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Profesores para la reforma

Cornelio Westenenk
Por : Cornelio Westenenk Decano Facultad Educación de la Universidad Mayor
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Deben ser docentes de personas, no de disciplinas. Esto es, educadores que permitan a sus alumnos ser niños, curiosos, inocentes, equivocarse, tener sueños, jugar, reír, imaginar, crecer y convertirse en jóvenes únicos. Para ello, se requiere que sean inspiradores, agentes de cambio, conscientes de que lo que ellos hacen es menos relevante que lo que hacen sus estudiantes y que logren transferir la responsabilidad del aprendizaje a sus alumnos.


El ministro de Educación se ha dado cuenta de que necesita apoyo transversal para implementar la reforma educacional. Por el momento, ha priorizado el diálogo con los estudiantes, los catalizadores de la crisis. Pero no puede olvidar a los profesores: sin ellos, cualquier mejora en la educación fracasará. El ministro necesita transformar su resistencia al cambio por una clara disposición hacia la evolución si es que pretende modificar la topografía del territorio educacional chileno.

En todo sentido, se requiere como contraparte a profesores flexibles, no sólo para gestionar el cambio, sino también para evolucionar junto a él y para aventurarse –a pesar de la incertidumbre– en un escenario desconocido. Esto hace necesario que sean profesores con mentalidad ganadora y altas expectativas, no sólo para forjar cambios significativos, sino para conseguir aprendizajes profundos en sus estudiantes.

[cita]Deben ser docentes de personas, no de disciplinas. Esto es, educadores que permitan a sus alumnos ser niños, curiosos, inocentes, equivocarse, tener sueños, jugar, reír, imaginar, crecer y convertirse en jóvenes únicos. Para ello, se requiere que sean inspiradores, agentes de cambio, conscientes de que lo que ellos hacen es menos relevante que lo que hacen sus estudiantes y que logren transferir la responsabilidad del aprendizaje a sus alumnos.[/cita]

La mentalidad ganadora debe ir siempre acompañada de capacidad de trabajo en equipo, con profesores con sentido de trabajo colaborativo, conscientes de que la educación es un proyecto colectivo con poder para cambiar la sociedad chilena y donde cada uno debe aportar su grano de arena. Deben ser también profesores con pensamiento complejo, que trasciendan la mirada lineal de la relación causa-efecto propia del pensamiento cartesiano y que se adecuen a las necesidades de un mundo global interconectado. Esto, sin dejar a un lado las cada vez más relevantes habilidades socioemocionales y la comprensión de que el ambiente emocional es fundamental en los procesos educativos, contribuyendo a generar condiciones adecuadas para una educación exitosa.

Deben ser también profesores interconectados, es decir, no sólo compenetrados con el mundo real y el virtual, sino que capaces de cooperar colectivamente para derrotar la fragmentación de la educación.

Este grupo de profesores capaz de aportar a una mejor educación comprenderá el valor del respeto y tratará desde ese valor a sus alumnos, entendiendo que cada uno es fruto de su propia historia, debe ser guiado con afecto, consideración e integridad. Deben ser profesores capaces de generar acuerdos y solucionar conflictos: avanzar hacia la excelencia siempre requiere que se solucionen nuevos problemas.

Finalmente, deben ser docentes de personas, no de disciplinas. Esto es, educadores que permitan a sus alumnos ser niños, curiosos, inocentes, equivocarse, tener sueños, jugar, reír, imaginar, crecer y convertirse en jóvenes únicos. Para ello, se requiere que sean inspiradores, agentes de cambio, conscientes de que lo que ellos hacen es menos relevante que lo que hacen sus estudiantes y que logren transferir la responsabilidad del aprendizaje a sus alumnos.

Estas son algunas características de un Profesor Integral, ese maestro capaz de hacernos tomar conciencia de los matices de la realidad y de que sólo podremos vivir en armonía si aceptamos que existen otros matices y los conocemos para enriquecer nuestra mirada.

Es indispensable contar con un profesorado de estas características para impulsar mejoras en la educación. De lo contrario, la tarea del ministro es difícil, muy difícil.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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