Pese al mal ambiente, el presidente del PPD presentó su polémico borrador, donde plantea que "distintas voces han venido reclamando un reconocimiento de las responsabilidades históricas, políticas o morales que cabe a la clase política chilena".
Las actividades promovidas por el Gobierno y parte de la Concertación para conmemorar los 30 años del golpe de Estado, provocaron una fuerte división entre las distintas fuerzas políticas y sus representantes en el Congreso. Al punto que en la Cámara de Diputados se terminó desechando la propuesta del "Nunca Más" impulsada por el diputado y presidente del PPD, Víctor Barrueto.
Tanto es así, que la iniciativa que buscaba "una reafirmación de los valores democráticos y un nunca más" de parte de los parlamentarios -según se desprende del documento redactado por Barrueto, "Minuta sobre una posible declaración de ‘Nunca Más’ del Congreso Nacional»-, no encontró piso suficiente en ninguna colectividad.
Sólo un pequeño grupo de legisladores sigue creyendo que pueda tener alguna viabilidad, pese a que en el Senado la propuesta fue rechazada apenas Barrueto inició el lobby para promoverla.
Aunque en ningún partido, ni en la derecha ni en el oficialismo, se hacen cargo explícitamente del fracaso del proyecto en el Senado, todos coinciden en que la iniciativa tampoco encontró eco entre los diputados. Pese a reconocerse las "buenas intenciones" de su gestor al proponerla, desde el comienzo la gran mayoría pensó que no tenía ningún futuro y por esos mismo se abstuvo de sumarse.
Por último, la decisión del bloque PS-PPD de realizar un homenaje a la figura del ex Presidente Salvador Allende terminó por romper cualquier posibilidad de acuerdo y el acto del miércoles pasado sólo contribuyó a tensar aún más las relaciones en el interior de la Cámara.
Reconocimiento
Así y todo, Barrueto presentó su polémico borrador, al que tuvo acceso El Mostrador.cl. En éste plantea, entre otras cosas, que "distintas voces han venido reclamando un reconocimiento de las responsabilidades históricas, políticas o morales que cabe a la clase política chilena".
"Se ha dicho que la izquierda ha hecho un reconocimiento y su enmienda, pero aunque ello sea cierto en la práctica, y aunque diversos personeros de izquierda hayan formulado declaraciones a título personal, no ha habido un reconocimiento solemne como al que nos referimos. Lo mismo puede decirse, y en mayor medida, con respecto a la derecha", sostiene el documento.
De allí que "más que intentar que cada partido o sector político haga un reconocimiento por separado, tiene un profundo sentido simbólico y contribuye a crear un clima de reconciliación el que el Congreso Nacional formule tal declaración".
En opinión de Barrueto, según consta en el texto, "una resolución o declaración solemne avanzaría enormemente en resolver esta deficiencia de reconocimiento y en promover la reconciliación nacional. El Congreso es la sede de la democracia por excelencia, representando la expresión de la soberanía popular en todo el rango de sus opciones políticas".
La declaración, según el presidente del PPD, debía contener a lo menos una referencia política a la polarización ideológica que condujo a la "crisis de nuestra convivencia democrática", y una mención en torno a la culminación de la crisis y al golpe militar, como un hecho que ha dividido y continuará dividiendo a los chilenos.
Asimismo, dice el texto, se deberá enfatizar que los hechos mencionados "de ningún modo justifican las violaciones a los derechos humanos o el empleo de la violencia política al margen de las normas humanitarias universalmente aceptadas".
Añade que también se tendría que haber hecho una "distinción entre responsabilidades legales y responsabilidades históricas, morales o políticas, así como una distinción entre responsabilidades individuales y colectivas o institucionales y qué responsabilidad corresponde a distintas instituciones y a la clase política chilena". Todo ello con la "reafirmación de valores democráticos y un Nunca Más".
Tanto en la Oposición como en la Concertación admiten que el texto no era particularmente duro y piensan que no fructificó sólo por una cuestión de "oportunidad". Analizado este borrador, los representantes de las distintas bancadas debían enviar a Barrueto sus propias sugerencias respecto de lo que el documento final debía contener.
Sólo cumplieron con la tarea la diputada de Renovación Nacional, Pía Guzmán, y el senador socialista José Antonio Viera-Gallo. Este último, planteó su propuesta en una escueta misiva de cinco puntos en la que establece que el Senado debe "reafirmar su compromiso para trabajar incansablemente con el propósito de evitar que en el futuro de la República puedan volver a producirse situaciones de conflicto", como las que llevaron al golpe de Estado y las que se desencadenaron con posterioridad.
En los otros cuatro puntos señalados por Viera-Gallo son:
"El valor insustituible de la democracia como régimen político y como forma de convivencia social.
Considerar a los derechos humanos como principios orientadores del quehacer político, social y legislativo.
Contribuir a plasmar esos ideales en la tarea legislativa.
Seguir contribuyendo a la concordia cívica entre los ciudadanos, respetando el pluralismo y la libertad de conciencia de todos".
Por su parte, la diputada Guzmán, elaboró un documento de cinco carillas titulado "Nuestra memoria, el futuro", en el que hace un recorrido por lo hechos que concluyeron en el Golpe, planteando que "toda la comunidad chilena, aunque en distintos grados, tiene una responsabilidad política en la generación de las circunstancias que desembocaron en el agotamiento del sistema democrático y en las ulteriores violaciones a los Derechos Humanos. Es necesario, pues, que ningún sector eluda su responsabilidad, por lejana que sea, en relación con estos hechos".
Vea además:
Vea borrador de diputado Víctor Barrueto (PPD)
Vea borrador de senador José Antonio Viera Gallo (PS)
Vea borrador de diputada Pía Guzmán (RN)
