En medio de las asperezas que quedaron después del cambio de gabinete, el gobierno buscó subsanar con los nuevos nombramientos los «daños infligidos» tanto a la DC -que perdió la cartera de Educación- y al PRSD -que perdió un cupo ministerial con la salida de José Antonio Gómez.
Con mucha diplomacia hubo que llevar adelante las conversaciones entre el Gobierno y la Democracia Cristiana para superar el estado de irritación en que quedó la directiva del partido después del cambio de gabinete y poder llevar a cabo estos días, la segunda fase del ajuste que involucra subsecretarías, intendencias y gobernaciones.
Hasta el lunes, la actitud de la DC hacia el gobierno era la de «no sentirse parte», no estar «emocionalmente» involucrados en el cambio de gabinete que les pasó por arriba. «El sentimiento de los militantes es el de no querer entrar a un gobierno que no nos considera», explicaba un miembro del consejo nacional de la DC.
Esta situación es la que ha tenido que sortear el ministro del Interior José Miguel Insulza para componer el esquema de los nuevos subsecretarios y el relevo para los gobiernos locales. La respuesta formal de la DC ante las propuestas de no,bres planteadas desde La Moneda han sido de acatar «lo que diga el señor ministro».
En medio de estas asperezas es que el gobierno ha buscado subsanar los «daños infligidos» tanto a la DC -que perdió la cartera de Educación- y al PRSD -que perdió un cupo ministerial con la salida de José Antonio Gómez.
Reunión y nombramientos
Después de terminada la reunión de los ministros políticos de ayer tarde en La Moneda con los jefes de los partidos, el flamante ministro secretario general de Gobierno anunció los nuevos nombramientos que completan la segunda fase de ajustes.
En la subsecretaría general de Gobierno entró Patricio Santamaría (DC), colorín, en reemplazo de la socialista María Eliana Arntz. Junto con Patricio Rojas, la de Santamaría era una de las propuestas reiteradas del mundo colorin para instalar uno de sus hombres en los cargos de poder.
Este nombramiento tuvo como costo una subsecretaría menos para el PS. Este partido, no obstante, conservó la subsecretaría general de la Presidencia donde fue nombrado Rodrigo Egaña (PS), en reemplazo de Gonzalo Martner.
Egaña ya había estado en el gobierno a cargo de Conama, en la comisión Bicentenario y en la comisión para la modenrización del Estado. No es un hombre del aparato del PS, sino que se vincula más bien a las «familias políticas». Su hermano dirige la Secretaría de Comunicación y Cultura.
En la subsecretaría de Marina, se nominó a Carlos Mackenney (DC), que hasta ahora se desempeñaba en el departamento jurídico del Ministerio del Interior. Mackenney ya había pasado por el ministerio de Defensa en la subsecretaría de Defensa.
Los radicales
La expectativa de ser «indemnizados» en algo después de la pérdida de Gómez todavía sigue pendiente para los radicales. Si bien es cierto que el ex intendente de Santiago, Ernesto Velasco fue nombrado como director (con rango de subsecretario) en Chiledeportes en reemplazo de Arturo Salah, esta designación no cubriría la deuda.
Quedó sin llenar la vacante de la subsecretaría de Educación, de la que José Weinstein ya se ha despedido formalmente. El PRSD «ha puesto a disposición del Presidente» el nombre del académico Gonzalo Figueroa Yáñez, y también el de Roberto Pliscoff. Ambos cumplen con cierto requisito que, ha trascendido, habría puesto La Moneda a los radicales: que en las subsecretarías propiamente tales no se designaría a personas vinculadas a la llamada «patrulla juvenil» del radicalismo la que en encabezó, en su momento, Patricio Tombolini.
Fuera de Educación, no está claro que vaya a haber nuevos cambios en subsecretarías. La tercera fase de ajustes son los gobiernos locales. En lo que respecta a intendencias, las versiones de La Moneda afirman que cambiarían todas menos la Metropolitana, la Quinta y la Octava; y en cuanto a gobernadores serían relevados 18. En la Metropolitana los de la provincia Cordillera y Chacabuco.
