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«No es que entró Chávez al Mercosur, sino la sexta potencia petrolera»

Coordinador del Mercado Común del Sur, que vio ampliada sus filas tras la integración de Venezuela en la cumbre de Córdoba, dice que el chavismo le recuerda al primer peronismo, porque a la legitimidad de su origen se unen ciertos rasgos, para algunos, autoritarios. En tanto, el embajador chileno en Buenos Aires, Luis Maira, llama a integrarse para tener »una voz de un mínimo peso» en el ámbito global.


"La integración no es un jardín de rosas. Es un tema concreto en el que hay demostrar que puede haber avances. Las expectativas de la sociedad no son hoy de integración, sino de resolver sus problemas nacionales y demandas sociales que se arrastran desde los ’80…" El crudo diagnóstico es de Carlos "Chacho" Álvarez, presidente de la comisión de representantes permanentes del Mercosur y ex vicepresidente argentino (1999-2000), en el gobierno de Fernando de la Rúa.



Álvarez fue uno de los participantes estelares del seminario internacional "La integración regional en América Latina: Dificultades y perspectivas", organizado por la fundación Friedich Ebert, la Internacional Socialista del Cono Sur y el Instituto Igualdad, y que se llevó a cabo este viernes en la sede del ex Congreso en Santiago. Recordó que el Mercosur, creado por el tratado de Asunción, de 1991, "con sus más y sus menos, sus cuestionamientos y sus asimetrías ha sido una de las experiencias más exitosas" en el ámbito de la integración, aunque reconoció también sus insuficiencias, a 15 años de su puesta en marcha.



"Uno de sus activos es que es una marca más reconocida afuera que adentro, que ha hecho una contribución a la cuestión democrática (por ejemplo, en la crisis de Paraguay, en el 2000, donde hubo un intento de golpe)". Admitió, sin embargo, que hay "una distancia abismal entre el discurso sobre la integración y la práctica" sobre la misma materia.



Comparando el fenómeno del Mercosur con la integración europea, corporizada a través de una comunidad y una moneda única, Álvarez mencionó que en dicho caso Alemania y Francia financiaron el desarrollo de los países más débiles, dando el ejemplo de España. También recordó el aporte de EEUU a esa construcción. "En cambio, nosotros sólo hemos sido el patio trasero ideológico de EEUU, con los militares como guardianes, mientras que Europa era su reaseguro".



El coordinador del Mercosur planteó también la necesidad de dejar un poco a un costado la noción de América Latina para reemplazarla por la de Sudamérica, pues "la agenda de los países del canal de Panamá para arriba está muy tomada por EEUU, con temas de migración, etc., que no son los nuestros".



Con respecto a los proyectos diferentes que anidan en el Mercado Común del Sur, a partir de la incorporación al mismo como miembro pleno de Venezuela, en la última cumbre de Córdoba, subrayó que "la integración no es entre iguales, aunque es bueno que existan afinidades", como las que se han dado en el último tiempo, con una mayoría de gobiernos progresista.



"No tiene sentido una lucha por la hegemonía"



En relación al tema Chávez, indicó que "no tiene sentido una lucha por la hegemonía. No nos podemos meter en temas de gestión interna de cada país. Yo le decía a Chávez: ‘Ustedes son muy parecidos al primer peronismo, con una gran legitimidad de origen -ha ganado todas las elecciones en que ha participado- pero también con conductas que a algunos les parecen autoritarias’. Nosotros debemos poner una suerte de norma ISO de la democracia, pero nada más. Y lo que hay que considerar no es que entró Chávez al Mercosur, sino la sexta potencia petrolera mundial".



En ese sentido, su postura estuvo en la misma línea de lo expresado antes por el senador Ricardo Núñez, quien al exponer su punto de vista sobre el particular expresó que la constitución de "ejes" en el continente, ubicando en un lado a países como Chile, Brasil, Perú y Uruguay, con gobiernos ubicados en una línea socialista o socialdemócrata, y por otro a Cuba, Venezuela, Bolivia y Argentina, con gobiernos situados más a la izquierda, le parece "un grave retroceso, una simplificación que sería lamentable".



Volviendo a reiterar que los procesos de integración de Europa y América Latina no pueden compararse por tener rasgos ciertamente muy distintos, "Chacho" Álvarez concluyó su intervención señalando que de todas maneras "la infraestructura y la energía tienen que jugar en la región el papel que en Europa jugaron el carbón y el acero" como factor de aceleración de la dinámica integradora.



Luis Maira y la "soledad benéfica" de América Latina



A su turno, el embajador chileno en Buenos Aires, quien es también miembro del comité que estudia las bases de una posible Comunidad Sudamericana de Naciones, con sede en Montevideo, habló sobre el marco global en que se dan actualmente los procesos de integración.



Enfatizó que tras la caída del Muro, el mundo vive un cambio de época donde un orden internacional no fue reemplazado automáticamente por otro, sino que se inició la búsqueda de un orden de reemplazo, "con una notable ausencia de América Latina". Maira recalcó que la región "tendría más voz si hubiera consenso. Y en medio de esto nos cayó como un rayo el impacto de los atentados del 11 de septiembre en EEUU. Y ahí se acentuó el hecho de estar en un espacio marginal".



Puntualizó, no obstante, que tal vez si no fuera por este "desacoplamiento" entre la política exterior de EEUU y el subcontinente, tal vez "difícilmente se hubiera dado esta constelación de gobiernos de izquierda diferentes que ahora está en el poder". De este modo se explica Maira la suerte de "soledad benéfica", según el concepto por él acuñado, que estaría viviendo la región con respecto a las grandes potencias.



Con respecto a los problemas y "ruidos" bilaterales que están enturbiando las relaciones de varios países (Argentina-Uruguay, por las papeleras; Brasil-Bolivia, por el precio del gas y la ocupación militar de plantas de Petrobras al nacionalizarse los hidrocarburos, "lo que permitió que la derecha brasileña se fuera al cuello de Lula"; y Argentina-Chile, también por el tema del gas), Maira no escabulló el bulto e indicó que "probablemente en el último año las cosas han andado peor que en los catorce años anteriores en este ámbito de doce países".



Además de los diferendos ya mencionados, rememoró el de Venezuela y Perú (por los dichos de Chávez en apoyo a Ollanta Humala), "un conflicto áspero e innecesario". A su juicio, se ha roto la arquitectura original de la integración que "como un pórtico griego tenía dos columnas: el Mercosur y la CAN (Comunidad Andina de Naciones)". "Ahora el Mercosur se refuerza y aparece una nueva arquitectura en Córdoba".



El ex embajador de Chile en México redondeó su exposición indicando que "mi impresión es que el problema número 1 de América Latina es la desigualdad. Cada uno de los Presidentes actualmente en el poder va a ser juzgado por eso. Ahí se está decidiendo la suerte de los gobiernos progresistas, más allá de cualquiera sea su signo ideológico. No olvidemos que los pobres pasaron de 120 millones a 200 millones tras la ‘década perdida’ de los ’80".



En relación al proyecto del gasoducto del sur, promovido por Venezuela, que requiere 18 mil millones de dólares de inversión, sostuvo que "a la espera de eso, avancemos por ahora en proyectos más modestos de integración bilateral".



"Me gusta la idea de que Chile vuelva a la CAN -agregó-, pero me repugna que se presente la opción del Pacífico como alternativa al Atlántico, como zona prioritaria de integración". "Lo cierto -concluyó- es que efectivamente América Latina es hoy una zona fragmentada, y es necesario superar eso para tener una voz de un mínimo peso en la reconstrucción de un nuevo orden internacional".





cmonge@elmostrador.cl



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