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Partido Socialista dispuesto a abrir el debate para nueva Constitución

Aún cuando el principal promotor de la iniciativa, el senador PS Jaime Gazmuri, tiene la disposición de llegar al mayor número de acuerdos en torno a las reformas, asegura que es necesario comenzar el debate sobre la elaboración de una nueva Carta Fundamental, pues lo más importante de la actual se mantendrá, a su juicio, por la »intransigencia» de la derecha.


Mientras las miradas de gran parte del mundo político están fijas en los leves avances que se van logrando en torno a las reformas constitucionales, personeros socialistas ven más allá. Así, en la tienda de Gonzalo Martner hay figuras dispuestas a adelantarse a los tiempos en materia democrática y a plantear el debate acerca de la necesidad de elaborar una nueva Carta Fundamental.



Este es el caso del vicepresidente del Senado, Jaime Gazmuri (PS), quien estima que la aprobación de las reformas constitucionales -cuya discusión lleva ya 14 años- lejos de cerrar el debate en torno a la Constitución, bien puede "profundizarlo", a lo que se suma la "intransigencia" con la que, a su juicio, ha actuado la derecha en este campo.



Aunque admite que lentamente se han conseguido algunos acuerdos y que incluso se podría llegar a un consenso en cuanto a restituir al Presidente de la República la facultad de remover a los comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas, a través de razones "fundadas" e "informadas", sigue convencido de que en el "tema grueso", como es el caso del sistema electoral, nunca se llegará a un consenso con la derecha.



Lo que, en su opinión, obliga a profundizar en el debate constitucional. Aún cuando está consciente que este tema se abrirá más adelante, sostiene que "en muchos sectores del país está madurando la idea de que tenemos un problema constitucional", por lo cual los socialistas -dice- quieren plantear este debate "con fuerza y argumentos claros".



Para Gazmuri, la posición que Chile ha logrado a nivel internacional hace impresentable contar con una Carta Magna firmada por los ex comandantes en Jefe de las distintas ramas de las Fuerza Armadas, Augusto Pinochet, Fernando Matthei, José Toribio Merino y César Mendoza.



Apuesta a las reformas



En cambio, para el diputado Zarko Luksic (DC) la apuesta es avanzar en los acuerdos que sea necesario, al interior del Congreso, con el fin de terminar con los "enclaves autoritarios" que aún mantiene la Constitución chilena. Para ello, lo fundamental -dice el diputado- es que ambas cámaras puedan manifestar su opinión al respecto, ya que a su juicio el hecho de que no exista Comisión Mixta para resolver las diferencias entre el Senado y la Cámara de Diputados en torno a las reformas constitucionales podría provocar el fracaso de las mismas.



De allí, la importancia -dice- de generar un mecanismo que permita asumir una "responsabilidad compartida" entre ambas cámaras.



Así, por tentadora y necesaria que parezca la idea de una nueva Constitución, lo cierto es que hay sectores del oficialismo que prefieren jugar todas las cartas a los acuerdos que se puedan generar al interior del Congreso.



Este es el caso de Luksic que plantea que es necesario aprovechar el impulso de las reformas constitucionales para establecer objetivos a futuro, por lo que el Ejecutivo y los partidos políticos deben contribuir a "ordenar el proceso", ya que la Constitución debería ser la "carta de navegación" por la que Chile se rija los próximos cien años.



A este respecto, el vicepresidente del Senado, explicó a El Mostrador.cl que, efectivamente, en algún momento va a ser necesario un pronunciamiento respecto de la situación planteada por Luksic, lo que se podría solucionar con la creación de una Comisión de Seguimiento con representantes de ambas cámaras, pero aclaró que más que de una figura legislativa se requerirá, para ello, de un pronunciamiento de los partidos políticos.



Asamblea Constituyente sólo como "último paso"



Por otra parte, consciente que de no haber acuerdo en torno a las reformas "duras" habría que buscar otra salida para terminar con los "enclaves autoritarios" de la actual Carta Magna, Luksic se muestra más proclive, en el mediano plazo, a conformar una Asamblea Constituyente que, a su juicio, es verdaderamente representativa de la ciudadanía.



La diferencia con la idea de una Comisión Constituyente, explica, es que ésta es nombrada por el Presidente de la República y puede ser mixta, siendo integrada por figuras representativas del mundo nacional y por parlamentarios. Sin embargo, los miembros de una Asamblea son elegidos por la ciudadanía con un mandato determinado -en este caso, elaborar una nueva Constitución- y luego de cumplida la misión para la que fue conformada se disuelve.



Ejemplos de este mecanismo se dieron, añade, en España y Portugal post sistemas autoritarios; mientras que la Constitución de 1925, por la que Chile se rigió hasta el año 1980, surgió a partir de una Comisión Constituyente.



Así las cosas, si lo que se busca es legitimar la Carta Fundamental -agrega- la mejor opción tendría que ser la Asamblea Constituyente, de tal manera que la ciudadanía tuviera representatividad a través de los integrantes de la instancia, elegidos por ella. Pero esto sólo como un "último paso" y en la contingencia de que no se pueda avanzar en la perfección de la democracia a través de un acuerdo en torno a las reformas constitucionales que deberán ser votadas en el Senado el 6 de octubre.





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