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Senador socialista francés critica giro de la izquierda hacia el centro

De visita en Santiago, Jean-Luc Mélenchon hace un crudo análisis del caso chileno. Apunta a que »no sé si los actores políticos están concientes de este papel de laboratorio de Chile» en materia económica y política. Y confiesa que el paradigma de la Concertación »no me gusta, parece la disolución del proyecto de izquierda en un ente tecnocrático de la única política posible».


El senador socialista francés Jean-Luc Mélenchon, actualmente de visita en Chile, recuerda que luego del golpe de Estado la figura de Salvador Allende influyó sobre la manera de vivir la izquierda por parte la sociedad gala ligada a este pensamiento.



Hoy, mira con ojo crítico el desarrollo económico chileno y la unión política entre socialistas y democratacristianos. Y aunque declara que en ningún caso quiere dar lecciones a sus colegas nacionales, confiesa que el modelo de la Concertación no le gusta.



Dentro de su análisis, apunta a que este país ha sido un laboratorio de fórmulas económicas y políticas.



-Usted afirma que lo que sucede en la política latinoamericana influye en Francia ¿Dónde se observa ello?
-Por una parte, está la referencia a América Latina de una manera mitológica, como manera de hacer eufemístico el debate interno de la izquierda francesa: Lula es el bueno; Chávez, el malo. Hay dos izquierdas latinoamericanas, ése es el punto de vista sumario, caricaturesco. Cualquiera que se refiera a la experiencia de Venezuela, no para reproducirla porque tiene un contenido único basada en las características naciones de Venezuela, es automáticamente pintado como chavista. Ésa es la forma caricatural, pero hay que saber que funciona como alegorías para el debate de la izquierda. La otra manera de ver Latinoamérica es, al contrario, como figuras de lo que no se puede trasladar. Pasa algo, pero esto resulta de características tan específicas que no tenemos nada que ver. Al contrario, vamos a referirnos siempre a la socialdemocracia de Europa del Norte, pero la Europa del Norte tiene estructuras ideológicas y culturales, estatales totalmente diferentes de las nuestras en Europa y la Europa del sur. Somos más cercanos, de una manera a veces increíble, del tipo particular de desarrollo de América Latina. América Latina hoy día, y trato solamente de mi país, donde en este momento la izquierda no está muy valiente ni tiene mucha imaginación, América Latina aparece como la figura de otro mundo fantasmático. Por el lado del más progresista, al contrario, esto significa una alegría, porque prueba que otro mundo es posible, es decir que el neoliberalismo, el capitalismo financiero transnacionalizado no es el fin de la historia. Y otro punto de vista, que es el mío, es el interés como prueba de los daños que puede hacer el liberalismo, arrancando las estructuras estatales, los medios de lazos sociales, hasta que se caiga el sistema totalmente. Argentina fue comparable al nivel de desarrollo de varios países europeos y fracasó, en un último paso grandioso y ridículo, tuvo tres Presidentes en quince días, piqueteros cortando la carretera, las funciones del Estado no funcionando. Nosotros somos interpelados por esto, porque las naciones latinoamericanas se construyeron alrededor del Estado, no es la lengua común la que las define, es porque se hicieron construyendo su Estado. Nosotros los franceses, no hay Francia si no hay su República, su Estado; no hay identidad francesa si no republicana, si no estatal. Por eso a mí me parece que América Latina nos implica mucho.



¿Dónde ubicamos a Chile en este cuadro?
-Chile es un caso muy específico en la imaginación de la izquierda francesa. Soy incapaz de decir cómo se vive desde la derecha. La figura de Allende y el golpe de Pinochet quedaron totalmente integrados en la identidad de izquierda de Francia. Esto modificó la manera de vivir la izquierda, de pensar el desarrollo democrático e hizo renacer las miradas más maniqueístas de la confrontación izquierda y derecha. Muchos de nosotros nos implicamos en la lucha contra la dictadura y esto es en nuestra historia personal, no es solamente un tema ideológico, es una cosa interna de la política de izquierda y de cada uno de nosotros. La transición democrática, la permanencia de las instituciones dejado por el dictador. Sé que ha cambiado la Constitución un poco, sobre temas muy importantes, pero como se ve de lejos, para nosotros esta realidad de transición democrática calma, entra en el mismo campo que la transición en España y así Chile de manera fantasmática es una ilustración de la fuerza casi mágica de la democracia.



-¿Qué pasa con la situación de las estructuras económicas en Chile? Se dice que la Concertación ha administrado el modelo dejado por Pinochet…
-Lo que yo pienso de esto es que la importancia del carácter democrático de la transición superó todas las otras cuestiones. Después, es muy difícil hablar de esto, porque puede surgir inmediatamente la idea de que somos notros los que damos lecciones de lejos. El modelo es una forma muy adelantada del liberalismo. Hoy día está cambiando, me parece, porque cuando veo que la Presidenta Bachelet está trabajando en un nuevo estatus social, el sistema de las pensiones, esto no es neoliberalismo. Pero aquí se hizo de manera muy adelantada el modelo neoliberal, basado sobre los fondos de pensiones como motor de la capitalización y de la acumulación, esto se ha visto en otras partes del mundo, 10 años después de ustedes, ese fue el modelo que intentaron todos de proyectar. En todas partes del mundo, el Estado social ha sido tan desmantelado, tan atacado, que por fin la social democracia y el mundo entero ha pasado de un momento que acompañaba la nueva forma del capitalismo, pasó por otra postura, corriendo delante de sus deseos, y vemos que este proceso se acaba hoy con el más grande partido de la social democracia acabando el ciclo político, en un gobierno conjuntamente con la derecha en Alemania. La política entera desaparece, un gobierno donde está la derecha y la izquierda, entonces si tal gobierno es posible para qué hacer elecciones, por qué debatir si al final somos todos los mismos y hacemos las mismas cosas. Este proyecto cultural y político tiene su fuente aquí, en Chile. La Concertación es la figura, la fórmula más pura, de lo que después surgió en todo el Occidente europea, esta política de centro izquierda, de centro derecha.



-¿Chile ha sido una suerte de laboratorio?
-Sí, de todo. No sé si los actores políticos están conscientes de este papel de laboratorio de Chile. Esto es una estupefacción para mí. Por eso es que la política chilena es tan moderna.



"Qué es el proyecto de Prodi sino la Concertación"



-Se señala en Chile, principalmente por parte de la derecha, que en el extranjero, también en Europa, no es bien visto para los partidos ligados con la Democracia Cristiana, que la DC chilena esté aliado con los socialistas…
-No, es muy bien visto, mire como está hecho en Italia hoy, qué es el proyecto de Prodi sino la Concertación. A mí no me gusta, parece la disolución del proyecto de izquierda en un ente tecnocrático de la única política posible, que es el rechazo del espíritu del debate que anula la democracia en si misma.



-¿Esta unión de la DC con socialistas domestica a la izquierda?, ¿la hace más agradable a la elite?
-La rebaja es una esclavitud intelectual que pasa por un esfuerzo, un acto de coraje, pero cuando se mira después qué es: la falta total de imaginación en un solo modelo y al final si examinamos lo que ha pasado en todos los países latinoamericanos de la famosa ola rosa o democrática. ¿Qué ha pasado? Alternancia, una vez la izquierda otra vez la derecha, una vez la izquierda… al final, las mismas políticas y un día un hecho pequeño, sin significación particular, salta el sistema y todo está arrancado, las estructuras políticas, los partidos. Este mecanismo vemos el signo en muchos países, en Francia, en Italia, de otra manera en Inglaterra, una frazada que parece inmudable.



-Tradicionalmente, los chilenos buscan parecerse más a los modelos europeos que los latinoamericanos…
-Hasta hoy día. Es una situación tan extraña este país, súbitamente tan rico, pero nadie lo había previsto, nadie había organizado el desarrollo del precio del cobre, ustedes no pueden decir que tenemos un modelo de desarrollo que lo pensamos y hoy día verificamos nuestras tesis, eso salió de un hecho imprevisto: el precio del cobre y esta riqueza es tan imprevista que el Estado no parece siempre capaz de acompañarlo.



La desigualdad es un tema de discusión en Chile. A su juicio, ¿esta situación puede conllevar movimientos sociales como en otros países de Latinoamérica?
-A nosotros también. En Francia que es más rica hoy, como Chile, que en cualquier momento de su historia, y por primera vez en nuestra historia tenemos siete millones de pobres y entre ellos cuatro millones de trabajadores pobres. Esto no existía en Francia antes, era una especialidad de Estados Unidos y otros países que eran considerados por nosotros como de bárbaros, de violencia social, de individualismo. La desigualdad y la pobreza antes era vivido como un resultado marginal del sistema, hoy día vemos que es el corazón. La pobreza es el corazón del sistema. Esto lo vemos en nuestra sociedad muy desarrollada y de esto puede resultar en cualquier momento un hecho, entre otros, que hace explotar el sistema. Lo hemos visto en tres o cuatro países latinoamericanos y verán que en Europa este momento se acerca. De países como Bélgica quién puede decir en 10, 20 años, qué vendrá. Países como Bélgica, Italia son más recientes que Chile o Argentina, es decir sus estructuras estatales son más nuevas. ¿Cómo ellos van a resistir de mejor manera que Argentina que es más antigua? Eso no es muy seguro. Todo eso resulta del modelo neo liberal.



-En la derecha chilena sostienen que mientras la Concertación establece como modelo los estados sociales europeos, en Europa esos estados se están reduciendo y, por lo tanto, Chile está contra la corriente. ¿Es así?
-Chile no va en contra, repara hoy día formas bastantes exacerbadas, brutales del neoliberalismo. Este sistema de fondos de pensión es una mentira. Dicen que es más fuerte que el sistema por repartición que tenemos por ejemplo en Francia, pero sabemos que no es verdad. En Europa. el Estado social regresa.

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