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Y Bachelet… ¿no está comunicando el proceso constituyente?

Cristian Leporati M.
Por : Cristian Leporati M. Director Escuela de Publicidad UDP, Profesor Asociado, Magíster en Filosofía y Antropología
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El 11 de abril pasado, se inició la campaña de difusión del proceso constituyente con el objetivo de informar en términos generales acerca de este, como también motivar la participación ciudadana en los cabildos abiertos. Siguiendo, así, una tendencia de moda en la comunicación política, que consiste en abandonar aquellos modelos unidireccionales, evolucionando hacia una comunicación multidireccional y ciudadanizada, una información en la que el emisor es el ciudadano y no el gobierno, lo que es más cercano y creíble. No es el poder político el que habla, sino que un igual.

Pero, para que esta proposición funcione, y los chilenos comuniquen de abajo hacia arriba, deben sentir que hay un beneficio claro para ellos, lo que no ha ocurrido, y de ahí que lo informado a la fecha en distintas plataformas no empatice y motive al ciudadano. No existe un “qué gano yo con esto.” Se percibe como algo lejano y propio de una élite y, de las personas y organizaciones más comprometidos con la “industria política.”

Al problema indicado, se suma otra dimensión. Esta dice relación con la comunicación gubernamental y su objetivo: aportar a la construcción de un consenso. Si no lo hay, no es un problema comunicacional, es político. Este aspecto, lo define brillantemente el politólogo argentino Mario Riorda cuando señala que “echarle la culpa a la comunicación es parte del negacionismo político que no se hace cargo de sus problemas, o bien, un acto de miopía que no entiende que la comunicación estratégica no disocia la comunicación de la política porque son actos indivisibles”. En otras palabras, el responsable natural para difundir el proceso constituyente es el secretario general de Gobierno Marcelo Díaz; pero, la responsabilidad y liderazgo político que dice relación con el consenso entre la Nueva Mayoría y Chile Vamos, le corresponde a la Presidenta Bachelet. Dimensión fundamental, dado que la derecha observa sesgos ideológicos en la fase participativa, restándole credibilidad al proceso en su totalidad y, por defecto, a la comunicación.

Más del 60% de lo que es un gobierno como un todo lo comunica su líder, particularmente en un régimen presidencialista como el chileno. Por lo mismo, más allá de la estrategia de marketing, no puede desconocerse también una agenda pública ya instalada; que ha minado el proceso constituyente en esta etapa ( reforma laboral, Milicogate, Tribunal Constitucional, liberación de presos, etc.). Pero mucho más delicada aún, ha resultado ser la falta de liderazgo de la Presidenta Bachelet, quien no ha logrado empoderar a la opinión pública, menos sacar a sus ministros a terreno, como tampoco uniformar a la Nueva Mayoría en pos de este objetivo; para qué hablar de la coalición de derecha. El peso de Caval le quitó fuerza mediática, credibilidad y empuje a la Presidenta y, por defecto, al proyecto constitucional.

[cita tipo=»destaque»]Pero mucho más delicada aún, ha resultado ser la falta de liderazgo de la Presidenta Bachelet, quien no ha logrado empoderar a la opinión pública, menos sacar a sus ministros a terreno, como tampoco uniformar a la Nueva Mayoría en pos de este objetivo; para qué hablar de la coalición de derecha. El peso de Caval le quitó fuerza mediática, credibilidad y empuje a la Presidenta y, por defecto, al proyecto constitucional.[/cita]

Cómo poder avanzar bajo este escenario, partiendo del supuesto que la nueva Constitución sigue siendo un asunto estratégico del Gobierno y la Nueva Mayoría, y no solo un mero acto simbólico con fines electorales:

1° Fortalecer el liderazgo y compromiso de Bachelet y su gabinete; lo que “despertará” a la prensa y los medios de comunicación.

2° Tangibilizar y personalizar los beneficios de una nueva Constitución. Los chilenos consumen política; ergo, compran ventajas para su vida cotidiana.

3° Asumir que no hay parámetros estables para consumir contenidos políticos por parte de la ciudadanía, incluido el proceso constituyente. Los escenarios son cambiantes, de ahí la importancia de un líder o vocero fuerte y carismático.

4° Se debe profundizar la sensación de Gobierno abierto con transparencia colaborativa. Mostrarse. Generar confianza por medio de flujos comunicacionales en 360° (integrales) y, asumiendo que no puede controlarse todo. Se trata de recuperar la dinámica comunicacional y política de la primera semana.

5° Rendir cuentas ciudadanas frecuentes sobre avances en el proceso constituyente, que motiven y refuercen la participación ciudadana. Si los datos no son positivos, no importa. Es la motivación para que los chilenos empoderados empujen el proceso constituyente y a las distintas audiencias. La humildad, tanto como la verdad y participación en los procesos y sus contenidos, son atributos que valoran los chilenos hoy.

El reto comunicacional pasa por contagiar, remecer y provocar emocionalmente a los chilenos. La propuesta ha sido más bien lenta, plana, predecible y excesivamente racional; citando a Albert Einstein: “La vida es como montar en bicicleta. Si quieres mantener el equilibrio, tienes que seguir avanzando, de lo contrario estás destinado a caer”.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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