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Cálculo de Bombal aplazó llegada de Larraín a presidencia del Senado

Con el propósito de obtener todos los requisitos necesarios para convertirse en miembro del Tribunal Calificador de Elecciones, el senador UDI, Carlos Bombal, obligó al futuro presidente del Senado Hernán Larraín, a retardar en cerca de diez días su investidura.


Si bien, a comienzos de la semana estaba claro que el senador Hernán Larraín asumiría la presidencia del Senado, el miércoles 10 de marzo, un cambio de última hora obligó al parlamentario a aplazar la ceremonia para el martes 16.



La compleja situación dejaba a la deriva al senador UDI, que según un pacto al interior de la derecha, le daba la posibilidad de ostentar el segundo cargo más importante del país, durante el presente año.



Lo cierto es que el actual vicepresidente de la Cámara Alta, el también UDI, Carlos Bombal -en un acto que fue calificado como «ambicioso» por varios parlamentarios-, solicitó el respaldo de su partido para aplazar la llegada de Larraín a la presidencia del Senado, con el propósito de cumplir un año en el cargo, y de esa manera, tener la opción de participar como miembro del Tribunal Calificador de Elecciones.



La entidad tiene el objetivo de transparentar el proceso electoral y, según la Constitución, está formada por cinco miembros: cuatro ministros de la Corte Suprema y «un ciudadano que hubiese ejercido el cargo de presidente o vicepresidente de la Cámara de Diputados o del Senado, por un periodo no inferior a los 365 días».



El salvavidas de Bombal



Para varios parlamentarios, dicha situación deja de manifiesto las intenciones de la UDI en la Cámara Alta, que al parecer desde ya se encuentra sacando todos los cálculos políticos «habidos y por haber».



Tal vez, «la maquinaria que aplastará a la Concertación», dicen algunos senadores que ven con recelo la llegada del gremialismo a la presidencia del Senado, donde aseguran «se podrían trabar los proyectos más emblemáticos del gobierno de Lagos».



Otros legisladores, analizan la postergación de la investidura de Larraín, a petición de Bombal, como un acto desesperado por adquirir más poder, ya que el Tribunal Calificador de Elecciones cumplirá un rol nada menor en los próximos dos años y para el gremialismo tener un representante en esa instancia puede ser, a lo menos, tranquilizador.



Aunque los parlamentarios más suspicaces señalan que para transformarse en miembro del Tribunal Calificador de Elecciones, es necesario que el postulante no sea ni dirigente de un partido ni senador, razón por la que presumen que Bombal, ya ha pensado en la posibilidad de una derrota en las elecciones por Santiago Oriente en el 2005. Sobre todo, si se toman en cuenta los coletazos del caso Spiniak.



Con pan y pedazo



Sin embargo, es evidente que la UDI, como en una especie de vitrina, tratará de realizar la mejor gestión posible. Trabajo que comenzará sin falta el próximo 16 de marzo, momento en el que Hernán Larraín, como presidente, y Jaime Gazmuri como vicepresidente, darán el «vamos» al trabajo legislativo al nuevo período de la Cámara Alta.



Un periodo que tal vez puede ser el más complejo para la Concertación, en años, tomando en cuenta las elecciones venideras -municipales en octubre de este año y parlamentarias y presidenciales el 2005-, hecho que genera las suspicacias en el oficialismo y que, conciente de ello, llevó a Renovación Nacional a exigir de sus socios que estos dos años fueran compartidos, ya que el 2005 será el senador de RN Sergio Romero quien reemplazará a Larraín en la testera de la Cámara Alta.





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