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El conflicto mapuche

Por: Mauricio de Gilbert


Señor Director:

Razonaba el otro día con un amigo, en un café frente a la plaza donde vivo, acerca del conflicto mapuche en desarrollo actualmente, tratando de encontrar argumentos que nos permitieran comprender la situación por la que pasamos. En mi ciudad, Concepción, vemos de cerca la acción, ocurre en nuestras calles, universidades, en la conversación cotidiana, en las noticias de los canales de televisión y radios locales, etc. En ese preciso momento –y producto de la protesta que acontecía frente a la Catedral, en el centro de la ciudad- llegaron carabineros a dispersar a los manifestantes, con mucha violencia debo decir además, como no se veía hace tiempo ya.
En ese momento me di cuenta del por qué de esta situación ya trágica con el pueblo mapuche; lo entendí cuando ya no eran las razones las que gobernaban mis pensamientos, sino el más profundo sentimiento de solidaridad con nuestro pueblo mapuche, acompañado de la indignación contra el Estado chileno por su violencia excesiva contra ellos, que son de lo más granado y gallardo que conoce nuestra chilenidad.

A ellos, señor director, que nos han donado el pololeo del cual hemos disfrutado pololos y pololas en Chile a lo largo de los años. A ellos, que se opusieron en batalla épica, primero al conquistador inca, que quiso imponer su imperio en la tierra de los chilenos, y después al conquistador español, que vino por los mismos motivos. A ellos, el Estado de los chilenos les ha despojado de sus tierras ancestrales, de su alma; les ha quitado, cuando pudo, sus apellidos, substancia de su vida. A ellos, que representan la herencia y la memoria viva de nuestra famosa chilenidad, precisamente, se les quiere denostar y amedrentar, con actos de violencia deschavetada.

No señor director, están muy equivocados si van por ese camino, por acá las cosas tienden a ser bipolares llegado el caso. Nosotros por estos lados, por Concepción me refiero, no aceptamos las injusticias así como así. Y pienso que ese sentimiento es compartido por los todos los chilenos y chilenas que sienten en sus más profundos sentimientos, que posiblemente no en la razón, que gobiernan nuestros actos, que lo que acá se vive es una situación de injusticia histórica, que se actualiza cada día y a cada instante, y frente a la cual, el Estado chileno es el primer responsable, no el único, pero si el primero.

Por lo tanto, o las cosas son a la buena, con diplomacia, respeto y cuidado por parte del Estado chileno y sus conspicuos representantes de la ciudad capital de Santiago o, lo aseguro por adelantado, las consecuencias serán impensadas, y por lo tanto ni siquiera posibles de nombrar. Y se lo digo yo, que tengo la suerte de tener ya 87 años de existencia, 84 de los cuales los he vivido en Concepción, y que esta película la he visto ya varias veces.

Atentamente,

Mauricio de Gilbert

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