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Venezuela: el acecho de los pseudo-demócratas

Carlos Ruminott Barrera
Por : Carlos Ruminott Barrera Egresado de Periodismo UCSC. Asesor parlamentario. Vicepresidente de Asuntos Estudiantiles de la Juventud del Movimiento Amplio Social.
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Es indesmentible que los sucesos acontecidos en Venezuela han cobrado especial interés a este lado del mundo en los últimos días, poniendo al proceso de la revolución bolivariana en el debate político nacional, de lo cual han salido a la palestra comentarios destemplados en contra del gobierno de Nicolás Maduro en solidaridad con los “demócratas” de la oposición venezolana.

De esto último, queda para la reflexión la ausencia de coherencia en la derecha y, lamentablemente, en sectores de la DC al momento de arremeter contra el presidente Maduro. Pues bien, estos últimos pasan por alto el devenir democrático de la experiencia venezolana, que indica con solvencia que en Venezuela se han celebrado 19 elecciones populares (como en ninguna parte del continente) en los últimos 14 años, teniendo como antecedente más inmediato los comicios municipales de diciembre de 2013, donde el chavismo se impuso holgadamente con un 76% de los votos.

A esto se suma el accionar violento de una oposición venezolana fraccionada en una disputa interna, que ha sido incapaz de posicionar una alternativa real de poder (salvo con Capriles en 2013), lo cual es confirmado por los resultados disímiles de ésta en sus recientes desempeños electorales. Tal oposición que entre sus líderes cuenta a Leopoldo López, “demócrata” adoctrinado en Estados Unidos y quien ha llamado irresponsablemente al alzamiento contra el gobierno, propiciando un clima de tensión y poniendo en riesgo a cientos de miles de venezolanos.

Ante esto, queda en evidencia la inconsistencia de un grupo de poder reaccionario, decidido a restaurar por la fuerza la arquitectura neoliberal arrebatada en su país a manos de un proyecto político que con sus luces y sombras, es y ha sido expresión de la voluntad mayoritaria del pueblo venezolano.

Por otro lado, capítulo especial es la comparación entre el movimiento estudiantil chileno de 2011 y su contraparte venezolana. En este punto, se desprende una diferencia de fondo que llega al extremo; mientras los estudiantes chilenos se movilizaron en vías de transformar el orden político-social segregador, en búsqueda de sentar las bases de una sociedad de derechos a partir del ámbito educacional, en Venezuela el detonante ha sido netamente la desestabilización social a fin de derrocar el gobierno del presidente Maduro.

En síntesis, sin desestimar las falencias propias de un sistema totalmente perfectible, es imperativo sostener que el desarrollo de los acontecimientos en Venezuela debe ir acompañado de soluciones democráticas, las que su constitución a diferencia de la chilena sí ampara (referéndum revocatorio a modo de ejemplo). Lo cual debe ser reforzado de una solidaridad latinoamericana sin sesgos ni intereses particulares, sino amparada sobre la base de consolidar procesos que han desafiado el intervencionismo y el abuso que por años han asolado a este rincón del orbe.

(*) Texto publicado en El Quinto Poder

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