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Educación cívica para la repolitización de la sociedad

Cristian Cuevas
Por : Cristian Cuevas Presidente Fundación Emerge
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En el marco de la contingencia y los debates respecto al proceso constituyente propuesto por la Presidenta, de manera asombrosa un alto dirigente de un partido de derecha ha comentado en un noticiario sus temores respecto de una posible “politización del debate constitucional” (Luis Mayol, CNN, 19 de octubre de 2015). Más allá de las esperadas aprensiones de parte de la derecha respecto a la posibilidad de generar una nueva Constitución, parte de sus temores se centran en los llamados mecanismos de educación cívica y participación ciudadana.

Estos temores se condicen con el rechazo permanente de la derecha durante los últimos 20 años a reincorporar los contenidos de educación cívica en las aulas de clases. Si recordamos, la implementación del proyecto neoliberal chileno durante la dictadura –de cómoda administración concertacionista en los 90 y 2000, hay que decirlo– requirió siempre del ejercicio de una masiva despolitización de la sociedad, poniendo el manejo del debate político fuera del alcance del chileno promedio y confinándolo a espacios reducidos y elitizados. Así, mientras el mercado infiltraba cada espacio de la vida social y se favorecía un creciente individualismo, la política y la información respecto al funcionamiento de las instituciones del Estado quedaron distanciadas de la ciudadanía.

Es indudable que una asignatura o una estrategia de educación cívica de seis meses como la que propone el Gobierno no es suficiente para asegurar la participación crítica y activa de la sociedad, pero los temores dan cuenta de lo rentable que pareciera ser para ciertos sectores políticos el que la ciudadanía no acceda a información respecto a la participación política y cívica.

La historia del movimiento sindical de nuestro país nos dio ejemplos de cómo la formación de los obreros significó grandes aportes al desarrollo de la vida democrática del país durante el siglo XX, en la obra de destacados sindicalistas como Luis Emilio Recabarren o Clotario Blest, entre otros, que no dudaron en dedicarse de manera diligente en la formación de los trabajadores, permitiendo que la población pudiera acceder a información respecto al rol político que cada uno cumplimos en nuestra vida en sociedad. Personalmente, una de las mejores escuelas de educación cívica que tuve fue la que aprendí en el fragor de la lucha contra la dictadura, entre las batallas de los trabajadores contratistas del cobre y en las demandas del movimiento social. En esas situaciones muchos aprendimos que nos han robado lo que por derecho nos pertenece y hemos alimentado nuestra sed de justicia verdadera.

[cita] Se hace imperioso realizar esfuerzos por educar cívica y políticamente a la ciudadanía, no solo en temas de funcionamiento del sistema político sino además respecto de la vida en común, la igualdad, el respeto por la diversidad, el cuidado y protección del medio ambiente. Todos temas que son parte de la vida política y que dan cuenta de la condición política del ser humano. No es a la politización de los debates a lo que tememos, sino a que las decisiones se mantengan secuestradas en una clase dirigente que tambalea. Si bien es una exigencia para el Estado, seguirá siendo nuestra tarea la de traer el debate público y la formación ciudadana a los sindicatos, centros de estudiantes y a las organizaciones territoriales. [/cita]

Hoy, en medio de la crisis que tiene tambaleando a la institucionalidad política postdictatorial se hace imperioso realizar esfuerzos por educar cívica y políticamente a la ciudadanía, no solo en temas de funcionamiento del sistema político sino además respecto de la vida en común, la igualdad, el respeto por la diversidad, el cuidado y protección del medio ambiente. Todos temas que son parte de la vida política y que dan cuenta de la condición política del ser humano. No es a la politización de los debates a lo que tememos, sino a que las decisiones se mantengan secuestradas en una clase dirigente que tambalea. Si bien es una exigencia para el Estado, seguirá siendo nuestra tarea la de traer el debate público y la formación ciudadana a los sindicatos, centros de estudiantes y a las organizaciones territoriales.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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