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Pedro Mujica: «En votaciones estrechas, los nulos y blancos son decisivos»

Como la segunda vuelta electoral está fijada para el 15 de enero próximo, en medio de las vacaciones para gran parte del país, podría presumirse que habrá una baja en la participación en las urnas. Sin embargo, si se sigue la tendencia registrada en 1999, debería haber un mayor interés, por el 4% de votos nulos y blancos de la primera ronda, tendrá un peso importante.


El 11 de diciembre pasado, los chilenos dejaron la comodidad de sus hogares y, carné en mano, acudieron a los lugares de votación. Sin embargo, algunos se excusaron de no poder asistir por motivos fundados, y los más osados arriesgan pagar una multa entre $ 15 mil y $ 90 mil. Otra cifra no despreciable, manifestaron en las urnas su indecisión o disconformidad.



Se esperaba que la efervescencia que hubo los días previos al cierre de los registros electorales, que llevaron a que por primera vez desde 1993 se rompiera la tendencia a la baja del padrón -creció en 250 mil electorales-, ayudara a que los sufragios inválidos fueran menores. Sin embargo, el porcentaje se mantuvo dentro de los márgenes de las elecciones anteriores.



¿Qué ocurrirá en la segunda vuelta electoral? Según Pedro Mujica, coordinador académico de la Corporación Participa, en las elecciones en las que no hay mucho en juego se amplían los niveles de abstención directa, por lo que es altamente probable que en el balotaje aumente el interés.



"Mientras menos hay en juego en las elecciones, se amplían los márgenes de abstención directa. Por lo tanto, uno podría pensar, de acuerdo a las cifras históricas, que en esta oportunidad bajará considerablemente el nivel de los electores que no emite su voto por algún candidato", explica el especialista electoral.



La abstención directa se refiere al ausentismo de quienes están inscritos o a los que acuden al lugar de votación y deciden anular su voto o dejarlo en blanco. En la actualidad, existe una considerable cifra de personas en condiciones de votar -inscritos en los registros – que no lo está haciendo, marginándose de los resultados de quienes resulten electos.



Según los resultados provisionales de los comicios presidenciales, de los 8 millones 220 mil personas que componen el padrón electoral, un millón 64 mil (12,94%) sencillamente no concurrió a los lugares de votación. Y entre los 7 millones 156 mil que sí participaron del acto electoral, los nulos y blancos sumaron poco menos de 263 mil (3,67%).



Vale decir, cerca de un millón 227 mil personas que sencillamente se marginaron del proceso, a los que se agregan los potenciales electores, un universo de dos millones y medio de población mayor de 18 años, que no están inscritos.



Comportamiento


Elecciones
1999, primera vuelta

Padrón
electoral:
8.084.476

Abstención directa:
Nulos: 159.465 (2,19%)
Blancos: 56.991 (0,78%)
No concurrieron a votar: 812.000

Votos válidamente
emitidos:
7.055.128 (97,02%)

Elecciones
1999, segunda vuelta

Abstención
directa:

Nulos: 103.351 (1,41%)
Blancos: 44.675 (0,61%)
No concurrieron a votar: 757.000

Votos válidamente
emitidos:
7.178.727 (97,98%)

Primera
Vuelta

Población
en condición de votar:
10.500.000
Padrón electoral: 8.220.897

Abstención
directa:

Nulos: 179.112 (2,50%)
Blancos: 83.859 (1,17%)
No concurrieron a votar: 1.064.000

Votos válidamente
emitidos:
6.893.583 (99,32%)

Si bien es complejo realizar un cruce de electores e identificar quiénes son los que votan nulo o blanco, diversos estudios dan cuenta que generalmente se trata de personas que no militan en ningún partido político, pero sería poco probable que se trate de los nuevos inscritos.



«Los votos nulos y blancos están en las personas que ya estaban inscritas con anterioridad en el padrón electoral. Son electores antiguos que emiten un voto de rechazo, o que no se sienten representados por ninguna de las opciones que se presentan", explica Mujica.



Además, es prácticamente imposible prever un comportamiento de los electores, más aún si el único antecedente de balotaje es el registrado entre Ricardo Lagos y Joaquín Lavín en el verano de 2000. "Si uno toma la evolución histórica desde la elección de 1989 hasta la actualidad las cifras suben y bajan, no hay una tendencia clara", afirma el especialista.



En 1989, el porcentaje de nulos y blancos fue de 2,5%, cifra que se duplicó en 1993, llegando a un 5,5%. En la elección de 1999 cayó 2,97%, pero en la segunda vuelta bajó al 2%. El domingo último, la cifra llegó al 3,67%, una posición intermedia entre lo registrado en las elecciones en las que se impuso Eduardo Frei Ruiz-Tagle y la primera vuelta de 1999. (Ver recuadro).



Según Mujica, si se sigue la tendencia respecto a 1999 «todo permite suponer que la abstención de nulos y blancos debiera bajar al menos en un punto, o quizás más, reduciéndose a un 2,5% similar a 1999, o un 2%, como ocurrió en segunda vuelta de ese mismo año».



El experto electoral también proyecta que debiera "disminuir en alguna medida el número de inscritos que no van a votar", con lo que a los que ya emitieron su sufragio el 11 de diciembre debería aumentar, aproximadamente, en unos 50 mil electores.



«Cuando las diferencias de votos son muy estrechas, los nulos y blancos son decisivos. Este número, cercano a 260 mil escrutinios, podría definir la elección», explica el profesional.



Al respecto, en 1999 de el número de votos válidos subió en 123 mil 599 entre la primera y la segunda ronda, mucho más que la diferencia de 30 mil que hubo entre Lagos y Lavín. Por ello, si se sigue la tendencia, en esta segunda ronda una cifra similar debiera traspasarse a Michelle Bachelet o Sebastián Piñera. Su destino, es una tarea de los postulantes.



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