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Son tus perjúmenes mujer: la sonrisa y la muerte de la mano

Alicia Gariazzo
Por : Alicia Gariazzo Directora de Conadecus
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Tal como los nicaragüense triunfaron en derrocar a los invasores, se imponen mil formas para desarrollar soberanía, dignidad y mejorar sus condiciones vida. Y todo ello con la alegría de siempre mostrando formas avanzadas de solidaridad. ¿Será por esto que Nicaragua es el pueblo menos violento de Centroamérica?


Nicaragua es un país raro, y aunque en el Cono Sur no podamos imaginarlo, muy distinto a sus vecinos de Guatemala, Honduras, Costa Rica y El Salvador. Sin caer en idealizaciones, son los más simpáticos de Centroamérica. Nunca pierden su alegría ni su buen humor, aun en las peores circunstancias, como la guerra, las ocupaciones del norte, la pobreza y los desastres naturales. En este año, sólo entre julio y octubre, han sufrido una dura sequía con pérdidas de miles de cabezas de ganado, luego temporales con deslaves e inundaciones, un cuasiterremoto y una amenaza de tsunami.

Pero, así, es capaz de producir seres humanos como el que nace en 1867 en un pueblito de Matagalpa, el príncipe de las letras castellanas, que todo amante de la poesía admira en el mundo y que memorizamos con ahínco en los colegios de América Latina.

Hermano, tú que tienes la luz, dime la mía.

Soy como un ciego. Voy sin rumbo y ando a tientas.

Voy bajo tempestades y tormentas.

Ciego de sueño y loco de armonía.

Y en adelante, nunca Nicaragua ha pasado desapercibida. Plagada de invasiones piratas, atrayente por su posibilidad de albergar un canal interoceánico, en manos de los marines norteamericanos desde 1912. Produce a otro grande, al General de Hombres Libres que, en 1925, desde Niquinohomo, en un país de 700.000 habitantes, es capaz de rebelarse. Triunfa después de ocho años de lucha, pero, al año de la expulsión de los marines, es asesinado por la espalda por el Guardia Nacional Anastasio Somoza, que, después de un número de intrigas y cambios palaciegos, logra iniciar en 1937 la dinastía de su familia al servicio de los EE.UU. “Es un hijo de puta, pero nuestro hijo de puta”.

Este servidor sería derrocado, nuevamente por un grupo de mujeres, jóvenes y niños prácticamente desarmados, dirigidos por el Frente Sandinista de Liberación Nacional en 1979, teniendo a Sandino como inspirador. Porque Sandino jamás se ha borrado del alma del pueblo nicaragüense. Esa revolución, inspirada en la Revolución Cubana, se define respetando la economía mixta y el no alineamiento, pero es atacada cruelmente desde el exterior con descontentos, fundamentalmente campesinos, entre 1979 y 1990. Luego de 10 años de guerra, el Gobierno de Daniel Ortega llama a elecciones, alcanza acuerdos con los rebeldes internos y entrega el poder pacíficamente.

En 2007, Ortega es reelegido y gobierna hasta hoy con su mujer, definiendo su estrategia de desarrollo, como la de una revolución cristiana, socialista y solidaria. Estas definiciones parecen nuevas en una historia de ateísmo de las anteriores revoluciones socialistas inspiradas en el marxismo, pero esta originalidad ha sido acertada en un pueblo tremendamente cristiano y hoy el FSLN cuenta con un 56% de aprobación en las encuestas de opinión.

Pero Ortega, como los nuevos Gobiernos definidos como socialistas o populares en América Latina, no tiene una tarea fácil. Por más que pretendan ganar las elecciones y perpetuarse en los Gobiernos con cambios constitucionales, la penetración de los capitales trasnacionales en su violenta búsqueda de recursos naturales y mano de obra barata es imparable. Volver al desarrollo hacia dentro y a la industrialización es imposible, porque competir con los precios de la mano de obra asiática es un sueño. De esta manera todos los países latinoamericanos, en sus variantes, continúan privatizando, llamando y ofreciendo granjerías a los capitales extranjeros y disminuyendo las fuentes de trabajo, sea por la externalización de las fábricas al Asia o por aplicar tecnología de punta. Desde Chile a Nicaragua, los países de AL tienen en el fondo la misma estrategia, aunque con discursos que enfatizan diferentes aspectos, dadas las distintas historias y estructuras productivas. En todos, hay precarización laboral, desaparecimiento paulatino y sistemático de la clase obrera y un 70% de la población económicamente activa trabaja por cuenta propia.

Y, nuevamente, Nicaragua muestra su creatividad. Desde hace un buen tiempo a esta parte, los trabajadores por cuenta propia han comenzado a organizarse. Los productores-trabajadores se han organizado en cooperativas, lo trabajadores que venden en los semáforos también cuentan con sindicatos. Cada día aparece una nueva cooperativa o una nueva forma de organización. Se han organizado los recicladores de la basura para luchar por la inclusión, por ser respetados como trabajadores y por buscar formas de invertir en mejorar sus condiciones laborales, con uniformes, triciclos. Ya han formado 9 cooperativas con personalidad jurídica y se proponen llegar a 24 a nivel nacional, en la perspectiva de ir cumpliendo pasos del reciclaje hasta financiar con sus ventas centros de acopio e incluso un relleno sanitario, acompañando todo ello con educación ambiental.

Lo interesante es que estudiantes universitarios se pliegan en diferentes formas para colaborar en las iniciativas. Hay un modelo nacional para que estudiantes lleven a los barrios la educación ambiental. La Universidad Católica tiene un programa para impulsar la relación de los estudiantes con la realidad, llamándolos a hacer estudios de la situación de diferentes sectores, de manera de entregarles banderas para sus luchas. Existen también estudiantes secundarios que han colaborado con educación ambiental y manejo de la basura, hasta un conjunto de rock. Hay un Movimiento de Jóvenes Ambientalistas.

Tal como los nicaragüense triunfaron en derrocar a los invasores, se imponen mil formas para desarrollar soberanía, dignidad y mejorar sus condiciones vida. Y todo ello con la alegría de siempre, mostrando formas avanzadas de solidaridad. ¿Será por esto que Nicaragua es el pueblo menos violento de Centroamérica? Donde no hay pandillas de niños (maras) como en El Salvador y Honduras, asesinatos políticos, como en Guatemala, donde no hay emigración de niños sin padres a los EE.UU. Sólo en El Salvador emigran 60 niños diarios y reciben los peores vejámenes de los coyotes que los llevan o de la policía norteamericana que los atrapa, hace prisioneros y devuelve a sus países. ¿Será porque la Jefa de Policía es mujer, primero monja y luego guerrillera antes de asumir el cargo?

En alguna parte está la clave de la magia de Nicaragua. A lo mejor son los perjúmenes de las nicas, a los que les canta Carlos Mejía Godoy y que hemos cantado en toda América Latina.

Son tus perjúmenes, mujer, los que me sulibeyan, los que me sulibeyan

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