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Schaulsohn: «Frei Montalva fue más revolucionario que Allende»

"No es una cosa baladí que el objeto del resentimiento de la derecha política en Chile, más que la izquierda, ha sido siempre históricamente la Democracia Cristiana. Porque la derecha nunca le perdonó que haya sido el gobierno de Frei Montalva el que haya abierto las compuertas de una revolución social en Chile, que cambió para siempre la faz del país", aseguró Schaulsohn.


Aunque el 11 de septiembre ya pasó y con él quedaron atrás todos los análisis que al respecto realizaron la Concertación y la oposición, la Escuela de Derecho de la Universidad Católica continúa efectuando una serie de foros respecto a las causas y consecuencias del golpe de Estado. En uno de ellos, el ex diputado PPD Jorge Schaulsohn optó por las lecturas vanguardistas del pasado reciente: "el gobierno más revolucionario en la historia de Chile no fue el de Allende, sino el de Eduardo Frei (Montalva)", afirmó.



En opinión del ex presidente del PPD, las reformas más radicales efectuadas en Chile, se hicieron durante la administración de Frei padre. Para confirmar sus dichos, recordó la chilenización del cobre, la promoción de la participación de los trabajadores en la gestión de las empresas y la reforma agraria, entre otras iniciativas impulsadas por ese gobierno democratacristiano.



Pero fue aún más allá, asegurando que "no es una cosa baladí que el objeto del resentimiento de la derecha política en Chile, más que la izquierda, ha sido siempre históricamente la Democracia Cristiana, porque la derecha nunca le perdonó que haya sido el gobierno de Frei Montalva el que haya abierto las compuertas de una revolución social en Chile, que cambió para siempre la faz del país", ya que habría sido este partido el que inició el proceso de reformas y lo realizado por la Unidad Popular, encabezada por el ex Presidente Salvador Allende, constituyó sólo "la etapa natural que debía seguir el país después del gobierno de la DC".



Para el ex dirigente, las causas del colapso de la democracia tienen su origen en la profundidad de los cambios en los diferentes programas de gobierno, porque cuando se dice que la Unidad Popular era una "miserable minoría" -agregó- es una verdad a medias que sólo tiene sentido cuando se mira en función de los resultados obtenidos por Allende en la elección presidencial. Sin embargo, "no era una verdad sociológica, porque en su esencia era perfectamente sumable, en términos relativos, el proyecto cristiano de opción preferente por los pobres, con el proyecto revolucionario de la izquierda más radicalizada".



Añadió que esta cercanía explica por qué la Democracia Cristiana concurrió con sus votos, en el Congreso, para permitir que Salvador Allende asumiera la Presidencia de la República y que no sólo lo hizo porque era una tradición que quien sacaba la primera mayoría fuera confirmado por dicha instancia, sino que dicha decisión "obedece a estos vasos comunicantes entre estos dos proyectos (DC y UP)".



Schaulsohn ejemplificó señalando que si en esa época se hubiera tomado una fotografía satelital al país, en ella se habría visto "una masa crítica que estaba por los cambios, por los cambios muy profundos y una minoría pequeña, de derecha, que era refractaria a todos estos cambios". Por todo esto, a su juicio, el "entendimiento" entre la Democracia Cristiana y la Unidad Popular parecían natural.



No obstante, lo que generó que se comenzara a radicalizar la situación en Chile fue -indicó- la existencia de un debate mundial -del que nuestro país no estaba excluido- en torno a la propuesta de cambio alternativo que simbolizaba la experiencia de la revolución cubana, que no compartía la tesis de hacer los cambios respetando las estructuras del sistema democrático representativo.



El aporte de Aylwin y Piñera



El otro panelista del encuentro fue el ex Presidente Patricio Aylwin, quien reiteró sus recientes expresiones en torno a que el balance que se puede hacer de las consecuencias del golpe de Estado es que una parte de Chile tiene el alma herida y no va a cicatrizar en muchos años, provocada por las violaciones a los derechos humanos.



En sus opinión, se llegó a eso porque tras el golpe se institucionalizó la división entre los chilenos, quienes apoyaban el golpe eran considerados amigos y los que se oponían eran enemigos, lo que generó una lógica de guerra, que no justifica los atropellos cometidos en forma sistemática.



El tercero en la mesa fue el presidente de RN, Sebastián Piñera, quien también fue reiterativo en justificar el golpe, pero señaló que los atropellos a los derechos humanos constituyeron las "sombras" de un régimen que también tuvo "luces", como fueron los logros modernizadores en materia económica, cuyas políticas perduran hasta hoy. Tampoco dejó pasar la oportunidad de recordar que votó por el NO en el plebiscito de 1988.

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