Armada agradece con revista naval a Lagos por modernización de la flota

Es poco usual que la Armada haga una revista naval y menos que ésta sea en homenaje al Presidente de la República, como se hará este viernes, en Valparaíso. De hecho, desde 1946, que no se hacía un acto similar en honor de un jefe de Estado y la última vez que se efectuó una ceremonia de iguales características fue en 1990, cuando se le rindió tributo al entonces almirante Jorge Toribio Merino, al retirarse de la institución.



Según la versión oficial, esta ceremonia se realiza hoy por «los apoyos que como institución ha recibido la Armada de Chile en el proceso de renovación y modernización de la flota naval; el más relevante de la historia nacional del siglo XX».



No es para menos tantos honores si se piensa que a la Armada, desde 1998 a la fecha, incluido los submarinos Scorpene, se le han comprado 1.500 millones de dólares en renovación de equipos. Ahora, si vemos sólo el período del Presidente Lagos, los recursos financieros comprometidos han sido de unos mil millones de dólares.



Estos incluye la compra de la fragata Williams, por un valor de US$60 millones, en el año 2003; las cuatro fragatas holandesas en el 2004, por US$450 millones, y las tres fragatas británicas, por US$350 millones, en el 2005. A esas compras se suman proyectos de modernización de los submarinos del Tipo 209 (alemanes), compras de misiles y torpedos, costos de entrenamiento de personal en el exterior, etc.



Nunca tantos barcos en tan corto tiempo



El propio jefe de la Armada, almirante Rodolfo Codina, reconoce lo anterior en una entrevista concedida a la revista Jane’s Defence Weekly. El alto uniformado destaca que nunca antes se habían comprado tantos barcos en tan corto tiempo, ya que "lo usual era integrar, a lo más, uno o dos buques nuevos en un periodo de cinco a diez años. Ahora estamos recibiendo siete fragatas modernas, muy avanzadas, en sólo cinco años".



Además hace hincapié en que la puesta en servicio de las naves, que son sustancialmente más nuevas y modernas que la que tenían hasta ahora, supone un enorme desafío en términos de entrenamiento de personal y reorganización del sistema de logística de la institución naval.



Codina, además, define las nuevas adquisiciones, que traerán equipos y sistemas que "son diferentes a lo que teníamos hasta ahora", como "un importante salto tecnológico", y expresa su confianza en que "en línea con los estándares profesionales tradicionalmente altos de nuestra Marina, que son internacionalmente reconocidos, nuestra gente no tendrá problemas para manejar los desafíos planteados por la modernización".



El almirante Codina enfatiza que "Chile necesita una Marina", y que "esta Armada necesita ser apropiadamente equipada para ser capaz de cumplir sus deberes y tareas en forma efectiva, como lo demanda el interés nacional. Esto requiere de capacidades basadas en la tecnología, para conjurar las amenazas y para interoperar con otras entidades navales. Es por eso que el gobierno de Chile está haciendo un esfuerzo extraordinario para invertir en la modernización de nuestra marina".



La defensa de las adquisiciones



La nota menciona que estimaciones no oficiales indican que desde 1998, fecha en que se encargan los Scorpene (O’Higgins y Carrera), el gobierno ha comprometido 1.500 millones de dólares en la adquisición de nuevas naves y equipos para la Armada.



Sin confirmar o negar la exactitud de esa estimación, Codina defiende las adquisiciones de nuevo material naval, señalando que "Chile es un país marítimo, lo que significa que tenemos importantes intereses en términos de explotación y protección de la pesca y otros recursos marinos. Tenemos una economía que depende fuertemente de exportaciones que salen al mercado mundial por medio del transporte marítimo".



Agrega el comandante en jefe de la Armada que "esto se refleja claramente en el hecho de que Chile es el cuarto mayor usuario del Canal de Panamá. En realidad, cerca del 85 por ciento de nuestro comercio exterior se realiza a través del mar, representando cerca del 54 por ciento de nuestro producto interno bruto. Frente a eso, y más allá de las amenazas y roles tradicionales como la defensa de las fronteras marítimas, ahora tenemos nuevas amenazas como el terrorismo, la piratería, tráfico de drogas y la inmigración ilegal".



Codina precisa que "Chile necesita contar con una Marina que sea un instrumento efectivo de su política exterior y la defensa de los intereses nacionales en el más amplio sentido. Eso se logra mediante la contribución a la mantención de la paz y la estabilidad, a nivel regional y global, a la vez que se protege y aseguran las vías de comunicación marítima que son esenciales para la continuidad del comercio exterior que es el motor del desarrollo de nuestro país".



En tal sentido, ejemplifica diciendo que "el primer caso es el despliegue de nuestros Infantes de Marina, con el apoyo ocasional de buques nuestros, con la fuerza internacional de mantenimiento de la paz de Minustah en Haití. La segunda situación es retratada por los ejercicios internacionales Panamax, cuyo objetivo es reforzar la seguridad en el Canal de Panamá frente a una amenaza terrorista, que son organizados en forma conjunta por las marinas de Estados Unidos y Chile desde el año 2003".



Concluye que "manteniendo en mente este propósito de contribuir a la paz y estabilidad en el mundo, nuestra marina está regularmente tomando parte en otros ejercicios combinados con las marinas de países vecinos, como Argentina y Perú; y de otras naciones más distantes, como Canadá, Francia y el Reino Unido".



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