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Gobierno chileno se cuadra con España en disputa con Hugo Chávez

Ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Foxley, calificó como »muy, muy lamentable» enfrentamiento verbal entre autoridades ibéricas y el mandatario venezolano, responsabilizando a este último del incidente. »Se puede discrepar, pero sin descalificar», afirmó el jefe de la diplomacia, quien elogió la figura del rey Juan Carlos.


No hubo posibilidades de dobles lecturas. El Gobierno chileno tomó abierto partido a favor de España en la disputa que sus máximas autoridades, el rey Juan Carlos y el jefe de gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, sostuvieron al cierre de la XVII Cumbre Iberoamericana con el presidente venezolano, Hugo Chávez.



Si bien la molestia de La Moneda ya había sido exteriorizada el mismo sábado, cuando la Presidenta Michelle Bachelet hizo un infructuoso llamado para que el impasse no opacara lo que habían sido los avances del encuentro, sólo fue el domingo cuando las autoridades de Palacio salieron a cuestionar abiertamente al mandatario venezolano.



Así, a primera hora el ministro portavoz del Ejecutivo, Ricardo Lagos Weber, había asegurado que era necesario distinguir «los histrionismos de lo que se logró" en la XVII Cumbre Iberoamericana, mientras que sobre el impasse precisó que «cuando uno establece un foro, una mesa de diálogo, es para conversar en el respeto y sin descalificaciones».



Sin embargo, más directo fue el titular de Relaciones Exteriores, Alejandro Foxley, quien no tuvo complejos para calificar como "lamentable" el incidente y para expresar «una solidaridad muy profunda con el rey, con el presidente Rodríguez Zapatero y con el ex presidente Aznar».



Para sustentar su posición, Foxley utilizó conceptos similares a los que había sostenido Rodríguez Zapatero, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), para justificar su defensa a un dirigente del conservador Partido Popular (PP). «Se puede discrepar, pero sin descalificar", dijo el canciller. A ello agregó que el rey ha sido una "gran figura" para la democracia española, al recordar la intentona golpista de febrero de 1983 contra el electo jefe de gobierno Leopoldo Calvo Sotelo, que fue desautorizada por Juan Carlos.



Cercanía con España y portazo a Chávez



En entrevista con TVN, el responsable de la diplomacia no sólo se limitó a repudiar el incidente en particular, sino que fue mucho más allá y junto con señalar que Chile se sentía mucho más cercano a España, dio un duro portazo a la posibilidad de recibir cualquier ayuda de parte del gobierno de Chávez. "Tenemos con España una cercanía política enorme", dijo y agregó que "el modelo español es muy relevante y pertinente a lo que es la Concertación».



Asimismo, volvió a rechazar las críticas de Chávez al lema de "Cohesión social" de la cumbre, al tiempo que nuevamente lo desafío a comparar los procesos chileno y venezolano. «Me gustaría que una de las personas que dice que la cohesión es la transformación, que venga a Chile y comparáramos estas experiencias, quién tiene los mejores indicadores. Busquemos cualquier indicador", indicó.



«Hemos construido una sociedad más solidaria, con plena libertad de prensa, un canal de televisión puede decir lo que quiere, una oposición fuerte a la que se le respeta su espacio» indicó el canciller, en alusión a las críticas que se han formulado contra Chávez por la no renovación de la concesión la red RCTV, considerada golpista por el líder venezolano.



Foxley también dio un portazo a la alternativa de que Venezuela proporcione petróleo subsidiado para evitar alzas de tarifas en el Transantiago, luego de que Chávez, tras ser consultado si estaba dispuesto a enviar a Chile combustible a menor precio, no descartara esa opción, aunque advirtió que el tema debía ser estudiado.



Si bien Bachelet el sábado ya había desechado la idea, precisando que había concordado con Chávez en que la realidad del transporte chileno era distinto a la de Londres, donde Venezuela ya ejecuta un proyecto de esta naturaleza, el canciller fue mucho más duro.



"No necesitamos subsidios", dijo, al tiempo que emplazó a estos países a utilizar su presencia en la OPEP para reducir el precio del combustible. "Los países que son exportadores de petróleo que vayan a la OPEP y que ahí propongan rebajar precios. Si quieren ser solidarios con los países que no tienen petróleo, que bajen los precios, produzcan más".



Chávez insiste en críticas



Si bien la oposición de derecha formuló el domingo llamados al Gobierno para que repudiara la actitud de Chávez -los más radicales pedían medidas más drásticas-, lo cierto es que la actitud del Ejecutivo se explica porque el enfrentamiento opacó los logros de la cumbre, como el Convenio de Seguridad Social.



De hecho, el propio Foxley declinó calificar con una nota 7 la reunión y sólo lo hizo con un 6, precisamente a raíz de un impasse que amenaza con seguir escalando.



Sin embargo, lejos de amilanarse, Chávez insistió en que el gobierno de Aznar apoyó el golpe de Estado en Venezuela de 2002. «El embajador español, con el gringo, fueron a aplaudir (…) mientras yo estaba preso», sostuvo antes de partir de Chile.



Tras señalar que «siempre» había considerado que tenía una «buena amistad» con Juan Carlos, insistió en que se había referido a «un ex presidente que apoyó un golpe» contra él para «reflexionar» y que también quería darle, como otras veces, la bienvenida al gobierno español de ahora, presidido por Rodríguez Zapatero.



«Juntos podemos hacer muchas cosas, pero que nos respeten que no se crean todavía superiores. Somos iguales… hay que acabar con viejos resabios monarquistas. Aquí no hay reyes, no somos súbditos de ninguna corona…somos iguales, libres», manifestó.

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