Señor Director:
En el momento en que los distintos actores daban señales de alerta sobre la evolución de la reforma educacional, el senador del PS Carlos Montes, entregó una perspectiva de la evolución del proceso que generará las condiciones para rectificar. Primero, reconocemos la honestidad de sus palabras y su llamado por medio de un diagnóstico objetivo de los errores cometidos a reorientar la reforma.
Montes indicó que se debe avanzar simultáneamente en varios frentes, no se puede pretender que una transformación integral como ésta y que está atada a la reforma tributaria – por lo tanto, ambos debates se entrecruzan- se vaya construyendo y conociendo de a poco“, dicho de otra manera se vaya haciendo camino al andar” .
Temas como el fin del lucro, la discusión de una nueva institucionalidad que le dé soporte a esa decisión, el nuevo financiamiento de la educación pública y por último la definición de una política nacional docente, debe ser entendida como un todo.
Hasta el momento, esto no ha sucedido, como lo indicó el propio parlamentario, más bien se perciben una serie de retazos poco integrados, que diluyen los objetivos que están en marcha, lo que dificulta el diálogo, alimenta innecesariamente temores y polariza un debate que debiera ser conducido con mesura.
Como lo señala Oscar Guillermo Garretón, las palabras de Montes tuvieron el impacto de ser un verdadero punto de inflexión, porque transparentaron lo que no se ha hecho bien y permite recuperar la riqueza de un debate plural. Montes reflexiona ¿Por qué toda crítica a la reforma tiende a entenderse como una defensa de intereses y no como una oportunidad para mejorar los cambios que se consideren necesarios?
Llama al Mineduc a reorientar este enfoque porque no se puede cuestionar la lógica de un sistema, sin avanzar en generar alternativas para mover y desarrollar un nuevo sistema. Hace presente la necesidad de abrir el diálogo con todos los actores, porque si no se generan las consecuencias que estamos viviendo. Presiones de todos los sectores, en particular por aquellos con más capacidad para ejércelas. El ministro ha sentido el peso de los partidos, la Iglesia Católica, la Conacep, el Cruch, la Confech etc.
Y por encima de todos, el creciente nerviosismo de los padres. Con asertividad nos describe algo que viniendo de él, difícilmente puede ser calificado como campaña del terror: “Hay mucho miedo en materia educacional agrega, los apoderados, los dueños de colegios, los alumnos, no saben para dónde va la cosa, porque se plantean objetivos, sin que esto vayan acompañado de medidas que sustenten las metas que se pretenden alcanzar”.
De ahí que resulte razonable la incorporación de un secretario ejecutivo de la reforma, el ex diputado Andrés Palma, que podrá dar los pasos para que se reestablezca el diálogo a nivel de los actores de la educación en todos sus niveles, y que supere los déficits de coherencia del proceso.
Rafael Rosell
Rector Universidad Central