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Seminario Mayor exige tierras donadas de «palabra» por cardenal Silva

La justicia determinó que no hay pruebas que demuestren que el extinto arzobispo de Santiago Raúl Silva Henríquez haya entregado esos terrenos a una institución social y deportiva hace 29 años. Los afectados se encuentran a punto de ser desalojados si no aceptan firmar un comodato por cinco años.


Hace 29 años el cardenal Raúl Silva Henríquez entregó unos terrenos, en Punta de Tralca, a la comunidad para que hicieran deporte sin reparar en un grave error que hoy les da un fuerte dolor de cabeza a los usuarios de esas tierras: sólo se las entregó de palabra sin existir ningún contrato que haga expresa y efectiva la donación.



Las tierras pertenecen al Seminario Mayor, que recientemente pidió por la vía judicial que ese terreno le sea devuelto. Incluso hay una orden de desalojo de un tribunal, emanada el pasado 6 de abril, pero ésta se encuentra paralizada por la parte demandante ya que ofrecieron darles en comodato las tierras por cinco años, oferta que hasta el momento no ha recibido respuesta de la parte afectada.

La «manzana de la discordia» en este caso son los 16.600 metros cuadrados donde está el Club Deportivo y Social "Cardenal Raúl Silva Henríquez". Su presidente, Jorge Godoy, comenta que allí tienen "cinco series infantiles de fútbol, que van de niños de 7 años hasta 17; de adultos hasta de súper senior, de 45 a 100 años y también hay una rama femenina".



Relata que los terrenos se los donó de palabra el cardenal Silva, en 1976, "porque Isla Negra no tenía campo deportivo. Entonces, los empleados del seminario de Punta de Tralca marcaron el terreno y nosotros cumplimos la palabra dada a nuestro cardenal de usarlos para hacer deporte y recreación".

Los problemas con las tierras comenzaron hace tres años atrás, "cuando llegó Cirio Solari, de Santiago, y nos dijo que estábamos ilegales aquí. Nunca hemos estado ilegales porque todas las autoridades saben que permanecimos ahí de palabra. Todos los alcaldes que han pasado por acá lo saben. Pero «él quería que firmáramos un comodato", relata Godoy, quien agregó que no les pareció un trato justo y, por lo tanto, «no lo firmamos".



Son 300 las personas afectadas que dejarían de hacer deporte, en caso de que se concrete el desalojo, y esa medida afectaría hasta a los niños de la aldea Cardenal Raúl Silva Henríquez, señala Godoy. También añade que los sacerdotes del seminario no los han recibido e incluso "hemos ido hasta Santiago a hablar con el Seminario Pontificio Mayor y nos tiran para Cartagena o Melipilla…"



No hay pruebas escritas



El abogado del Seminario, Eduardo Urrejola, señaló que "no basta con decirlo, sino hay que probarlo. La palabra claro que vale, pero no hay testigos de que esa palabra (por parte del cardenal Silva Henríquez) existió". Agrega que "el seminario no tiene ningún documento y no hay testigos que respalden la donación".



Entonces se acudió a un juez, que "es una persona independiente, quien llegó a la conclusión de que el club no tenía sustento alguno en sus alegatos", dijo el profesional.



-¿La palabra de monseñor Silva Henríquez no vale, entonces, nada?
-Las palabras de monseñor Silva no sólo valen sino que son sagradas. Todo ese tema consiste en saber si él dio su palabra o no. El problema es que esa sagrada palabra no está por escrito, ni tampoco hay testigos, salvo ellos mismos.



-¿Pero recién después de 29 años se vienen a dar cuenta de este problema?
-Lo que entendemos es que esto fue dado en comodato y ellos no han podido probar eso ni remotamente. Incluso, ellos dieron una entrevista antes de empezar el juicio señalando que los terrenos fueron dados en comodato y esa es una prueba súper importante que ellos mismos llevaron al juicio.



No basta la palabra de la gente del lugar.
-No llevaron ningún testigo, no tengo por qué creer. Hace cinco años intenté regularizar esto con un comodato.



-Pero ahora hay una orden de desalojo de por medio.

-El desalojo se detuvo porque al abogado que tramita esta querella en San Antonio se le planteó si es que quieren o no firmar un contrato de comodato por cinco años. Nosotros no tenemos interés en que se vayan, porque el seminario no tiene planes sobre esos terrenos por ahora. Y diría más, encantados se los prestan. Pero la cosa se complicó porque ellos además reclamaron que se les paguen las construcciones existentes al interior del predio y en este punto aún no hay una posición.

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