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¿Quién gobernará España? El PSOE en la encrucijada

Juan Enrique Serrano
Por : Juan Enrique Serrano Politólogo, @Juanen_SM
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El próximo domingo se repetirán elecciones en España tras el fracaso de las negociaciones de los partidos presentes en parlamento más fragmentado desde la transición. La irrupción de Podemos ha terminado por dinamitar el bipartidismo del PP-PSOE dando pie a una situación llena de incógnitas. Nos encontramos ante un sistema político caracterizado al contrario que el chileno por la ausencia de tradición de gobiernos de coalición en el que los partidos estarán condenados a entenderse o bien acudir a unas improbables terceras elecciones.

Las encuestas avanzan que ningún partido contará con la mayoría parlamentaria necesaria para formar gobierno. Los números no dan y los partidos esconden sus cartas sobre posibles pactos. Parece que ni la suma de los diputados del PP y Ciudadanos, ni la de Podemos y PSOE, serán suficientes para aprobar el voto de investidura del nuevo gobierno. La primera posibilidad necesitará la abstención del PSOE y la segunda la de nacionalistas vascos o catalanes, siendo estos los dos únicos escenarios posibles.

Sin embargo, el resultado electoral variará substancialmente con respecto a los comicios del pasado 20 de diciembre debido al “sorpasso” de Podemos al PSOE, formación al que arrebatará el segundo lugar en número de votos y diputados.

Este hito histórico se explica en gran medida por la estrategia de Podemos que ha pasado del populismo inicial – en el sentido neutro de la palabra – al republicanismo de izquierdas presentándose como un movimiento “socialdemócrata, patriótico y plurinacional” dispuesto a resolver el embrollo catalán y acabar con la colusiones entre élite económica y política. Y también por la hábil constitución de una la coalición electoral “Unidos Podemos” formada por las confluencias ciudadanas gallega, catalana y valenciana, los ecologistas de Equo y a la que ahora se suma Izquierda Unida que fue por libre en las anteriores elecciones obteniendo tan solo dos diputados pese a rozar el millón de votos. Esta coalición cortocircuita así un sistema electoral hecho a medida del bipartidismo que perjudica a las formaciones minoritarias y al voto de las grandes ciudades.

España asiste a la “pasokización” del PSOE tal y como sucedió con la irrupción de Syriza y la marginación del partido socialista griego. Cada vez son más los españoles, especialmente los más jóvenes y urbanos, que no aprecian matices entre PSOE y el PP que comparten escándalos de corrupción y la defensa a ultranza de la austeridad presupuestaria y los recortes sociales impuestos por Berlín.

Podemos, desde el antagonismo transversal alejado de la radicalidad litúrgica y estridente de la vieja izquierda, se ha convertido en la única oposición real al status quo político y económico en el que España se encuentra desde 2009. Sea cual sea el resultado de las elecciones del domingo, Podemos ya ha conseguido la victoria de convertirse en “voto útil”, de ser percibido como la alternativa al PP que se prepara para gobernar el país sino en estas en las siguientes elecciones.

[cita tipo=»destaque»]Surgen pues dudas sobre el rumbo que tomará el PSOE. Muchos observadores apuntan a una fuerte división interna tras los comicios del próximo domingo. Las bases del partido empiezan a movilizarse apelando a pactar con Podemos para echar al PP del poder, si bien ningún líder destacado se ha atrevido a dar este paso en público.[/cita]

Todas las miradas se dirigen por tanto al PSOE que tendrá en sus manos decidir cuál será el gobierno de España teniendo que elegir entre dejar gobernar al PP o formar colación con Podemos y sus aliados.

A priori el PSOE podría a pactar con Podemos dada su teórica cercanía ideológica y los pactos concluidos tras elecciones del 24 mayo de 2015 en los Ayuntamientos de Madrid y Barcelona entre otros. Sin embargo, la “vieja guardia” del PSOE ya ha hecho público su rechazo a pactar con Podemos por boca de Felipe González, Susana Díaz, Rubalcaba, José Bono y Jordi Sevilla.

Son cada vez más visibles las voces dentro y fuera del partido que defienden la necesidad de una “gran coalición a la alemana” justificada con la habitual retórica posdictatorial del consenso y la necesidad de que PP, PSOE y Ciudadanos pacten “reformas estructurales” y, de manera menos pública, la urgencia en acometer nuevos recortes presupuestarios por valor 8000 millones de euros que exige Bruselas.

De hecho, si observamos el desarrollo de la campaña electoral parece evidente que el PSOE, PP y Ciudadanos han optado por la estrategia del miedo acusando a Podemos de radical, antieuropeo y bolivariano. De hecho nunca se había hablado tanto de Venezuela en los medios de comunicación españoles ante la mirada incrédula de muchos ciudadanos que se protegen de la manipulación a golpe de tweets. A nivel discursivo ya existe por tanto la gran coalición autodenominada “constitucionalista” bajo un lema claro y explícito: todos contra Podemos.

Parece evidente que el PP saldrá beneficiado en los próximos años de esta estrategia de polarización pues se siente cómodo con el discurso de “nosotros o el caos” que arroja al PSOE a la insignificancia y consolida su voto rural y de la tercera edad. Esta es también la apuesta de Ciudadanos, partido de corte cesarista y de ideología anti-independentista y (neo)liberal, más presente en las ciudades y la juventud, que se esfuerza en captar el voto del centro desencantado con el PP-PSOE.

Surgen pues dudas sobre el rumbo que tomará el PSOE. Muchos observadores apuntan a una fuerte división interna tras los comicios del próximo domingo. Las bases del partido empiezan a movilizarse apelando a pactar con Podemos para echar al PP del poder, si bien ningún líder destacado se ha atrevido a dar este paso en público.

En este contexto, ¿optará el PSOE por consolidar un electorado mayoritariamente andaluz, rural y jubilado, opuesto a un referéndum “a la escocesa” en Cataluña, y esperar una nueva oportunidad para recuperar el terreno perdido? ¿Soportará sin fracturarse su nuevo papel de partido bisagra, de muleta de la austeridad, arriesgándose a ser barrido por una nueva generación preparada para heredar su país desde la ilusión y la esperanza?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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