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Acoso sexual: Los privilegios de cultura patriarcal

Por: Isabel Margarita Núñez, Núcleo de Género Julieta Kirkwood, Departamento de Sociología Universidad de Chile


Señor Director:

El 11 de abril de 2016, cerca de 80 mujeres intelectuales (historiadoras, filósofas, sociólogas y otras académicas de distintas universidades chilenas y del mundo) firmaron: “Nunca más nos silenciaremos frente al borrón de las mujeres de la Historia”. Este manifiesto intelectual femenino pareciera ser mucho más que una simple reflexión frente a los acontecimientos de acoso sexual, laboral y discriminación cotidiana que viven las estudiantes de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.

Estas declaraciones de mujeres intelectuales tienen que ver también con la experiencia empírica que tiene el haber sido estudiante mujer en un espacio cultural patriarcal. Algunas autoridades de la Facultad de Filosofía y Humanidades han reconocido que existe una cultura machista y que es una práctica casi puramente generacional respecto de profesores que representan la Nueva Historia Social, aquellos que visibilizaron a los que no tenían voz, al pueblo oprimido y que es encontrada en las fuentes no oficiales. Sin embargo, eso es también una justificación para prácticas y significados patriarcales que tienen los hombres por sobre las mujeres y las que tienen los adultos por sobre los jóvenes. Adultocentrismo y Cultura Patriarcal normalizada es lo que al parecer aún no comprenden algunos intelectuales.

Es complejo perder los privilegios. Nadie lo quiere, sobre todo aquel sujeto que tanto trabajo le ha costado obtener lo que se “merece”. Pero aún más complejo es quitarse la máscara democrática cuando en la realidad estamos viendo abusos, acosos y discriminaciones. No se trata de aburrirse de la gratuidad o de que los profesores dejen su puerta abierta para tener reuniones con las/os estudiantes. Más bien tiene que ver con cambiar un contrato social y de género que suponga al sujeto masculino perder sus privilegios, aceptarlo y ver cómo la vida cambia cuando las jerarquías se acaban, se pierde sin duda, pero también se gana. En igualdad, en democracia y en respeto.

Pensar que el sujeto oprimido histórico, como han sido las mujeres, son incapaces de ser resilientes o capaces de construir sus propios relatos, es también invisibilizar importantes luchas femeninas como, por ejemplo, el derecho a voto de las mujeres en 1949 o las disputas de las mujeres obreras del siglo XIX para conseguir derechos a pre y posnatal, y a sus días de descanso. Es, en el fondo, no comprender que ese sujeto (femenino) es capaz de colectivizarse y entonces, transformar su contexto. Terminar con los abusos es complejo porque es mirarse al espejo y reconocer las miserias, pero es también lo que permite convivir de manera igualitaria, observando en las diferencias las riquezas relacionales de nuestra vida social.

Isabel Margarita Núñez, Núcleo de Género Julieta Kirkwood, Departamento de
Sociología Universidad de Chile

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