Señor Director:
Quisiera manifestar mi total rechazo y repudio con la situación ominosa por la que pasan niños y niñas chilenas en el servicio nacional de menores (SENAME). En esta institución estatal mueren y son maltratados de manera cotidiana a vista y paciencia de las autoridades que tiene como principal labor precisamente el cuidado de estos niños que son abusados hasta el fin de sus cortas vidas, y todo a sabiendas de aquellos que ejercen el poder en Chile. En este sentido, no solo los gobiernos sucesivos desde el retorno a la democracia (casi todos de la misma coalición), sino el propio poder legislativo y el judicial, son los primeros y principales responsables de esta crueldad sin nombre que afecta a los que más protección requieren, por su incapacidad para cuidarse a sí mismo, debido a su fragilidad existencial frente a una sociedad adulta y terrorífica como parece ser la chilena.
Más aún, en estos momentos que parecían ir en dirección de corregir esta situación aberrante, los partidos políticos de la nueva mayoría, fundamentalmente a través de sus parlamentarios, eluden sus responsabilidades, intentando por todos los medios de “salvar” a sus rostros ya venidos a menos, como la señora Javiera Blanco, en vez de poner toda su acción y esfuerzo en resolver estos eventos aberrantes que vulnera lo más sentido de la reivindicación universal de los derechos humanos, como son los niños.
Yo me pregunto, no existirá una institución, un partido, un grupo de personas que tengan la posibilidad de hacer algo pronto y efectivo, o será necesario que los ciudadanos nos dirijamos a estos centros de muerte y tortura cotidiana a liberar a nuestros niños de las garras de un Estado corrupto y criminal, como parece ser el chileno es este caso en particular.
Mauricio de Gilbert
