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La verdad sobre Frei Montalva y el Golpe Opinión

La verdad sobre Frei Montalva y el Golpe

El día del Golpe mi padre estuvo en mi casa y nadie sabe más que yo sé lo que él pensó y sufrió ese horrendo día. Él llamó solamente a un ex edecán, una sola vez, para que se salvara la vida al Presidente Allende y para que no se bombardeara La Moneda. Poca influencia tenía mi padre ante los militares golpistas, ya que igual bombardearon el Palacio e impulsaron al Presidente al suicidio.


Hace días entregué a algunos medios de comunicación un artículo sobre los muchos comentarios que escuché en relación al comportamiento de mi padre, Eduardo Frei Montalva, frente al Golpe de Estado. Me comprometí a entregar a la opinión pública a fines de mes, algunos ejemplos de hechos que nadie señaló en relación al tema. Es mi obligación darlos a conocer porque defenderé siempre la verdad y el honor de mi padre. Por razones de espacio me guardo otros antecedentes, no sólo de mi padre sino de otros actores de esos hechos.

I.- El General Pinochet y los presuntos llamados de mi padre el 11 de septiembre.
El día del Golpe mi padre estuvo en mi casa y nadie sabe más que yo sé lo que él pensó y sufrió ese horrendo día. Él llamó solamente a un ex edecán, una sola vez, para que se salvara la vida al Presidente Allende y para que no se bombardeara La Moneda. Poca influencia tenía mi padre ante los militares golpistas, ya que igual bombardearon el Palacio e impulsaron al Presidente al suicidio.

[cita] El ex Presidente escribe esta carta el 8 de noviembre de 1973, casi dos meses después del Golpe. Por lo tanto, el quiebre institucional ya se había producido y su texto no tiene como fin justificar el Golpe, sino de explicar a la DC europea lo que él creía eran las responsabilidades de la Unidad Popular. Visto hoy día su texto, me parece, en algunos párrafos, exagerado y afirma hechos que la historia ha demostrado fueron parte de la propaganda de los golpistas para justificar su acción. Pero en lo sustantivo respeto su juicio y creo que la autocrítica de la izquierda muestra que, muchos de ellos, eran hechos objetivos.  [/cita]

El General Pinochet dice algo importante, en este mismo sentido, a las periodistas Raquel Correa y Elizabeth Subercaseaux. Les inventa la siguiente situación: afirma que mi padre lo llamó tres veces el día del Golpe. El le habría dicho a su ayudante «dígale al señor Frei que no me interesa. Aquí estamos actuando nosotros solos» (Ego Sum, página 98). Mentira que mi padre lo llamara ya que nunca estuvo vinculado ni con Pinochet ni con general alguno. Mi padre no tuvo relación alguna con la conspiración que llevó al quiebre institucional. El silencio de Pinochet y de los generales golpistas así lo demuestra.

II.- La Oración por la Patria el 18 de septiembre en la Gratitud Nacional.
Para nadie es un secreto la estrecha amistad que unía al Cardenal Raúl Silva Henríquez con mi padre. Así lo expresa en sus Memorias este gran hombre de la Iglesia chilena. En dicho escrito lo trata como «mi gran amigo» cuando expresa su dolor ante su muerte y señala que su deceso privó al país «a una de las inteligencias más preclaras». (Cardenal Silva Henríquez, Memorias Tomo III página 241).  

El Cardenal relata que invitó a mi padre a la Oración por la Patria y que en conversación telefónica con él le señala que le gustaría que lo acompañe. Recuerda el Cardenal, que el ex Presidente asiste «para no dejarlo solo». Agrega que se especuló mucho porque no saludó a los miembros de la Junta de Gobierno. Se sabe que fue considerada su actitud como un desprecio para con los Comandantes en Jefe (Tomo II página 90).

III.- El pinochetismo a la ofensiva.
Un grupo de pinochetistas, cómplices de la dictadura hasta hoy, publicaron la carta enviada por mi padre al Presidente de la Internacional Demócrata Cristiana, Mariano Rumor, en una inserción de varias páginas pagadas en el diario El Mercurio. La derecha no recurre a la carta para analizarla como un documento histórico escrito en una confrontación de Guerra Fría y aprender de nuestra tragedia. Se quieren esconder detrás de ella y escamotear su responsabilidad con el Golpe y con las atroces y masivas violaciones de los derechos humanos por parte de la dictadura.

El ex Presidente escribe esta carta el 8 de noviembre de 1973, casi dos meses después del Golpe. Por lo tanto, el quiebre institucional ya se había producido y su texto no tiene como fin justificar el Golpe, sino de explicar a la DC europea lo que él creía eran las responsabilidades de la Unidad Popular. Visto hoy día su texto, me parece, en algunos párrafos, exagerado y afirma hechos que la historia ha demostrado fueron parte de la propaganda de los golpistas para justificar su acción. Pero en lo sustantivo respeto su juicio y creo que la autocrítica de la izquierda muestra que, muchos de ellos, eran hechos objetivos.

IV. La Información de la Embajada Norteamericana.
En documentos desclasificados del Departamento de Estado de los EE.UU., señala el embajador en Chile que al visitar en octubre de 1973 a Eduardo Frei M. para despedirse el ex Presidente le expresa que «su mayor preocupación es la continuidad de las ejecuciones sumarias por intentos de fuga u otros pretextos, ya que (Frei) acaba de pasar algunos días en Coquimbo-La Serena y estaba alterado por informes que había escuchado sobre las ejecuciones sumarias allá, en Antofagasta y en otras partes.» Esto demuestra que mi padre, al mes del Golpe estaba denunciando las violaciones a los derechos humanos.

Otros documentos desclasificados develan la postura cada día más crítica de mi padre contra la dictadura. Ejemplo de ello es el mensaje que informa el 12 de noviembre la reunión de la directiva de la DC y representante del grupo de los 13; la expulsión de Renán Fuentealba; la irritación de Pinochet contra Frei por la carta de rechazo a la expulsión de 69 personalidades; la reacción de Frei frente al asesinato de los 119 militantes del MIR y sus gestiones ante los miembros de la Corte Suprema, entre numerosos textos que involucran la lucha de Eduardo Frei hasta su muerte.

V.- Conclusión.
En estos breves párrafos he querido afirmar que hay que ser valiente para estar dispuestos a pagar con el precio de su vida la defensa de la dignidad humana y la democracia. Muchos chilenos y chilenas que hoy no están, sí lo hicieron. Frei también lo hizo y ésa es la enorme diferencia que lo separa de los que firman la inserción de su carta a Rumor o a los civiles que se cobijaron detrás de los militares y que fueron cómplices activos o pasivos de la dictadura. En lo personal, como tantos otros, no pude gozar de mi padre junto a mis hijos y nietos. Por ello, lucho por la verdad y por la justicia, y, por eso, considero tan importante la memoria del pasado que a algunos pinochetistas, de ayer y de hoy, escandaliza y quisieran olvidar.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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