Señor director:
Los problemas que colmaron con cientos de delantales blancos la Plaza de la Constitución -en busca de que el Estado chileno dejara de elegir la ignorancia-, no comienzan ni terminan en la falta de aportes al desarrollo científico y tecnológico o en una institucionalidad debilitada. El origen de esta movilización radica en la evidente falta de claridades sobre qué es lo que se desea de la ciencia chilena, y de una política de Estado que guíe el desarrollo científico a las necesidades actuales de Chile.
Hoy cabe reflexionar: ¿Se condicen realmente las condiciones laborales precarias, la carencia de previsión social y de salud y los servicios a honorarios con un país que ostenta el 4to lugar en cantidad de publicaciones anuales en Latinoamérica? ¿Estamos tomando en cuenta a las ciencias “no exactas” en este debate? ¿Qué rol está jugando la economía en la ciencia y cuál juega la ciencia en la sociedad?
Si nuestras investigaciones no salen del espacio académico, priorizadas según indexación, méritos académicos y las retribuciones económicas que generan -difundidas en revistas especializadas que poco vínculo tienen con la sociedad-, sus resultados se mantendrán en una obstaculizada relación con las necesidades sociales. Hay que dejar la desenfrenada competencia por quién publica más papers, con indexaciones más prestigiosas, y priorizar el real aporte de la investigación para la sociedad.
El llamado es a comprender la ciencia y toda actividad relacionada a la creación de conocimiento desde una perspectiva crítica y transformadora. Es imperante que las y los investigadores seamos capaces de resolver las necesidades de nuestra sociedad con una perspectiva a largo plazo. Pero debemos organizarnos para cumplir esta enorme tarea. Hoy sabemos que solo desde el diálogo y el trabajo en conjunto podremos trazar como país un horizonte claro sobre nuestro desarrollo y un proyecto de sociedad justo para todos, todas y quienes están por venir.
Andrea Parra
Consejera Superior UC
Estudiante de Ciencias Biológicas UC
