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Juez Zepeda acusa a Schaefer por crimen de ex colaborador de la DINA

Ministro del caso Villa Baviera estableció que Miguel Ángel Becerra, nexo entre enclave y la DINA, fue envenenado con una manzana cubierta de pesticidas para evitar que desertara de su labor en los organismos represivos. Hijo de la víctima permaneció por años trabajando en el enclave germano, ignorándolo todo, y fue un estrecho colaborador de Paul Schaefer y su grupo.


El ministro en visita Jorge Zepeda Arancibia cerró uno de los capítulos más lúgubres de las relaciones de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y la ex Colonia Dignidad y dictó acusaciones en contra de Paul Schaefer Schneider y otros dos integrantes del enclave por la muerte del colaborador del organismo represor Miguel Ángel Becerra Hidalgo.



El magistrado dictó acusación en contra de Schaefer como autor del homicidio de Becerra Hidalgo, colaborador de la DINA que trabajaba en la Villa Baviera, y formuló cargos contra Kurt Schnellenkamp Nelaimischkies y Rudolf Collen Franzkowsky, como encubridores del mismo hecho. El juez logró establecer que Becerra Hidalgo fue envenado con algún tipo de pesticida fosforado en aparente represalia porque iba a abandonar sus labores de colaboración con los grupos represores.



A los familiares de Becerra se les informó que el agente, que antes del golpe militar había sido colaborador del grupo ultranacionalista Patria y Libertad, había muerto por inhalación de monóxido de carbono al interior de su camioneta, que habría sufrido algún tipo de desperfecto en un camino aledaño a la Colonia.



La resolución del juez Zepeda establece que "Entre el lunes 26 y el jueves 29 de julio de 1974, al interior del predio de la denominada Colonia Dignidad, compuesta por inmigrantes de nacionalidad alemana, ubicado al Este del pueblo de Catillo, cercano a la ciudad de Parral. Se dio muerte por envenamiento a Miguel Ángel Becerra Hidalgo de 33 años a esa fecha, militante -con antelación al golpe militar de 1973- del denominado movimiento Patria Y Libertad y -con posterioridad- miembro de la Dirección Nacional de Inteligencia Nacional (DINA) y agente irregular de la labor de ‘inteligencia’ implementada en la ex Colonia Dignidad, donde se le asignó al efecto la designación de ‘Uno’".



La investigación de Zepeda logró determinar que el agente Becerra se había ido a vivir al interior del enclave germano para desarrollar una mejor labor de inteligencia y coordinación entre la DINA y el enclave alemán que consistían en la detección y control de personas partidarias de la Unidad Popular cuyo rastro se perdió en el fundo germano.



Asimismo Becerra fue muchas veces conductor de vehículos para los alemanes donde se transportaron detenidos y también piloteó las máquinas retroexcavadoras con las que se cavaron fosas para inhumar ilegalmente a personas al interior del fundo de la ex Villa Baviera.



Las indagaciones del juez Zepeda lograron determinar que "La causa de muerte de Miguel Ángel Becerra Hidalgo, de acuerdo a los antecedentes obtenidos por el Instituto Médico Legal -determinadamente, del exámenes químicos toxicológico de las muestras de sus vísceras- fue el envenamiento por ingestión de elementos órganos fosforados del tipo oxi fosforados del tipo "Bidrin", "Tapona" o "DDVP"; sustancias altamente tóxicas, capaces de producir la muerte de una persona". Las mismas investigaciones establecen que "el arma homicida" fue una manzana que se dio a comer a Becerra y cuyos restos se encontraron como último alimento que había ingerido en su estómago.



El magistrado establece que por las circunstancias del hecho y los preceptos del de Derecho Internacional el homicidio de Becerra es un crimen de lesa humanidad, "debido a que la conducta que determinó la muerte de la víctima, está relacionada y fue ejecutada por quien entendía el contexto amplio y general en que ocurrió, esto es, formando parte de un ataque sistemático y generalizado contra parte de la población civil, sobre una base política".



Un hecho que marca aún más este caso es que el hijo de Becerra, Miguel Ángel Becerra Monsalve, fue llevado en diciembre de 1973 por su padre hasta la escuela del enclave alemán para que fuera instruido por los germanos y desde esa fecha se le mantuvo aislado de todo contacto con sus familiares, tal como ocurrió con cientos de niños de las cercanías del predio.



Los alemanes le informaron a Miguel Ángel Becerra Monsalve, que tenía 11 años al momento del homicidio, que su progenitor había muerto en las cercanías de Linares producto de un accidente automovilístico. Los alemanes además lo aislaron de su madre y le dijeron que su familia lo había abandonado con lo que el niño se convirtió en un activo colaborador del enclave.



Sólo hace un par de años y luego de leer un artículo periodístico Miguel Ángel Becerra Monsalve pudo enterarse acerca de cómo había fallecido su progenitor y desde ese día cortó todo vínculo con quienes consideraba como su círculo de confianza y protección.

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