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Presidenta Bachelet: convicciones y coraje

Carlos Mena K.
Por : Carlos Mena K. Ex Embajador de Chile en Brasil.
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No cabe duda, que una característica central de la actuación de la Presidenta de  la República durante estos cuatro años de gobierno, se refiere a que sus acciones estuvieron enmarcadas en una visión ética  de la acción política. Cuando muchos manosean y distorsionan la ética hay que resaltar que ella pertenece a aquella categoría muy escasa,  en nuestro país, de políticos que actúan en función de valores y convicciones.

Fue el sociólogo alemán Max Weber que en la conferencia » la política como vocación»  plantea la pregunta sobre el tipo de ética que debe encarar un político. Para intentar responderla, señala la diferencia entre la ética de la convicción o de la intención, y una ética de la responsabilidad. La primera prescribe o prohíbe determinadas acciones incondicionalmente como buenas o malas en sí, sin tener en cuenta las condiciones en que deben realizarse u omitirse ni las consecuencias que se seguirán de su realización u omisión; la ética de la responsabilidad, por su parte ordena tener en cuenta las consecuencias previsibles de las propias decisiones y las circunstancias en que se toman. Al responder a la pregunta  por la ética que debe asumir el político, no cabe duda que es la de ser responsable de las consecuencias que de sus decisiones se siguen, ante el pueblo que le ha elegido para conducirle a buen puerto. Con lo cual el político adoptaría una ética de la responsabilidad. Ciertamente, esta es la respuesta de Weber, pero no toda la respuesta, porque según él, tampoco es lícito olvidar la otra cara de la moneda. La pura ética de la responsabilidad, carente de convicciones, transforma al político en un calculador de consecuencias, en un pragmático que ya no sirve a las causas para la que fue elegido. El político debe comprometerse con  aquello por la que fue elegido, y de lo que dice estar convencido, porque es ello la que le da sentido a su actividad. La actitud ética del político en consecuencia, no puede ser la de la pura convicción. Ni la del solo pragmatismo: ambas en estado puro no son éticas. Entre la convicción intolerante y el pragmatismo «del todo vale», la actitud que conviene al hombre llamado a la política es la de la responsabilidad convencida.

[cita tipo=»destaque»]Esta es una delas características distintiva del liderazgo de la Presidenta Bachelet. Ella no pertenece a aquella categoría de políticos que tienen diferentes máscaras de acuerdo a la ocasión. O de aquellos otros que en todos los partidos politicos señalan que la política no tiene finalidad, y que lo importante es siempre barajar el naipe, y que de tanto barajarlo, se les pierden hasta las pintas.[/cita]

Esta es una delas características distintiva del liderazgo de la  Presidenta Bachelet. Ella no pertenece a aquella categoría de políticos que tienen diferentes máscaras de acuerdo a la ocasión. O de aquellos otros que en todos los partidos politicos señalan que la política no tiene finalidad, y que lo importante es siempre barajar el naipe, y que de tanto barajarlo, se les pierden hasta las pintas. Por ello ella, ha resistido a las presiones que la derecha de fuera y dentro del gobierno le hacen día tras día para paralizar las reformas estructurales.  Mantuvo un adecuado equilibrio entre la ética de la convicción y aquella de la responsabilidad convencida.

Otra característica del liderazgo de la Presidenta Bachelet se refiere a su coraje. En efecto, ella no pertenece a aquella categoría de políticos que tienen diferentes máscaras de acuerdo a la ocasión. O de aquellos otros que en todos los partidos políticos señalan que la política no tiene finalidad, que lo importante es siempre barajar el naipe, y que de tanto barajarlo se les pierden hasta las pintas. Ella ha soportado las presiones de diferentes sectores políticos tanto de  dentro y de fuera del gobierno que procuraban la paralización de las reformas estructurales. Ha resistido a los intereses, a las campañas de los fantasmas del terror, que paradójicamente generan miedo en aquello que las impulsan. Se requiere coraje para mantener una visión estratégica que implica impulsar reformas estructurales que han permitido disminuir las desigualdades y que Chile avance hacia un desarrollo sustentable e inclusivo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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