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Ozono supera norma y alcanza niveles preocupantes para la salud humana

Aunque no se ha llegado a consolidar un episodio crítico, expertos del Departamento de Geofísica y del Centro Nacional de Medio Ambiente de la Universidad de Chile, coinciden en que índices de la estación de monitoreo de Las Condes son inquietantes. Recién en abril estará listo primer modelo de pronóstico de este contaminante.


Niveles preocupantes para la salud humana ha alcanzado la presencia de ozono troposférico (O3) en el sector oriente de Santiago desde el fin de semana. El sábado, domingo y este lunes la estación de monitoreo de Las Condes, superó desde las 16 horas el nivel «Bueno», para situarse en la categoría de «Regular».



Existen dos tipos de ozono, el bueno o estratosférico que se forma entre los 15 y 50 kilómetros de altura y beneficia la salud de la población al filtrar los rayos UV del sol, y el dañino o troposférico, que se genera entre la superficie terrestre y un kilómetro de altura.



La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica los problemas de salud que provoca el último inciden en el "aumento en las admisiones hospitalarias, exacerbación del asma, inflamaciones pulmonares y alteraciones estructurales del pulmón».



El nivel «Regular» también alcanzó por algunas horas el domingo a las estaciones de Pudahuel, Parque O’Higgins, Cerrillos y La Florida. Sin embargo, Las Condes será la más afectada debido a la circulación de los vientos en la cuenca. Y aunque en ninguno de los casos se puede hablar de un episodio crítico, expertos coinciden en que hay razones para inquietarse.



Manuel Merino, jefe de la Unidad de Análisis Atmosférico y Calidad de Aire del Centro Nacional de Medio Ambiente (Cenma) de la Universidad de Chile, entidad que por años ha seguido el comportamiento del O3, explicó que éste se produce por una combinación de factores.



Entre éstos se encuentran: el aumento de la radiación UV; aumento de la temperatura; y presencia de contaminantes primarios, como óxidos de nitrógenos y compuestos orgánicos volátiles, estimulados por el aumento del parque automotriz en las calles de la capital.



No obstante, aclara que la aplicación de la restricción vehicular no es una solución porque esta medida afecta a los automóviles sin convertidor catalítico, los que conforman actualmente un porcentaje menor del total de vehículos que circulan por Santiago.



Situación preocupante



El encargado del proyecto destinado a crear un modelo de pronóstico para advertir a la población, el especialista alemán Rainer Schmittz, afirma que la situación en el sector oriente es "preocupante", y que en Europa el mismo escenario sería considerado de "casi grave".



"En Santiago llegamos a niveles bastante mayores a los registrados en ciudades de Europa y de Estados Unidos, donde se tiene se informar a la población cuando se llega a los niveles que hay acá", advierte el especialista del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile.



"En los países desarrollados, el ozono (troposférico) es el problema principal, en términos de contaminación atmosférica. Ellos ya superaron el problema de las partículas, que sigue siendo en Chile un problema más grave que el ozono", agrega.



En la misma línea, Merino estima que la superación de la norma, aunque sea por algunas horas, es motivo suficiente de preocupación. "La Región Metropolitana fue decretada zona saturada en 1996 por PM10, ozono y monóxido de carbono. De estos contaminantes el que se ha mantenido o ha mostrado una ligera disminución, pero siempre sobrepasando la norma, es el ozono", plantea.



"A la hora que se producen los máximos de ozono, la gente que hace actividad física, está expuesta a mayor impacto", agrega Merino.



En esa línea, plantea que hay que adoptar medidas para disminuir los precursores del ozono y que provienen de los vehículos a diesel, bencina, de las emisiones de centrales termoeléctricas, de fábricas de diluyentes, pinturas y del proceso de llenado de estanques en las bencineras, donde se emiten compuestos orgánicos volátiles.



Modelos de pronósticos



A diferencia de lo que sucede con el pronóstico de la calidad del aire, hasta el momento no existe un modelo que pueda adelantar con algún grado de certeza el comportamiento de este contaminante, permitiendo advertir oportunamente a la población.



Es por ello que el año pasado, luego de una licitación, la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama) encomendó al Departamento de Geofísica de la Facultas de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile la elaboración de un sistema de pronóstico.



Schmitz, jefe del proyecto, indicó que actualmente se está en período de marcha blanca, a la espera de entregar el nuevo modelo a las autoridades, que deberían colocarlo en operación a más tardar en 2008.



En tanto, el investigador del Cenma comentó que paralelo al trabajo que se desarrolla en Geofísica, han preparado su propio sistema, en este caso estadístico, que permite explicar con 6 y 72 horas de anticipación cómo se comportará el ozono con un 90% y 80% de certeza, respectivamente.



El modelo será estrenado en septiembre, siempre que cuenten con los recursos para echarlo a andar, y advirtió que éste no es incompatible con el creado en Geofísica, ya que en muchas ciudades del mundo de utilizan mecanismos combinados.



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