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Boric y las pensiones

Fernando Claro V.
Por : Fernando Claro V. Investigador Fundación Para el Progreso
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El diputado Gabriel Boric, junto a la vocera de un movimiento social, han publicado recientemente en El Mostrador, la columna de opinión titulada «Orientaciones para un sistema socialmente quebrado«, refiriéndose al sistema de AFP. Las marchas de este período implicarían que el sistema está deslegitimizado socialmente y, para solucionar tal problema –real, por cierto–, el diputado y su compañera nos ofrecerían un camino a seguir. En el documento afirman que subir la tasa de cotización y aumentar la edad de jubilación para mejorar las pensiones no sería realista ni parte de la solución. Sin embargo, erran –o enredan– al explicar la razón.

Lo llamativo de su análisis es que omiten los hechos más importantes que justamente explican las crisis de todos los sistemas de pensiones en el mundo y no solo en Chile: en primer lugar, que cada día hay menos personas trabajando en relación con la cantidad de jubilados y, por lo tanto, los fondos –principalmente en los sistemas de reparto– se hacen cada día más escasos.

El otro problema omitido, y crucial en nuestro caso, es que la tasa de cotización chilena –el 10% del sueldo– es extremadamente baja y casi la mitad de la existente en los famosos países de la OCDE (donde en promedio es mayor al 19%). Además, y relacionado con las anteriores omisiones, tampoco se refieren a que el sistema de reparto en Chile –sistema por el que ellos abogan– entregaba pensiones mucho más miserables a las actuales, a pesar de que la tasa de cotización era más del doble de la actual, cerca ¡del 23%! Es más, bajo este sistema en Chile, y en todo el mundo, si uno cotiza(ba) menos de 10 o equis años no recibía pensión alguna. Nada.

Es decir, en Chile, me quitaban parte de mi sueldo durante 9 años, ¡y finalmente perdía todo eso por completo! En fin, son muchas las omisiones en un análisis que debería ser serio, especialmente si proviene de un diputado de la República que no ha titubeado en arrogarse la voz de la mayoría y, por supuesto, que representaría la bondad infinita. Sus «orientaciones» son bastante poco novedosas y se basan en confusos principios que parecen una mezcla escrita entre bondadosos socialcristianos y mesiánicos progresistas. Por ejemplo, el principio de solidaridad y seguridad social al que se refieren, lamentablemente para ellos, ya existe. Bien sería entonces profundizarlo, como la misma Comisión Bravo lo propuso.

[cita tipo=»destaque]Finalmente, entre otras contradicciones y completo enredo que tiene su propuesta global, Boric y Freire afirman que «la única forma de mejorar las bajas pensiones actuales es transfiriendo recursos activos a los jubilados, lo que naturalmente conlleva un pilar de reparto». Esto último es cierto, pero poco original: el pilar de reparto ya existe y una de las medidas propuestas por varios expertos es fortalecerlo.[/cita]

Acerca del principio de género, no explicitan claramente su implicancia, pero si, como dicen, «habría que valorar el trabajo reproductivo», entonces este principio ya está presente –en el bono por hijo– e, igualmente, habría que profundizarlo y perfeccionarlo.

Finalmente, entre otras contradicciones y completo enredo que tiene su propuesta global, Boric y Freire afirman que «la única forma de mejorar las bajas pensiones actuales es transfiriendo recursos activos a los jubilados, lo que naturalmente conlleva un pilar de reparto». Esto último es cierto, pero poco original: el pilar de reparto ya existe y una de las medidas propuestas por varios expertos es fortalecerlo. Además, esto es cierto para las pensiones actuales, pero no para las pensiones futuras –que deberían preocupar de igual manera, desde una mirada estructural y de largo plazo, la de un político sensato–.

La segunda razón que dan para no aumentar su tasas de cotización es que ellos nunca aceptarán «hacer un esfuerzo mayor… [si es que no se cumple] su demanda de terminar el negocio de las AFP».

Esta una idea es más radical pero justificada con una pobre y poco sofisticada «teoría de la conspiración» y, las soluciones propuestas, son extremadamente confusas. Sin embargo, se pueden interpretar de una manera interesante: se podría permitir al sistema actual que permitiese la entrada de AFP sin fines de lucro y con «inversión responsable», de manera que cada afiliado elija el «tipo» de AFP donde ahorrar sus fondos –eliminando, eso sí, los castigos que existen hoy por rentar menos o perder los fondos de los trabajadores–. Claramente, dada su ética irreprochable, Boric y Cía. preferirán «invertir responsablemente» antes que triplicar sus jubilaciones, tal como al día de hoy lo han hecho las actuales AFP con los ahorros de los trabajadores.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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