Vicepresidente de la Cámara y ex funcionario del ministerio acusa falta de »voluntad política» para los cambios. Propone mecanismos que den tiraje a la chimenea, eliminando de la carrera »a los de menor desempeño, establecer una limitación en el tiempo a quienes están en el grado de embajador y concursabilidad para algunos cargos».
Hace 50 años que el Ministerio de Relaciones Exteriores no tiene ningún cambio, señala el diputado Marcelo Díaz (PS), quien conoce muy bien esta cartera, donde se desempeñó como director de Planificación entre 2003 y 2005. Hoy ve con preocupación que la Cancillería no se modernice y por eso asevera que se "necesita una reforma muy profunda porque la modernización de dicho ministerio no puede seguir esperando".
Díaz dice que "se requieren que se tomen medidas que aborden diversos problemas que hay en la estructura del Ministerio de Relaciones Exteriores", como la falta de movilidad en el escalafón, la existencia de embajadores en forma vitalicia, entre otros. Afirma que la "modernización no es sólo el tema de los sueldos, sino que también hay otros problemas relativos a la eficiencia y el profesionalismo que tiene que ver con el servicio exterior".
-¿Por qué no se ha modernizado la Cancillería?
-Ha faltado voluntad política de los distintos gobiernos, pero también muchas veces no han existido las condiciones. Tengo la impresión de que la mirada externa sobre el ministerio de Relaciones Exteriores está lleno de prejuicios. Hay quienes lo ven como una estructura de puros funcionarios privilegiados del Estado, otros vinculados a un sector político determinado, mientras otros tiene la imagen prototípica del diplomático de cócteles y recepciones con poca sustancia real en su trabajo. Esto es muy paradojal si uno analiza la importancia de la política exterior tanto en relaciones internacionales como en la política comercial que ha jugado en la estrategia y desarrollo de Chile, por eso es que yo insisto que no podemos seguir esperando para modernizar la Cancillería.
-¿Usted ha hablado del tema con el canciller Alejandro Foxley?
-Sí, le he planteado a las máximas autoridades de la Cancillería la necesidad de contar con un proyecto que aborde los temas de la reforma. Ojalá que en más breve plazo posible envié al Parlamento un proyecto que aborde este tema y lograr una modernización.
-¿Cuáles son las principales áreas que se deben cambiar en el Ministerio?
-Hay que profesionalizar mucho más la labor diplomática, crear mecanismos que den tiraje a la chimenea, porque ahí hay un problema serio. Los ministros consejeros no jubilan y pueden permanecer indefinidamente y la estructura de la Cancillería es piramidal.
-¿Pero tampoco se puede ascender si no se nombran embajadores de carrera?
-Hay 93 embajadores y los funcionarios diplomáticos son 440. Quiero plantear que, independientemente de las calificaciones de cada año, no importa si es buen o mal funcionario, si está calificado negativa o positivamente, va a continuar en la carrera y por crecimiento vegetativo va a seguir ascendiendo. La carrera diplomática se parece a la que tienen las Fuerzas Armadas, donde los funcionarios de menor calificación son dados de baja. Sin embargo, en la Cancillería no corre eso y por eso se debe hacer una reforma importantísima.
-La gente mal calificada debiera irse de la Cancillería y los embajadores tener un tope de años, por ejemplo.
-Así es. Creo que deben haber varias fórmulas, por ejemplo que todos los años deben eliminarse de la carrera a aquellos funcionarios de menor desempeño, se debe establecer una limitación en el tiempo a quienes están en el grado de embajador, tercero deberían haber en ciertos grados de la carrera y para ascender a ciertas responsabilidades tendría que haber concursabilidad al interior de la carrera diplomática. Es decir, que postulen para ese cargo aquellos que cumplen los requisitos para un cierto grado o función. Esa es la razón de la reforma en la Cancillería.
Las embajadas y los recursos
-¿Qué opina del ajuste de vida que se hizo a los diplomáticos?
-No me niego a ver las formulas más efectivas y eficaces para establecer un a política de remuneraciones que sea equilibrada y equitativa. Hay que considerar que existe un avance porque el presupuesto considera una partida para hacer frente las fluctuaciones de la moneda en nuestras sedes diplomáticas. Debiéramos ver como las escalas de remuneraciones tendría que ser diferentes dependiendo al país donde se va porque por ejemplo un dólar en Buenos Aires no vale lo mismo que en París. Me parece razonable que se vean todas las posibilidades y que el mecanismo de reajuste sea el más cercano a la realidad posible.
-¿Qué le pareció el nombramiento de embajadores de carrera en México y Venezuela, donde habían representantes políticos?
-Bueno, son atribuciones de la Presidenta. Conozco a ambos tienen la capacidad y sensibilidad para hacer una buena gestión y representar adecuadamente los intereses de Chile.
-¿Qué opina de la falta de presupuesto de las embajadas chilenas en Europa?
-Siento que las embajadas deben tener los recursos que requieran para el desempeño de sus funciones.
-Sin embargo hay personas que trabajan en las embajadas de Chile a contrata que no tienen aumento desde hace 12 años y que no les pagan las cotizaciones previsionales.
-No comparto que el Estado tenga funcionarios independiente de la naturaleza de sus contratos que no reciban el pago de sus imposiciones provisionales y de salud. No lo comparto de aquellos que trabajan en Chile y tampoco en el exterior. Eso debe ser superado de manera urgente.
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