa) y, por último, El Diario Color (1971) vinculado a los partidos Comunista y Socialista.

Los dos primeros habían mantenido una postura crítica con el gobierno de la Unidad Popular. El momento más complejo lo vivió diario El Sur el año 1972, cuando sus dependencias fueron ocupadas por un grupo de trabajadores partidarios del gobierno, con el objetivo que el diario pasara a control del Estado. Finalmente, después de dos meses de controversias, los empresarios, directivos y trabajadores lograron retener el diario y ponerlo en marcha. Este hecho no fue menor, en medio del conflicto político e ideológico que se vivía, los medios de comunicación fueron tomando posición respecto al apoyo o rechazo al gobierno de Salvador Allende. En ese cuadro, El Sur, su ubicó entre los medios opositores al gobierno socialista. Aquello era posible de apreciar en las informaciones que se entregaban, sus editoriales y respectivas columnas de opinión, dando tribuna a personajes y personeros que guardaban fila en la oposición.

En su edición del martes 11 de septiembre de 1973, El Sur editorializaba con el siguiente título la situación del momento: “La única salida”. Allí el periódico más antiguo y vigente de Concepción señalaba que la única salida a la crisis institucional por la cual atravesaba el país era la renuncia del Presidente Salvador Allende. Paralelo a su editorial, se reproducía una columna de opinión del padre Raúl Hasbún, uno de los principales críticos del gobierno, partidario del Golpe de Estado y de la dictadura de Augusto Pinochet.

[cita]Las editoriales y columnas de opinión pasaron a constituirse en las referencias obligadas para dar cuenta de lo que —en opinión de estos periódicos— se estaba viviendo: conceptos como extremistas, enemigos, antipatriotas o malos chilenos, para catalogar a quienes se situaban en la vereda contraria al régimen, se harán constantes en estos espacios de opinión. Asimismo, se asumía la defensa del régimen en cuanto las informaciones que estaban circulando en el extranjero, las cuales obedecían a un campaña de desprestigio o desinformación de lo que realmente estaba pasando en Chile.[/cita]

Lo cierto es que consumado el Golpe de Estado, tanto El Sur, como Crónica fueron reproduciendo las informaciones que emanaban desde el discurso oficial, asimismo, sus editoriales comenzaban a destacar la labor patriótica que estaban desarrollando las Fuerzas Armadas. Titulares como “Limpieza interna”, “Operación verdad”, “El Fascismo Rojo”, “Misión Patriótica”, eran el reflejo del sentir del diario y de quienes tenían tribuna por aquellos días.

En el caso de El Diario Color, éste fue intervenido por los militares y pasó de ser un medio vinculado a la izquierda, pro Unidad Popular, a legitimar el golpe y las acciones que se estaban desarrollando en el país y en Concepción.

Es decir, de los tres periódicos, que por aquel entonces circulaban en la capital del Bío-Bío, todos con mayor o menor intensidad transmitían informaciones en función de la nueva realidad nacional, incluso con un lenguaje y aparato conceptual propio de quienes habían dado el Golpe de Estado.

Crónica era sin duda el de mayor agresividad, podríamos decir de trinchera. Sus editoriales, columnas de opinión y noticias eran abiertamente pro golpe y muy críticos de la Unidad Popular y sus partidarios. Por ejemplo, el 15 de septiembre hablaba de “Operación limpieza en la U.”, días más tarde en su editorial del 19 de septiembre se refería a “Los grandes traidores”, en clara alusión a los partidarios de la Unidad Popular; sin embargo, será la difusión a gran escala del mítico “Plan Z”, a contar de la semana del 20 de septiembre, una de las informaciones que tendrá mayor cobertura y fuerza. “Plan Z” en Lota, Concepción, Tomé, San Pedro, Chillán, Lebu y así en otras localidades; es decir, en cada una de las comunas —de acuerdo al relato de este medio— existió un “Plan Z”, incluso en su edición del 17 de agosto de 1974 señalaba: “Un acierto. Hace un año revelamos existencia de Plan Z”. Lo cierto es que tanto El Sur, como Crónica, daban por verosímil la existencia de dicho Plan.

En la misma línea, El Diario Color, destacaba en sus páginas las millonarias donaciones que estaban realizando los habitantes de Concepción para el proceso de reconstrucción nacional, del espíritu y los valores portalianos del gobierno, de cómo se estaba enseñando a cantar correctamente el himno en los colegios y liceos de la zona, del apoyo de los magistrados, gremios, empresarios y otros sectores de la zona al nuevo gobierno, el armamento incautado y los detenidos. Sobre estos últimos, al igual que Crónica, las informaciones sobre los prisioneros de Isla Quiriquina y Estadio Regional, señalan que estos se encuentran en buenas condiciones, sin mayores problemas, tal como lo tituló Crónica el 15 de septiembre: “Isla Quiriquina. La verdad sobre los detenidos” o “En el Estadio Regional un partido sin novedad” (6 de octubre de 1973). Incluso el presidente del Colegio de periodistas de Concepción, René Sepúlveda Valenzuela, en su visita a la Isla, señalaba a través de una declaración pública que los detenidos “estaban bien en general, no tenían quejas de ninguna especie contra la Armada y de su personal”, es decir, él mismo pudo constatar que “Nadie de los que consulté tuvo palabras de protesta contra el personal ni de los oficiales que tienen a su cargo la vigilancia de los detenidos”. Sepúlveda cuenta que conversó —entre otros— con el ex Intendente Fernando Álvarez, quien está detenido en el casino de oficiales ya que es un “lugar más cómodo. Allí disfruta de excelente paraje, comida, buenos dormitorios, televisor, radio. Billar y un médico permanente que lo acompaña” (El Diario Color, 15 septiembre de 1973, p. 6).

Sin lugar a dudas, las editoriales y columnas de opinión pasaron a constituirse en las referencias obligadas para dar cuenta de lo que —en opinión de estos periódicos— se estaba viviendo: conceptos como extremistas, enemigos, antipatriotas o malos chilenos, para catalogar a quienes se situaban en la vereda contraria al régimen, se harán constantes en estos espacios de opinión. Asimismo, se asumía la defensa del régimen en cuanto las informaciones que estaban circulando en el extranjero, las cuales obedecían a un campaña de desprestigio o desinformación de lo que realmente estaba pasando en Chile.

Un punto que complementa las editoriales, columnas de opinión y noticias es la publicidad o avisos que se divulgaban en la prensa penquista, especialmente cuando se hacía llamados a la reconstrucción nacional, a la amenaza del marxismo, denunciar a los extremistas, y, el saludo y reconocimiento a las Fuerzas Armadas.

Por ejemplo:

Imagen 1

El Diario Color, 4 de noviembre de 1973, página 10.

Imagen 2

El Diario Color, 7 octubre de 1973, página 7.

El Diario Color, 22 de diciembre de 1973, página 12.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En consecuencia, surge la pregunta ¿por qué la prensa en Concepción tomó esta postura a favor del Golpe de Estado y defensora de las medidas que estaban llevando adelante los militares? Al respecto podemos esbozar tres tentativas respuestas: la primera es que efectivamente compartían las acciones militares del 11 de septiembre, por lo tanto, se sentían partícipes de todas aquellas medidas. En segundo lugar, no era mucho el margen que tenían para informar. El control e intervención a la prensa, no dejaba espacio para otras informaciones y, por último, el factor miedo y las medidas que se pudieran tomar contra periodistas y el propio diario, es decir, el medio se movió entre la censura (control) y la autocensura, tratando de evitar daños mayores. De las tres opciones y a la luz de lo visto, creemos que para el caso de diario El Sur y Crónica, rige el primer punto, es decir, se sentían partícipes e identificados con las medidas de las Fuerzas Armadas, en el caso de El Diario Color, éste había sido intervenido por el mando militar, además, sus propietarios simpatizaban con el golpe de Estado, por lo tanto, hasta 1976 (cuando desaparece) fue funcional a los intereses de quienes controlaban el país.

En vista de estos 40 años del Golpe de Estado de 1973, siempre es bueno dar una mirada a la participación de determinados actores del período. En este caso, el rol desempeñado por la prensa de Concepción. Por ello cabe plantearse sobre el accionar y responsabilidad política de dichos actores, como medios de información masiva y de gran recepción entre la población; es decir, las opiniones e información que circulaban en sus páginas contaba con un nivel importante de credibilidad en la ciudadanía.

En ese sentido, puede que el actuar (partidario de las medidas militares) fuera motivado como señalamos anteriormente por miedo o temor a represarías por parte de las nuevas autoridades; sin embargo, a pesar de posibles represarías (que podían ir desde un recambio completo del personal hasta el cierre definitivo de la empresa) las informaciones contenidas en sus páginas, en este caso en sus editoriales y columnas de opinión, fueron parte constitutiva de un dispositivo mayor que por acción u omisión dio legitimidad al Golpe de Estado y a la medidas llevadas adelante por los militares y civiles que apoyaban el régimen, por lo menos en los inicios de la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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