Señor Director:
Nuestro país, acostumbrado a los desastres naturales, sabe de terremotos. En los últimos meses, el epicentro de uno de ellos fue en el mundo científico y tecnológico, percibido con la renuncia del presidente de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT), Francisco Brieva, en septiembre de 2014.
Este hecho puntual no es la causa del terremoto, solo una consecuencia más del estado de abandono que vive el desarrollo científico y tecnológico de nuestro país. Varias réplicas, con manifestaciones y cartas del mundo científico nacional, se sintieron en Norteamérica y Europa, quienes publicaron en 2 de las revistas científicas de más alto prestigio en el mundo, Science y Nature, los alcances de esta situación que se vive en Chile.
Sin embargo, en nuestro país este terremoto y sus réplicas no han sido percibidos. ¿La razón? Simplemente ignorancia. Ignorancia de que la única manera de que avancemos de ser un país que vende palos, rocas y frutas, a ser uno con aspiraciones al desarrollo, se logra generando conocimiento. Conocimiento que se traduce en educación, salud, cultura, tecnología y crecimiento económico, todas estas, aspiraciones de nuestro país, prometidas en cada gobierno, que solo con medidas populistas y de corto plazo tratan de cumplir.
El desarrollo de un país es un proceso que requiere constancia, orden, inversión, compromiso y visión futura. El día de ayer una nueva réplica se produjo: la renuncia a la presidencia de CONICYT, del Dr. Bernabé Santelices, Premio Nacional de Ciencias. Si no revertimos esta ignorancia, nuestro país continúa su camino en el sub-desarrollo.
Dr. Jaime Gutiérrez, académico investigador, Universidad San Sebastián
