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Ni un paso atrás: un designio histórico Opinión

Ni un paso atrás: un designio histórico

Carlos Vásquez Órdenes
Por : Carlos Vásquez Órdenes Magister en Educación (Universidad de Chile). Ex Dirigente Nacional Colegio de Profesores
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Cada vez se vislumbra más que la segunda vuelta electoral será entre la derecha y el conjunto de fuerzas democráticas que se le oponen. Ello implica pensar, más que en una descomposición de la Nueva Mayoría, como lo presagia la derecha, en una superación de este conglomerado político en torno a ejes programáticos de síntesis para el corto y el mediano plazos y planes políticos de cambio estructural de largo plazo que deberá ir cribando una comisión programática permanente.


La cuenta pública de Bachelet resultó ser una pieza maciza, compacta, con contenido y de tal veracidad, que molestó a la derecha, la que solo pudo comentar con descalificaciones. Ello se explica porque quienes a diario hablan de un país estancado, que no avanza, no pueden aceptar tantas realizaciones que puede exhibir este Gobierno.

Se recurrió a un bajo nivel político, no destacando logro alguno, ni tampoco haciendo un análisis riguroso de la propuesta presidencial animada por una mujer con coraje y retomando el liderazgo político de su coalición de Gobierno. En efecto, los opositores de derecha señalaron que habló de un país que no existe, que graficó un mundo de Bilz y Pap donde todo está resuelto, lo que significa que fueron sorprendidos, porque hasta a ellos les trazó la ruta a seguir.

Por primera vez los líderes del Frente Amplio estaban en las tribunas escuchando atentamente la cuenta de la Presidenta y no en la calle encabezando las marchas en contra de las políticas gubernamentales. Más aún, emitieron declaraciones en que calificaron la cuenta como un discurso bien estructurado, pero en un contexto político que no ha habido voluntad de modificar. Lo importante es que el Frente Amplio se subió al escenario político y no se bajará fácilmente.

Un análisis de discurso de la cuenta pública presidencial nos lleva a un conjunto de elementos declarativos que corresponden a realizaciones de Gobierno tangibles, observables e indesmentibles. Además, a una clara contraposición entre los avances programáticos de Bachelet y la gestión de Piñera, demostrando que la cantidad de realizaciones supera al mandato de este, cuestión que la derecha no ha podido desmentir. Un indicador de frecuencia sobre los vocablos Unidad, Patria, Legado y Compromiso denota una estructura discursiva tendiente a despertar con fuerza la emotividad de su sector político y de los eventuales aliados.

El liderazgo político de Bachelet se expresa con el trazado de la agenda parlamentaria, los llamados a la unidad del bloque oficialista y el arengar a sus partidarios para que promuevan y defiendan el legado de la Nueva Mayoría. Queda claro cómo se gobernará hasta el último día y la necesaria continuidad de su obra, además de la amenaza que significaría la elección de Piñera.

Las reacciones de Goic fueron acertadas, en cuanto se adscriben en sentido estricto a lo planteado por la Presidenta, a la cual respalda, y entiende su llamado a la unidad como un esfuerzo conjunto de sacar adelante la agenda legislativa e ir esbozando desde ya los contenidos programáticos del futuro Gobierno de centroizquierda. No tomó en cuenta comentarios que la aludían o emplazaban directamente, destacando contenidos del discurso de Bachelet.

Las encuestas son una trampa que ha sido difícil sortear, porque sus lecturas no están siendo refutadas. La evaluación por separado de sus resultados coloca a Piñera como la primera opción, sin considerar que la suma de Guillier, Goic y Sánchez, pensando en la segunda vuelta, dan como ganadora a una alternativa progresista. Ayudan a esta falaz interpretación la indefinición de Lagos, que Goic aún no despegue y el dificultoso acuerdo parlamentario de la Nueva Mayoría.

Existe preocupación en Chile Vamos por el grado de participación en las primarias por tres motivos: porque aspiran a una convocatoria cercana al millón de ciudadanos, porque un bajo número de sufragantes favorecería a Ossandón y porque existen llamados desde los sectores más diversos a votar por él, bajo la consigna de evitar que Piñera llegue a la Presidencia.

[cita tipo=»destaque»]El tema político de fondo, sobre el cual los partidos de la Nueva Mayoría no imaginan escenarios, no esbozan fórmulas de salida, es que independientemente de quien se mida con Piñera en la segunda vuelta, el encaje político programático de todos quienes no respaldan su candidatura supone voluntad de diálogo, desprendimiento, valoración del rol político de cada conglomerado, porque la única forma de llegar a acuerdo es conformando un bloque electoral por los cambios, con perspectiva de ser una alianza, pero de muy corta vida. La arquitectura política para ganar debe obedecer a un diseño muy fino que se debe estar pensando desde ya.[/cita]

El tema político de fondo, sobre el cual los partidos de la Nueva Mayoría no imaginan escenarios, no esbozan fórmulas de salida, es que independientemente de quien se mida con Piñera en la segunda vuelta, el encaje político programático de todos quienes no respaldan su candidatura supone voluntad de diálogo, desprendimiento, valoración del rol político de cada conglomerado, porque la única forma de llegar a acuerdo es conformando un bloque electoral por los cambios, con perspectiva de ser una alianza, pero de muy corta vida. La arquitectura política para ganar debe obedecer a un diseño muy fino que se debe estar pensando desde ya.

Cada vez se vislumbra más que la segunda vuelta electoral será entre la derecha y el conjunto de fuerzas democráticas que se le oponen. Ello implica pensar, más que en una descomposición de la Nueva Mayoría, como lo presagia la derecha, en una superación de este conglomerado político en torno a ejes programáticos de síntesis para el corto y el mediano plazos y planes políticos de cambio estructural de largo plazo que deberá ir cribando una comisión programática permanente.

Este interesante escenario político presidencial no es para nada nuevo en nuestro país, la historia se repite y nuevamente nos obliga a pronunciarnos: o construimos una alternativa que exprese “la unidad política y social del pueblo”, necesidad histórica que proclamara décadas atrás Radomiro Tomic, o seguimos siendo los que soñamos mejor a Chile para que siga gobernando la derecha. Como entonces, solo queda repetir NI UN PASO ATRÁS (*)

* Lema de la candidatura presidencial de Radomiro Tomic en 1970.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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