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Currículum muestra ardua preparación de andinistas muertos en Campo de Hielo

Mientras los familiares terminaban de sepultar a las víctimas del trágico accidente, comenzaron los cuestionamientos respecto a la experiencia del grupo y la necesidad de legislar para impedir el acceso a las montañas a los andinistas que no posean una preparación adecuada.


El accidente fatal de siete jóvenes andinistas ha abierto dos polémicas respecto a la regulación de la actividad. La primera es si efectivamente, además del equipamiento técnico, los excursionistas contaban con la experiencia necesaria para recorrer Campos de Hielo Norte. Otro frente abierto es si corresponde o no que alguna entidad, por ejemplo Carabineros, tome decisiones respecto a la realización o no de las expediciones.

Aunque los currículum de los andinistas demuestran que sí tenían experiencia, Eduardo Sazo, del Cuerpo de Socorro Andino, afirmó que el grupo de expedicionarios no tenía demasiada, pues al encontrar los cuerpos éstos estaban separados y no juntos, lo que significa que en medio de la catástrofe hicieron justo lo que se enseña que no debe hacerse.

Agregó que por mucho que los expedicionarios tuvieran todo el equipamiento necesario, no tenían la experiencia suficiente. «De hecho el Cuerpo de Socorro Andino ni siquiera sabía de la expedición», añadió.

Pese a las críticas de Sazo, Alfredo Manccini, de la Asociación Deportiva Antupirén, explicó que «la preparación del grupo, el currículo y el equipamiento de la expedición tienen importancia a la hora de hacer un balance, pero en caso de condiciones climáticas desfavorables, por mucha preparación eso no se puede prever».

El currículum de los andinistas

La expedición de los alumnos de la Universidad Federico Santa María estaba prevista para medidos del 2002. Sin embargo, fue el mismo preparador, Marco Espinoza, quien en julio de este año escribió al presidente de la Federación de Andinismo de Chile, Gastón Eglinton, para explicarle que ésta se pospondría «considerando el análisis de numerosos factores que se evaluaron, los cuales, a nuestro juicio, atentan contra la seguridad de los expedicionarios y respaldaban la decisión de buscar una fecha más oportuna».

Los andinistas tuvieron una preparación de un año. Partieron desde Valparaíso el 4 de diciembre de 2002. El 10 de diciembre, comenzaron su expedición, donde mantuvieron contacto hasta el 25 de diciembre.

El jefe del grupo era Patricio Jiménez Recabarren, cuyo currículum de andinista incluye expediciones al cerro Muela de Diablo (4.500 m.), Pared Sur del cerro Parva del Inca (4.600 m.), un curso básico de montaña, curso Randonee del Ejército de Chile, cerro Ojos de Agua (3.800 m. e invernal), volcán San José (5.800 m.), Cerro Unión (4.300 m.) en solitario, volcán San Pedro (6.100 m.), cerro Aconcagua (6.950 m.), cerro la Paloma pared sur (4.800 m.), escalada Gran Pared Placa Roja, y el Cerro Becker (invernal a 4.500 m.).

Como jefe de expedición Patricio Jiménez había participado en la escalada al Volcán Parinacota (6.400 m.), intento de cumbre del volcán Pomerape (6.100 m.), cerro Juncal (6.100 m.), intento de cumbre Illimani (6.100 m.) y Huaina Potosí (6.100 m.).

En el caso de la única mujer del grupo, Lucía Vivar, había escalado el cerro el Plomo (5.400), cerro Leonera (5.000 m.), volcán San José (4.800 m.), cerro Unión (3.800 m.) invernal, intento en el volcán Parinacota y Pomerape (6.100 m.) y el cerro Juncal (6.100 m.). Además realizó un curso básico de montaña y el curso Randonee del Ejército de Chile.

Otro de los andinistas muerto es Daniel Núñez, quien en su currículum contaba con expediciones al volcán Tinguririca (4.800 m.), el cerro el Plomo (4.500 m.), cerro La Paloma (4.800 m.), cerro Gloria (3.800 m. e invernal), intento de cumbre al volcán Parinacota y Pomerape (6.100 m.), cerro Leonera (5.000 m.), cerro Juncal (6.100 m.), Alto la Posada (4.200 m.). Además realizó el curso Randonee del Ejército de Chile.

Héctor Romo, quien también falleció en la expedición, había escalado con anterioridad el cerro Parva del Inca (4.600 m.), el cerro Juncal (6.100 m.), cerro Gloria (4.600 m.) invernal, el volcán San Pedro (6.100 m.) , volcán San José (5.800 m.), cerro el Plomo (5.400 m.), cerro La Paloma (4.800 m.), cerro Alto la Posada (4.500 m.), cerro Becker (4.500 m.) invernal, intento de cumbre Illimani (6.100 m.), Huaina Potosí (6.100 m.) volcán Parinacota (6.400 m.), intento de cumbre al volcán Pomerape (6.100 m.), volcán San José (5.800 m.), escalada de Gran Pared Placa Roja y el curso Randonee del Ejército de Chile.

En el caso de Erlan Pontío, había escalado la pared sur del cerro La Paloma (4.800 m.), cerro Juncal (6.100 m.), la pared sur del cerro Parva del Inca (4.800 m.), cerro la Gloria (4.600 m.), cerro Leonera (5.000 m.) cerro El Plomo (5.400 m.) glaciar Iver, y travesía Los Azules (cerros San Ramón y Provincia).

Según la Federación de Andinistas de Chile, en los casos de Dennis Gómez y Daniel Bustamante no tienen información de ellos, ni pueden dar fe de que tuvieran una preparación adecuada.

Proponen restringir acceso a Montañas

Pero el accidente más grave de la historia de Chile no sólo ha generado controversia respecto a la preparación del grupo de andinistas. Los diputados Leopoldo Sánchez y Rodrigo González propusieron regular el acceso de las expediciones de montaña, debido a que hoy en día las autoridades a cargo de la seguridad pública, como Carabineros o las autoridades político administrativas, no tienen facultades legales para impedir el acceso a las montañas, pese a que existan antecedentes ciertos y confiables de que no existen las condiciones mínimas de seguridad para su realización.

Según los parlamentarios PPD, en este caso existieron al menos tres advertencias de los riesgos de la travesía. La Prefectura de Aysén en dos oficios comunicó formalmente a los organizadores del evento, en marzo y en julio de este año, que existían riesgos incontrolables, fruto de la acumulación de nieve, las bajas temperaturas, las distancias y sobre todo lo cambiante del tiempo debido a la presencia del Fenómeno del Niño que entre los meses de octubre de este año y enero del 2003, afectarían fuertemente la zona.

La tercera advertencia se les realizó en el retén de Puerto Guadal, donde el jefe de la unidad les exigió que al menos suscribieran un documento haciéndose responsables del viaje, pues no podía impedirlo por la fuerza. El documento hoy se encuentra en manos del fiscal de Chile Chico, Alvaro Sanhueza.

Tanto Sánchez como González aseguraron que «estos jóvenes iban derecho a la muerte y si ello no fue impedido es porque subsiste un estado de desregulación impropio del nivel de desarrollo de nuestro país y de su condición de país de montaña».

Añadieron que un claro ejemplo de esto es que los tres sobrevivientes, «fueron encontrados por una expedición no autorizada de la Universidad Católica, respecto de quienes las autoridades policiales ni siquiera tenían idea que se encontraban en la zona».

Se trata de la expedición encabezada por el estudiante de medicina de la UC, Sebastián Irarrázabal, su hermano Matías, Iván González, Dagoberto Guzmán y Alejandra Retamal.

Por esta razón, los diputados anunciaron que propondrán lo antes posible una legislación sobre seguridad en montaña, la que junto con fomentar el ejercicio de los deportes vinculados a ella, propondrá hacerlo en condiciones de seguridad entregando a comités provinciales de seguridad de montaña la potestad para autorizar las ascensiones.

Estos comités deberían ser presididos por los gobernadores provinciales, y tener en su seno representantes de Carabineros, expertos de Alta Montaña del Ejército y también a expertos de las asociaciones o federaciones de andinismo del país.

Sánchez añadió que la trasgresión a las medidas de seguridad impuestas por este comité debiera ser sancionada con fuertes multas, sin perjuicio de la facultad legal de Carabineros de impedir las ascensiones no autorizadas.

Inciativa desechada

La iniciativa ya fue desechada por quienes suben regularmente a las montañas, como Rodrigo Jordán. Desde la Antártica señaló a La Segunda que «la actividad de montaña es absolutamente libre, no hay cómo restringirla, prohibirla o administrarla. Los montañistas son libres de actuar donde quieran. Sólo los proyectos de las expediciones que postulan para acceder a fondos de la Federación de Andinismo son revisados por una comisión. Sin embargo, cada vez que uno va a una montaña encuentra muchos escaladores que no necesariamente pertenecen a algún club».

Añadió que las recomendaciones respecto al mal tiempo no significan que necesariamente éstos debieran devolverse. «En estos 60 días nosotros hemos tenido cinco o seis oportunidades de pésimo tiempo y no por eso uno abandona. Cuando viene el mal tiempo, uno maneja, sobre la base de conocimientos técnicos, si se queda o no en la carpa. Uno está preparado para administrar la situación, aunque no necesariamente para seguir avanzando o seguir escalando», aseveró.

ADEMAS:

Gastón Eglinton: «Hablando desde el punto netamente técnico estaban bien preparados»

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