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ONU pide promover empleo digno por degradación de condiciones laborales

Mientras la economía mundial logró crecer anualmente 3,8% entre 1996 y 2006, la tasa de desempleo aumentó en esa década del 6 al 6,3%, lo que significa que el año pasado había 195 millones de miembros de la fuerza laboral sin un puesto de trabajo.


La ONU instó este miércoles a los gobiernos a centrar sus políticas en el empleo productivo y de calidad, más que en el crecimiento económico, además de abogar por la protección social universal de los trabajadores ante la creciente erosión de las prestaciones laborales.



La recomendación forma parte de un estudio del departamento de Economía y Asuntos Sociales de Naciones Unidas, difundido este miércoles, en el que se advierte que el crecimiento de la economía global en la última década no ha producido un paralelo aumento de la tasa de empleo ni de su calidad.



Así, mientras la economía mundial logró crecer anualmente 3,8% entre 1996 y 2006, la tasa de desempleo aumentó en esa década del 6 al 6,3%, lo que significa que el año pasado había 195 millones de miembros de la fuerza laboral sin un puesto de trabajo.



«El trabajo digno para todos, y no meramente el crecimiento económico o la creación de empleos, debe ser la piedra angular de las políticas públicas económicas y laborales», afirma el informe titulado «El imperativo del empleo».



Por regiones, el informe señala que el desempleo en la última década disminuyó en el mundo desarrollado del 7,8% al 6,2, en Latinoamérica se mantuvo cerca del 8% y el Asia y el Pacífico aumentó del 3,7% al 6,6.



También destaca que la gran parte de los 1.100 millones de jóvenes del mundo están desempleados por falta de oportunidades o de educación.



En cuanto a la mujer, el 49% tenía un empleo en 2006, comparado con el 74% de los hombres.



El director de la división de Política Social y Desarrollo de la ONU, Johan Scholvinck, advirtió en la presentación del estudio que esas cifras reflejan estadísticas oficiales, por lo que probablemente no tienen en cuenta el empleo informal que se ha multiplicado en las últimas décadas.



El informe sostiene que la globalización y la liberalización del comercio han aportado beneficios a la economía mundial, pero también consecuencias negativas como la desigualdad en los ingresos y la precariedad en las prestaciones sociales asociadas al trabajo.



Entre estos están una mayor inseguridad y mayores niveles de desigualdad en el ingreso producto de la flexibilización del mercado laboral y el aumento del empleo informal en aras de la competencia.



Esta tendencia se enmarca en el crecimiento del empleo en el sector servicios, que en 2006 daba trabajo al 40% de la fuerza laboral y por primera vez sustituía a la agricultura como primera fuente de trabajo, apuntó Scholvinck.



«Existe una tendencia global hacia el empleo informal y de corto plazo», advirtió.



Un 47,4% de los empleados ganaron en 2006 un máximo de dos dólares al día, lo que significa que 1.400 millones de trabajadores no consiguieron superar con sus ingresos el umbral de la pobreza.



En ese sentido, el informe señala que la privatización y desregulación de los mercados «ha llevado a la reducción del empleo y de la seguridad económica, así como a una pérdida en la representación de los trabajadores».



A ello se suma, según el estudio, la preferencia por la autorregulación de la empresa privada y a la sustitución de los convenios colectivos por contratos individuales, lo que inclina la balanza del poder a favor del empleador.



La «lección poderosa» que ofrece el informe de la ONU es que la liberalización económica puede beneficiar al ciudadano común si «se establecen instituciones, legislación y regulaciones que puedan limitar sus efectos adversos».



Un empleo de calidad promueve el crecimiento económico y contribuye al bienestar de la sociedad, asegura, por lo que debe ser una herramienta esencial para la reducción de la pobreza.



Por ello, recomienda a los gobiernos a que sus políticas laborales tengan en cuenta el creciente fenómeno de la desigualdad en los ingresos, mientras que la macroeconómica debe contemplar la presión fiscal progresiva y el gasto público como instrumentos para compensar la precariedad de los más pobres.



«Hay un consenso emergente de que el Estado debe proporcionar una protección social mínima sobre la cual construir seguros sociales, seguros privados y otros mecanismos», agrega.



EFE

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