Publicidad

Desde el Twitter de Evo a La Haya o el derecho a declamar la posverdad

Ernesto Vásquez
Por : Ernesto Vásquez Profesor de la Universidad de Chile
Ver Más


El Abogado Daniel Bethlehem dijo que Chile ya no recibe cartas de Bolivia sino ultimátum que se comunican a través de Twitter por el Presidente, quien declamó ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya y obvio, fuera de estados, que “Antofagasta fue, es y será territorio boliviano.” Recibiendo la réplica desde La Moneda y en el mismo Tribunal, desnudando el uso abusivo de las redes sociales por el mandatario paceño. Es objetivo aquel, está en una carrera personal.

Ha manifestado falsamente a su pueblo, que esta es una forma de acceder al mar, cuestión muy lejana a los ya resuelto por la Corte y sus dichos solo abonan a su proyecto político, de ser a toda costa, nuevamente Presidente a pesar que la gente no estuvo de acuerdo y el tema del mar lo usa a su antojo.

[cita tipo=»destaque»]Parece romántico declamar una torcida interpretación para discutir sobre imaginaciones y sostener que Antofagasta (repleto de chilenos) es del país altiplánico como una posverdad. Nuestra tarea es abrazar las herramientas que da el derecho; ojalá que la Corte Internacional, lo tenga claro y no ponga en jaque los millares de tratados de límites que en el mundo se han suscrito, obvio sin considerar el Twitter de Evo.[/cita]

El zigzagueante andar argumentativo del gobierno de Evo  Morales, fue graficado magistralmente por la defensa chilena: La posición de Bolivia «ha sido como ver un partido de tenis porque van de un lado a otro». Al final, lo que han hecho ante la Corte “es como tirar cosas por la ventana, por si alguna cae parada.” En nuestra democracia interna una minoría de actores también concuerdan con La Paz, pero más que ser una debilidad, es parte natural de nuestra libertad, en el vecino país la disidencia se calla.  En cualquier caso, ante estrados -que es lo que importa en derecho- el agente boliviano Rodríguez-Veltze señaló que “el fin de recurrir a la Corte no es obtener una salida al mar en sí”, (que es lo que dice Morales por doquier) Lo que Bolivia busca, según lo que señaló tal agente: “es que dicho Tribunal obligue a Chile a negociar…”. Sin embargo, la Corte cuando se declaró competente para conocer del asunto, expresamente refirió que no podría pronunciarse sobre temas de soberanía y refirió su competencia solo a declamar respecto de «si Chile tiene obligación de negociar el acceso soberano de Bolivia al Océano Pacífico». (Holanda, septiembre de 2015) O sea, en la práctica la Litis que se ha trabado y lo que debe resolverse “es si dicha Corte puede declarar que Chile está obligado a negociar con Bolivia, mas no el resultado de dicha negociación”. En términos muy coloquiales, es como si uno obligara a una dama o ésta a un caballero (para no desentonar en los nuevos tiempos) a conversar sobre pololeo pero no le puede obligar a pololear”. Sin embargo, eso que de suyo rompe con la lógica del derecho, “nadie puede obligar a otro Estado a negociar soberanía sobre la base que hay temas ya zanjados en un tratado vigente”; es un golpe a la diplomacia, mella el principio de intangibilidad de los convenios internacionales  y aquel obliga a recordar que sobre el particular hay un Tratado vigente desde 1904, entre ambas partes, que puso término al estado de guerra entre tales naciones, reconociendo el dominio perpetuo del Estado chileno sobre territorios bolivianos en disputa. Chile ha cumplido lo suscrito y otrora celebrado por gobernantes chilenos y bolivianos; por las ventajas que ningún Estado en el mundo ha entregado al vencido. Parece romántico declamar una torcida interpretación para discutir sobre imaginaciones y sostener que Antofagasta (repleto de chilenos) es del país altiplánico como una posverdad. Nuestra tarea es abrazar las herramientas que da el derecho; ojalá que la Corte Internacional, lo tenga claro y no ponga en jaque los millares de tratados de límites que en el mundo se han suscrito, obvio sin considerar el Twitter de Evo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias