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Cuando de la belleza a la estupidez hay sólo un ojo de distancia

Trabajos distintos y opuestos. Uno es argentino; el otro, chileno. El primero se ha dedicado por cuatro años a encontrar imperfecciones, ridiculeces o curiosidades en carteles públicos, el segundo ha seleccionado los más bellos, los más armónicos afiches publicitarios de las calles y el Metro de Santiago.


Los extremos opuestos se atraen… por la razón o la fuerza. Y nosotros, por la razón, unimos virtualmente dos proyectos en apariencia antagónicos. Casi como si se repelieran y negaran mutuamente. Sin embargo, sabido es que lo que más rechazamos son nuestras sombras, lo que somos, hemos sido o podríamos ser algún día, pero que por motivos ocultos eclipsamos.



Ergo, la belleza puede ciertamente contener la fealdad. Y la estupidez, por qué no, la genialidad. De ese modo es posible explicarnos y entender los cruces, forzados o no, del Proyecto Cartele y la exposición 730 días de cartel, la que se inaugurará el próximo 15 de enero en la Estación Mapocho.



"Es un documento de cómo se comunica la gente en Latinoamérica"



Proyecto Cartele es fruto de un trabajo que comenzó hace ya cuatro años cuando tres publicistas argentinos, Esteban Seimandi, Gastón Silberman y Machi Mendieta, decidieron reunir fotografías de carteles o señales instalados en la vía pública que resultasen graciosos, asombrosos o simplemente absurdos.



"No. Para nosotros no es un trabajo porque nos divertimos demasiado para considerarlo así", cuenta Estaban Seimandi a El Mostrador.cl. Sin mayores pretensiones, este grupo de amigos inició la ardua búsqueda de rarezas publicitarias. En poco tiempo reunieron cien fotografías.




"Allí nos dimos cuenta que teníamos algo, por lo que decidimos sacar un libro, Cartele, y un sitio en internet para promocionarlo. Lo increíble fue que contra todos lo que pronosticamos, en menos de cuatro meses el sitio fue visitado por 50 mil personas -entre ellos muchos chilenos- y nos mandaron cerca de mil fotos", recuerda el publicista.



De ese modo, lo que partió siendo un eventual complemento para un supuesto segundo libro se convirtió en el eje de la siguiente publicación, Proyecto Cartele, que está basado en un 95 por ciento en colaboraciones. El libro se agotó en poco tiempo, las visitas se multiplicaron y la exposición en el Centro Cultural Recoleta superó todas las expectativas: más de 10 mil personas visitaron la muestra.



¿Nunca sospecharon de la repercusión que podría tener?
– ¡Jamás! Lo que después descubrimos es que la idea no era tan original, en el sentido que era una idea que estaba latente. Era cuestión de darle forma y que alguien lo hiciera. Es bastante común ver algún cartel cómico y lo que hicimos fue darle una estructura y coherenciaa un conjunto de fotografías unidas por un tema. Con el tiempo nos dimos cuenta que lo de Cartele no era una cuestión de burla, sino todo lo contrario, ya que es más bien cariño, asombro de lo cotidiano.



Respecto a los alcances que ha alcanzado el Proyecto Cartele, Seimandi reflexiona:



"Hace cuatro años que estamos haciendo esto y tenemos un archivo de mas de mil ochocientas fotografías, lo cual ya trasciende a cualquier humorada. El proyecto ya es un documento de cómo se comunica la gente en Latinoamérica y creo que seguimos trabajando en un nivel de humor sano y no chabacano y grosero. No estamos en el primer mundo. No es la publicidad inglesa o norteamericana de alto nivel. Por lo tanto, Cartele es un reflejo de cómo nos comunicamos, y por más que Argentina y nuestros países miran con anhelo otros horizontes, nosotros tenemos esto. Nos guste o no", esgrime.



La belleza de publicitar




Los eslóganes del tipo "Estimado vecino: no sea imbécil, tire su mugre adentro y cierre la tapa" impresos en contenedores de basura no tienen lugar en la muestra 730 días de cartel. En esta exposición sólo hay cabida a lo convencionalmente bello y armónico.



Organizada por el Taller de Diseño de Exposición de la Escuela de Comunicación Gráfica del Instituto Profesional A.L.P.E.S., es la selección de cien piezas gráficas editadas en Chile durante los años 2000 y 2001 y que fueron escogidas dentro de todas las que circularon por las calles y estaciones del Metro de Santiago.



Esta exposición, contraria totalmente a Proyecto Cartele, es el reflejo de una publicidad-arte más cercano a lo docto. Quien grafica perfectamente el espíritu de 730 días de cartel es Hernán Colmbo, uno de sus organizadores, quien señala:




"La mirada selectiva presente en la muestra busca devolver el espacio meritorio que comenzó teniendo esta obra, considerando en una primera etapa al cartel como obra de arte de corta duración, que atrae e incita su captura como una pieza de colección".



¿Significa que el arte es sólo lo bello? ¿Y qué es lo bello entonces? ¿Quién lo determina? ¿Lo perfecto es lo bello? Preguntas que le surgieron también a Esteban Saimendi a medida que Proyecto Cartele crecía.



Es más, el publicista comenzó a replantearse su profesión. "Me di cuenta que las ideas pueden provenir de cualquier lado. Como creativo tenía el concepto de que si el cliente no comprendía el trabajo que le presentaba era un idiota. Tendía a menospreciar a quienes no entendían mis propuestas porque no eran profesionales o experto en la materia, aún cuando no era tan complejo", confiesa.



El trasandino afirma que su trabajo ahora lo toma con más humildad, pues a pesar de sus años de estudios y profesión, se sorprendió gratamente cuando en su barrio vio un aviso de un kiosko que, a pesar de la faltas de ortografías, llamó su atención por la genialidad del mensaje.



¿Cartele en Chile?



El inusitado éxito que ha tenido el Proyecto Cartele ha llegado incluso fuera de las fronteras Argentinas. Tan así es que han recibido colaboraciones de España, Ecuador, Costa Rica, México, Uruguay y, era qué no, de Chile también. Como consecuencia, tienen toda la intención de traer la muestra a nuestro país, pero aún no inician las gestiones pues no tienen contactos directos con espacios que potencialmente podrían estar interesados, como es el caso del Museo de Arte Contemporáeno.



Colaboración shilena de Mariana Juszkiewicz (desierto de Atacama).



"Lo interesante es que las fotografías reflejan la idiosincrasia de cada país. Ocurre que muchas veces nos llegan retratos de algunas partes que deben ser graciosos pero que nosotros no logramos entender. También sucede lo contrario, como le pasó a un amigo nuestro que viajando por Chile vio un cartel de un pueblito que se llama Peor es Nada y le causó mucha gracia, pero que probablemente a quien vive ahí no le sucede nada", relata Seimandi.



El secreto está en la mirada. En saber sorprenderse de fenómenos que por cotidianos pasamos por alto y que quizás esconden aquella belleza, aquella genialidad que creemos que sólo es propia de lo convencionalmente reconocido como tal.



Es evidente. Proyecto Cartele y 730 días de cartel son distintos. O quizás no tanto. De modos diferentes ambos abordan la creación, la necesidad de expresar ideas, productos o simples genialidades de lo común y que algunos decoran con armonía y otros con gestos de brutalidad. Si uno es mejor que el otro no importa. Esa decisión la toma usted.



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