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Advierten que escasa voluntad política impide cambios radicales en Defensa

Cuatro especialistas, tres de ellos ligados a la Concertación, coinciden en que las políticas impulsadas desde el retorno a la democracia en este área no han dado frutos y, pese a ciertos avances, no han existido reformas profundas. Creen necesario un uso eficiente de los recursos, mayor transparencia y acusan que falta capacidad para anticipar eventuales conflictos.


Desde que se restauró la democracia en Chile, hace 16 años, las innovaciones en materia de defensa han sido escasos. Temas como la eliminación del Sistema Militar Obligatorio, la reforma previsional de las Fuerzas Armadas o la derogación de la Ley Reservada del Cobre, aún se encuentran pendientes debido la "falta de voluntad política".



Así lo estiman los analistas consultados por El Mostrador.cl, que advierten que el panorama no es alentador, y más bien lo consideran frustrante, pues en los últimos años sólo se dictaron dos ediciones del Libro de la Defensa, se modernizó equipo obsoleto de las entidades castrenses, y hubo un acercamiento entre civiles y militares, pero otras materias con la misma importancia aún siguen en tabla.



Para el analista Eduardo Santos, ligado a la Democracia Cristiana (DC), la política de Defensa en Chile es "obsoleta y realmente frustrante. Si uno ve los programas de gobierno de hoy, son muy parecidos a los de 1990. Las cosas que aparecen son relativamente pocas y sigue pendientes una lista muy larga, más extensa que la de los avances".



«Es necesario que exista un nuevo libro de la Defensa», acota Santos, quien agrega que "la política de Defensa de hoy no toma en cuenta las actuales realidades, como son los liderazgos emergentes de Hugo Chávez y Evo Morales, o que la ‘probabilidad de cero’ de conflicto con Argentina, que está en todos los ambientes académicos, no se considera".



«Hay temas pendientes como la reforma previsional, la carrera militar, la eliminación de la Ley Reservada del Cobre, la Ley del Ministerio de Defensa, los cambios a la justicia militar, la derogación del Servicio Militar Obligatorio y que exista una adquisición militar centralizada", agrega.



Voluntad política



A juicio de Santos, una de las razones por las cuales se ha producido este atraso es porque ha faltado voluntad política para introducir innovaciones, y las autoridades civiles han sido demasiado cautas cuando se trata de materias de defensa.



«Si bien, en los ’90 era difícil avanzar, porque estaban los temas Pinochet y de derechos humanos que hacían que no hubiese confianzas, a fines de los ’90 eso dejó de existir, para hablar confiadamente con los militares de cualquier tema y sin ningún tipo de duda", sostiene.



A pesar de ello, afirma que durante la administración de Ricardo Lagos continuó la moderación. «Seguimos con la misma cautela. Creo que hubo luces con el ex ministro Jaime Ravinet, donde se avanzó más que en los período de (los ministros) Michelle Bachelet y Mario Fernández», estima.



Con todo, Santos reconoce lo positivo que fue, por ejemplo, la publicación de los libros de la Defensa y el desarrollado una «política explícita" del área. "El hecho de que hayan trabajado en forma conjunta civiles y uniformados permitió reconstruir la confianza civil militar, fue un gran avance», afirmó el analista.



A ello se suma, argumenta el experto, que "contando con la ayuda del alto precio del cobre es haber renovado el equipamiento militar de las Fuerzas Armadas, para pasar de cantidad a calidad, eso es un indudable progreso. La semi voluntariedad del Servicio Militar y su profesionalización paulatina, también se debe destacar".



Respecto a los avances que se produzcan con la Presidenta Bachelet y la nueva ministra, Vivianne Blanlot, el especialista es escéptico. "Uno puede prever que no es mucho lo que quiere hacer y no por voluntad de la ministra, sino que por una política de La Moneda. Da la sensación que todo lo van a revisar, lo que Ravinet tenía listo, igual se verá", aventura.



Deficiente



Igualmente pesimista es el analista independiente Juan Pablo Rosso, quien estima que "el estado de la defensa podría calificarse de deficiente, debido a su falta de conducción política, obsolescencia estratégica y un uso poco eficiente de sus recursos económicos, humanos y materiales".



«La falta de conducción política explica por qué no se ha realizado ninguna reforma importante en defensa en estos 16 años. Pero ninguna reforma a sus procesos de toma de decisiones tendrá éxito, si la clase política no asume su responsabilidad de dirigir, planificar y fiscalizar el sector", asegura el experto.



Ello es, a juicio de Rosso, «un problema de actitud que seguirá dificultando su desarrollo, porque la clase política no ha demostrado interés en abordar defensa de manera pro-activa y visionaria. Ello se debe a la creencia generalizada entre la elite política de que la defensa es un problema militar y no político, que se entrelaza con la escasa valoración que en esos círculos se tiene de la defensa como instrumento de desarrollo nacional".



También critica "el excesivo secretismo que cubre defensa y que tiene un efecto alienante sobre la ciudadanía, al marginarla de su modernización, y desincentiva el desarrollo de un debate público que contribuya a renovar sus enfoques y cursos de acción. Esto dificulta la solución de sus problemas, porque hace muy difícil fiscalizar el sector y medir su efectividad y eficiencia".



Expresa que "la demostración más clara de esta falta de transparencia son los dos Libros de la Defensa Nacional. A diferencia de aquellos publicados en Europa o Asia, donde se habla con franqueza sobre sus hipótesis de conflicto y los planes de desarrollo de sus fuerzas, los de Chile son sólo una recopilación de normas legales y definiciones que no aportan a una mejor comprensión sobre el sector".



Obsolescencia estratégica



Respecto a la obsolescencia estratégica, dice que "ésta se debe a un manejo de riesgos poco acertado que ha derivado en una fuerza militar enfocada en la defensa territorial con poca capacidad para adaptarse a los cambios del escenario estratégico internacional, más por temor de alejarse de nuestras fronteras que por la insuficiencia de sus medios. La realidad es que una fuerza más flexible y expedicionaria, capaz de detectar y destruir blancos con mayor rapidez y a mayor distancia, tendría mejores probabilidades de disuadir cualquier tipo de amenaza a nuestros intereses dentro y fuera del país".



Rosso asegura que "parece que Defensa no ha asumido como un principio rector que nuestra seguridad estaría mejor resguardada si contáramos con una mejor capacidad de proyección de poder, porque nuestro desarrollo depende de ciertas condiciones de seguridad, no sólo en nuestras fronteras sino alrededor del mundo, que deben ser resguardadas en forma unilateral o multilateral. A modo de ejemplo, el creciente poderío militar chino y los nuevos movimientos populistas en América Latina son una amenaza latente a nuestras líneas de comunicación marítimas en el Asia y vía el Canal de Panamá".



Por otra parte, también lamenta la poca eficiencia con que se utilizan los recursos, ya que "con lo mismo que invertimos en defensa podríamos contar con una fuerza de mayor capacidad disuasiva en nuestras fronteras y en el exterior".



«Desechar la hipótesis de conflicto con Argentina y reducir la cantidad de personal en servicio activo liberaría suficientes recursos para adquirir los medios necesarios para aumentar considerablemente la rapidez y capacidad letal de nuestra fuerza militar", sostiene.



Puntualiza que "no se asignan los recursos de manera flexible, evaluando las capacidades que debe proyectar nuestra fuerza militar en forma integral, sino que se analizan las necesidades en forma compartimentalizada: Ejército-Fuerza Aérea-Armada. Esto disminuye la sinergía que deben lograr las fuerzas en el combate y retrasa la solución de deficiencias en cada rama".



En ese sentido, considera «inexplicable» que los aviones de la Fuerza Aérea no cuenten con misiles antibuque para complementar la acción de la Armada, o que el Ejército tenga sistemas antiaéreos de largo alcance, pero que por otra parte se inviertan US$ 600 millones para adquirir sólo diez cazas F-16.



Atraso en modernización integral



En tanto, el analista socialista Santiago Escobar coincide en que se ha avanzado poco en el sector defensa. "La modernización integral de nuestras Fuerzas Armadas está muy atrasada, no tenemos Ley Orgánica y tampoco un Estado Mayor Conjunto de verdad".



«Seguimos administrando la Defensa de una manera parcial. Yo tengo dudas de que los sistemas de comando, comunicación y control de las ramas estén acoplados de una manera eficiente unos con otros", considera.



El especialista del PS sostiene que "Chile no ha hecho un esfuerzo por poner la agenda de intereses nacionales en el ámbito político regional que, desde el punto de vista de nuestros interés, son tres puntos: estabilidad institucional y democrática; libertad de comercio y cooperación energética. Ahí están los riegos del interés nacional".



Escobar cree que el país está haciendo mal la tarea regional, ya que no prevé sus intereses. «Somos el principal usuario del canal Panamá y tenemos deficiencia energética. Ello nos obliga a tener países amigos con sentidos comunes compartidos y eso no se ha hecho», dice.



"Los militares han hecho un esfuerzo real"



José Higuera, de la comisión de Defensa del PPD, subraya que, a pesar de las dificultades, desde el retorno a la democracia los militares se han esforzado por reenfocarse en sus tareas profesionales, en el marco de las nuevas realidades nacional e internacional, y la seguridad vecinal, regional y mundial.



«Los resultados de ese proceso han sido irregulares, en algunos casos buenos y en otros no tanto, pero nadie puede desconocer que los mandos de las Fuerzas Armadas han hecho un esfuerzo a lo largo de estos 16 años", sostiene.



Sin embargo, cree que las actuales deficiencias es responsabilidad de las autoridades civiles. «La elite política de la Concertación no hizo lo suyo, estudiando a fondo los temas relacionados con la Defensa y asumiendo las responsabilidades que como autoridad tiene respecto de este sector», expresa.



«Por el contrario, la mayoría de los integrantes de esa elite sigue viendo a Defensa como un "cacho", que no saben como sacarse de encima y que, por lo mismo, preferirían dejar volando con piloto automático. Es por eso que se puede decir, con justicia, que la elite civil no ha hecho sus tareas en lo relativo a Defensa", sentencia Higuera.



En opinión del especialista del PPD, "el esotérico contenido de los libros de la Defensa, editados a lo largo de estos 16 años, es un útil indicador de la gestión de los gobiernos de la Concertación en este sector. A diferencia de los informes regulares editados en Europa y otros lugares, los documentos publicados en Chile no definen realmente las políticas del sector o las necesidades del país en este campo, y tampoco fijan los basamentos político-estratégicos que ayudarían a definir esas políticas y necesidades. Tampoco hay una descripción real de la situación actual de las Fuerzas Armadas ni del estado y objetivos de sus proyectos de modernización o desarrollo".



Para Higuera, "lo que los libros de la Defensa han mostrado es una visión en retrospectiva de las políticas y proyectos ya desarrollados en Defensa. Es decir, son una mirada hacia el pasado. Y esa retrospectiva ha sido acompañada por un conjunto de información sobre las normas institucionales y legales vigentes para el sector Defensa, que fueron complementados con unas declaraciones de intención con aire filosófico que pretenden pasar, con poco éxito, como definiciones de la política de Defensa».



«Dicho en otras palabras los libros de la Defensa, que deberían señalar con claridad hacia dónde vamos, han mostrado sólo donde hemos estado. En resumen, el esfuerzo de preparar los libros de la Defensa, que ofrecía una instancia ideal para avanzar en la definición de una política de Estado para la Defensa, generando de paso un instrumento de desarrollo de confianza mutua respecto de los países vecinos, ha sido desaprovechado", asegura el analista.



Ley Reservada



«También se advierten dificultades para avanzar en temas como la reforma o reemplazo de la Ley Reservada del Cobre y el sistema de financiamiento de las compras de equipamiento militar, la reforma de la carrera militar y la eliminación del Servicio Militar Obligatorio, y la reforma del sistema de Justicia Militar. De igual forma, se advierten falencias en el proceso de instalación y consolidación de una doctrina operacional conjunta, que debe incrementar las capacidades de la Defensa a través de la sinergia generada por el uso combinado y complementario de los medios de cada rama", señala.



En este último aspecto, puntualiza, «hay algunas señales positivas, como la reciente creación por parte de la Armada de un comando único de fuerzas especiales, agrupando a las dos unidades de este tipo que posee esa institución. Eso debería marcar el camino hacia la agrupación de todos los medios de fuerzas especiales, de las tres ramas, en un comando que en lo operacional debería depender directamente del Estado Mayor de la Defensa Nacional".



"El reciente establecimiento del embrión de una escuela de vuelo única, donde se formarán pilotos de las tres ramas, es también una buena señal que apunta en la misma dirección. Eso debería conducir en el futuro a la creación de un centro logístico unificado, para atender las necesidades de mantenimiento de los medios aéreos de las tres ramas», sostiene.



En esa misma perspectiva, advierte «la necesidad de abordar la creación de una Agencia Central de Adquisiciones o de Gestión del Material de la Defensa, que debería conducir los procesos de compra de nuevos equipos, en lo técnico y financiero, al igual que la logística ligada al mantenimiento y modernización de esos equipos".



En opinión de Higuera, "un aspecto clave para reimpulsar la gestión en Defensa de la Concertación es la reactivación del elemento civil de la Comunidad de la Defensa. Los primeros años de gobierno de la Concertación fueron marcados por un fuerte impulso dado a la formación de expertos civiles en el área y a la apertura de instancias de discusión sobre estos temas, que contó con un fuerte apoyo de gobiernos y organismos del exterior».



Pero recuerda que «ese impulso comenzó a desaparecer a mediados de los años noventa, cuando los proyectos de adquisición de nuevos submarinos para la Armada y aviones de combate para la FACH generaron un debate y un cuestionamiento a la vista del público que a las autoridades del momento no les gustó. Mientras esos gobiernos sacaban esos temas de la vista del público, la comunidad de la Defensa entró en una crisis de la cual no se le ha dejado salir. Hoy el debate prácticamente no existe, y sólo se aceptan las opiniones de aquellos que están de acuerdo con la línea oficial".



"Reimpulsar el desarrollo de la comunidad de la Defensa, junto con la reapertura de un debate público, es vital tanto para la definición de una política de Estado en Defensa como para el desarrollo democrático del país. La sociedad chilena debe tener conocimiento y opinar sobre estos temas, que deben ser de interés para el conjunto del país, y para que ello ocurra es esencial que haya especialistas exponiendo ante el publico sus distintos puntos de vistas", finaliza.



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