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Belén Moncada : «Eje doctrinal de la dictadura es obra de Jaime Guzmán»

Doctora en Historia de la Universidad de Navarra, Magíster en Estudios Internacionales por la Escuela Diplomática y la Universidad Complutense y decana de la facultad de Humanidades de la UST, Moncada destaca en su libro sobre el pensamiento del fundador de la UDI Jaime Guzmán Errázuriz su carácter de ideólogo del régimen militar, a la vez que su vigencia como fundador de una nueva derecha.


La historiadora española Belén Moncada, en una entrevista con El Mostrador, conversó sobre Jaime Guzmán Errazúriz, a quien considera uno de los personajes políticos más influyentes de la historia reciente de Chile, y sobre quien centró su tesis doctoral, transformada ahora en un libro que será presentado este viernes por José Miguel Insulza y Jovino Novoa.



En su reciente texto "Jaime Guzmán, el político. Una democracia contrarrevolucionaria", la decana de la facultad de Humanidades de la Universidad Santo Tomás (UST) analiza a fondo el pensamiento político e ideológico del líder de la UDI, cuyo rol, piensa, fue determinante para el acontecer nacional desde 1970 en adelante.



Tras un largo trabajo de documentación histórica, propone que el ex senador asesinado por militantes de una fracción del FPMR en 1991 "creó una nueva democracia, que estaba convencido no era un fin sino un medio para un sistema político que permitiera vivir de una manera libre, justa, segura y progresista".



Si bien el otrora asesor de la Junta Militar y virtual creador del movimiento gremialista en la Universidad Católica, a fines de los ’60, que fue el semillero de la actual dirigencia de la UDI, fue fundamental en la confección de la base institucional de la dictadura -de hecho, redactó la Declaración de principios de 1974-, Moncada rescata su visión de una "democracia muy particular, protegida contra lo que podía atentar contra ella misma". Considerando que se había debilitado el sistema democrático, Guzmán propone, a juicio de la autora, "crear un régimen autoritario, una dictadura que permita reconstruir estos principios, para luego dar paso a una democracia como tal".



Aunque pone énfasis en que carece de antecedentes como para avalar su eventual consentimiento a los abusos que se dieron en el plano de los derechos humanos, la doctora en Historia dice que «es probable que estuviera al tanto de esto, pero escapaba a su control. Aún así agrega que «entiendo que Guzmán defendió al régimen de Pinochet una vez que se supieron estos crímenes».



Contradicciones y martirologio



Respecto a las contradicciones de Jaime Guzmán, destaca que sus principios gremialistas se van acomodando con la defensa de una economía de corte liberal, y de este modo «el corporativismo encuentra respuesta en el liberalismo económico, pero a la vez lo mercantiliza, transformándolo en un asunto exclusivamente económico, y no político como proponía en un principio».



Por otro lado, señala que esta figura política, una de las más emblemáticas de derecha, luego de su asesinato a las puertas de la sede de la Universidad Católica donde enseñaba derecho, «se vio envuelta por el halo de un cierto misticismo. Fue un mártir político, y su figura ha cobrado dimensiones trascendentes», y en ese sentido entiende a los líderes de ese partido, ya que «les mataron a su padre».



Por último asegura que «el pensamiento de Guzmán está muy vigente en el partido político que fundó, en la UDI, que si bien no ha ganado las elecciones, es una fuerza política bastante grande».



En cualquier caso, la presencia de José Miguel Insulza y el senador UDI Jovino Novoa, en la presentación de su libro este viernes -es decir, líderes de ambos polos políticos- evidencia a las claras la "imparcialidad" con que, asegura, ha enfocado su obra.



Las razones que gestaron el libro



-¿Qué la cautivó de Jaime Guzmán, y por qué decide hacer su tesis doctoral sobre este personaje político?
-A la hora de ahondar en mi formación académica siempre me ha llamado la atención la historia contemporánea de Chile, y de Latinoamérica en general, pero de este país muy en particular, fundamentalmente por sus contradicciones políticas. La historia reciente había consistido en experimentos fallidos por salir del subdesarrollo, desde distintas figuras y proyectos políticos como Jorge Alessandri Rodríguez, Eduardo Frei Montalva con su «Revolución en Libertad» enmarcada en la Alianza para el Progreso, y luego Salvador Allende con su socialismo a través de las urnas. Asimismo encontré interesante el contexto, de un país que estaba en el ojo del huracán en un escenario de guerra fría y confrontación ideológica.



Entonces, al investigar en los distintos gobiernos del siglo XX, me topé con la figura de Jaime Guzmán, a raíz de haberlo conocido a través de un filósofo chileno, Renato Cristi. Se trata de alguien desconocido en Europa, pero que fue determinante en la historia de Chile, y me extrañó no encontrar mayores estudios sobre él. Además entendí que su imagen estaba parcializada, con estudios en cierta forma sesgados, considerando que a raíz de su trágica muerte es una figura muy pasional.



– En su libro propone que el líder gremialista es una figura rodeada de subjetivismo, principalmente por su vinculación con el gobierno militar. En ese sentido, se rescata su perspectiva externa, como una historiadora extranjera que mira los hechos desde afuera.
-Creo que faltaba un análisis más objetivo, o al menos desde un punto de vista histórico. Llego a Chile con unos ojos foráneos, y eso creo me da cierta ventaja, porque los chilenos están un poco condicionados ante esta historia reciente que es convulsa desde todos los puntos de vista. Ha habido muchas muertes, torturas y mucha confrontación en los dos bandos. Existen, no prejuicios, pero si una visión histórica más implantada, ante lo cual espero aportar con mi visión más neutral de los hechos, aunque la verdad histórica es prácticamente inasequible, y pueden haber distintas hipótesis, todas válidas.



Una democracia «protegida»



– En el título una "democracia contrarrevolucionaria", usted intenta resumir el pensamiento político de Guzmán. En tanto postula que con su doctrina este político quiere solucionar el quiebre de la institucionalidad chilena que generó el marxismo. ¿Pero no se trata acaso de una figura ligada al autoritarismo, que propició un régimen antidemocrático?
-Él creo una nueva democracia, que estaba convencido no era un fin sino un medio para un sistema político que permitiera vivir de una manera libre, justa, segura y progresista. Esas son las cuatro características de la democracia, que en su opinión no se cumplían, y por ende la democracia no servía. Claro, era una democracia muy particular, protegida contra lo que podía atentar contra ella misma. Es así como se legisla para que existan senadores designados, sistema binominal, inamovilidad de los jefes del ejército, es decir lo que se han llamado enclaves autoritarios.



Durante el gobierno socialista de Salvador Allende la democracia estaba rota. Desde antes con la demagogia y los resquicios legales, y la toma de los terrenos, se había debilitado el sistema democrático. Por eso dice Jaime Guzmán que hay que crear un régimen autoritario, una dictadura que permita reconstruir estos principios, para luego dar paso a una democracia como tal.



-¿No le parece que hay aspectos contradictorios en esa ideología?
-Él entendía que la libertad estaba resguardada en esos años con la dictadura, porque la dictadura, por ejemplo, nos hacía libres del totalitarismo marxista, libres para defender el derecho a la propiedad privada y a la libre iniciativa económica. Eso es lo que él pensaba.



El modelo económico



– También se le ha criticado a Guzmán el modelo económico de corte liberal que impulsó, y que en cierta forma es contradictorio con los principios del gremialismo (subsidiariedad estatal, autonomía de los cuerpos intermedios y libertad individual)
-Efectivamente, intento explicar en el libro que veo ciertas contradicciones teóricas. En un principio defendía un corporativismo y una autonomía de los cuerpos intermedios, lo que contrasta con la defensa a la libre economía más radical que hace más tarde. De alguna manera ese corporativismo encuentra respuesta en el liberalismo económico, pero a la vez lo mercantiliza, transformándolo en un asunto exclusivamente económico, y no político, como proponía en un principio.



Como también planteo en mi libro, esto se debe a que Guzmán si bien era un pensador fundamentalmente era un político, que quería adecuar los principios a la realidad concreta. En función de la conveniencia histórica iba preservando ciertos principios, en una constante entre la contradicción teórica y la conveniencia práctica.



– En este escenario actual, en que se ha puesto en duda la eficacia del modelo económico, donde incluso gente de derecha -Carlos Larraín- plantea cambiar este sistema que genera desigualdad y brecha social. En su opinión, ¿seguiría en esta férrea defensa al modelo que promovió o realizaría algún tipo de autocrítica?
-Decir qué opinaría Guzmán de un hecho actual me parece historia ficción y no tiene mucho sentido. Ahora, en función de lo que él defendió, y que era un político con toda la fuerza de la palabra, sabía perfectamente adecuar lo que era más conveniente en cada momento histórico. Si bien en su defensa al libre mercado fue contumaz, en la crisis económica de los años ochenta se mostró más flexible a la intervención del Estado. Del mismo modo pienso, que en la situación actual consideraría las falencias. Aunque esto es una opinión personal, alejada de un análisis histórico.



«El tema de la represión no pasó por sus manos»



– Volviendo al tema de su influencia en el régimen militar, que tiene sus hitos en la Declaración de Principios de 1974 y la redacción de la Constitución de 1980. Usted se ha referido a Guzmán como el "cerebro gris" de este gobierno de facto… ¿Qué tan determinante fue su rol como asesor de la Junta Militar, para la instalación de sus conceptos y su perpetuación por 16 años?
-La figura de Jaime Guzmán fue fundamental sobre todo en los primeros años de la dictadura, el eje doctrinal que va a guiar los pasos de la dictadura es en gran medida obra de Jaime Guzmán. Los militares no tenía mucha idea de cómo llevar el país, y él, junto a otros civiles, asumieron esa responsabilidad, de aconsejarlos en las políticas públicas. En ese sentido, plantea la necesidad de razonar sobre el fin de este golpe de Estado, si quiere ser un gobierno de paso, de urgencia o estructurar un nuevo sistema, que inculque una conciencia ciudadana. Efectivamente era una idea de Guzmán que los militares se quedaran más años en el poder. Ahora ese tiempo se alargó varios años más de lo que el mismo Guzmán había previsto.



– Luego de treinta años del régimen militar varios civiles que colaboraron, políticos de derecha, han realizado un Mea Culpa por los abusos cometidos en el ámbito de derechos humanos. Si bien en el libro ha preferido no ahondar en el tema porque no tiene, dice, información suficiente ¿Cree que Guzmán estaba al tanto de los crímenes e hizo algo al respecto?
-No tengo los datos como para avalar esto, pero en principio diría que él era conciente de que el país estaba en guerra, y por lo tanto los militares debían llevar a cabo acciones de guerra. Ahora, respecto al tema puntual de los derechos humanos, es probable que estuviera al tanto de esto, pero escapaba a su control. El tema de la represión no pasó por sus manos.
Aún así entiendo que Guzmán defendió el régimen de Pinochet una vez que se supieron estos crímenes. Asimismo hay documentos que revelan que alrededor del año 1977, diversos personeros de gobierno, entre ellos Guzmán, empiezan a hablar de la importancia de sacar al ex director de la DINA Manuel Contreras. Y hay versiones de que personalmente él ayudó a gente que estaba en problemas, perseguidos políticos. Pero es algo que no puedo asegurar.

Una nueva derecha



– Luego de casi 15 años de su muerte, tras un gobierno socialista exitoso (Ricardo Lagos) que derribó el tabú de la izquierda en el poder, y que derivó en otra administración de esa vertiente ¿Qué tan vigente está Jaime Guzmán?
-De alguna manera el pensamiento de Guzmán está muy vigente en el partido político que fundó, en la UDI, que si bien no ha ganado las elecciones, es una fuerza política bastante grande. Guzmán no solo instauró un pensamiento político propio y novedoso, sino que a lo largo del régimen militar fundó una nueva derecha que no existía. Por otro lado, si bien con la Reforma Constitucional se terminó en gran parte con aquello había promovido, él mismo Guzmán había adelantado que esta institucionalidad del régimen totalitario era reversible en la medida que el pueblo chileno no estuviera de acuerdo.



– A las nuevas generaciones de la UDI se les sigue inculcando los principios de Jaime Guzmán, que siguen vivos en este partido político. También en torno a su figura se ha construido cierto misticismo. En ese sentido, ¿entiende las declaraciones de los líderes de ese partido como Pablo Longueira, que en momentos complicados como el Caso Spiniak dijo que "en la soledad y el dolor que hemos vivido, todas las noches le he rezado a Jaime Guzmán".
-La muerte de Guzmán fue trágica y su figura se vio envuelta en cierto misticismo. Fue un mártir político, y su figura ha cobrado dimensiones trascendentes. Por lo que hay que entender a los líderes de ese partido, después de todo les mataron a su padre. El caso Spiniak en concreto, envolvió a ese partido en una crisis, lo pasaron muy mal. Además Guzmán se caracterizó por su defensa de los valores cristianos, digamos era un hombre trascendente que hablaba de Dios, por lo que tiene cierta lógica esa actitud del ex Presidente de la UDI.








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