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Siete países firmarán este domingo la constitución del Banco del Sur

Con sede en Caracas y oficinas en La Paz y Buenos Aires, la entidad pretende busca financiar proyectos de infraestructura regional y a las empresas sudamericanas.


Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela firmarán este domingo en Buenos Aires el acta fundacional del Banco del Sur, entidad que buscará dar financiación para el desarrollo regional.



Con un capital inicial que podría rondar los 7.000 millones de dólares, el banco regional sudamericano se presenta además como una alternativa de financiación a los organismos multilaterales de crédito, mirados con recelo por los socios fundadores de la nueva entidad.



La firma del acta fundacional se realizará en la sede del Ejecutivo argentino con la presencia de los presidentes Néstor Kirchner, de Argentina; Luis Inácio Lula da Silva, de Brasil; Evo Morales, de Bolivia; Rafael Correa, de Ecuador; Nicanor Duarte, de Paraguay, y Hugo Chávez, de Venezuela, mientras que Tabaré Vázquez, de Uruguay, será representado por un ministro de su gabinete.



Aunque la rúbrica estaba inicialmente prevista para el miércoles último en Caracas, los mandatarios optaron por realizarla este domingo en Buenos Aires, donde todos coincidirán para asistir el lunes a la toma de posesión de Cristina Fernández de Kirchner como nueva presidenta de Argentina.



La propuesta del Banco del Sur se lanzó en agosto de 2004 por Chávez, que derivó en la celebración de una decena de reuniones técnicas entre los países que adhirieron a la idea del venezolano.



Chile ha participado de algunos de estos encuentros como observador, pero finalmente no será de la partida, mientras que Colombia pidió formalmente ser admitido en octubre pasado, aunque el miércoles último dijo que de momento se abstendrá de ingresar hasta tanto analice las condiciones para adherirse.



Los socios fundacionales han dejado abierta la posibilidad a que la entidad se pueda ampliar al resto de los integrantes de la Unión de Naciones Sudamericanas, cuando estos lo consideren oportuno.



La sede de la entidad financiera estará en Caracas, con dos oficinas de representación en Buenos Aires y La Paz.



Según lo acordado por los socios iniciales, el Banco del Sur se constituye como banca de desarrollo que financiará proyectos de infraestructura regional y a las empresas sudamericanas.



Habrá una representación igualitaria de los socios, esto es, que cada país tendrá igual derecho a voto.



El banco será una entidad financiera de derecho internacional público y tendrá un consejo de administración integrado por los ministros de Economía de los Estados suscriptores de acciones «Clase A» y cuya función será la de establecer sus políticas generales de mediano y largo plazo, donde las decisiones se tomarán por mayoría absoluta.



En tanto, el directorio del banco estará a cargo de la aprobación del presupuesto y los balances, de la elección del presidente, de la ejecución de la política financiera de la entidad y de las operaciones crediticias.



Cada país titular de acciones «clase A» tendrá un asiento en el directorio e igual poder de voto, lo que diferenciará al Banco del Sur de otras entidades multilaterales de crédito, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM), donde los países más ricos y con mayor aporte de capital hacen sentir su peso a la hora de tomar decisiones.



Aún no se ha informado públicamente cuál será el aporte inicial de capital de cada socio, que se presume estará en consonancia con su capacidad financiera y desarrollo relativo, punto que será definido hoy en Buenos Aires, según adelantó el martes pasado el ministro venezolano de Finanzas, Rodrigo Cabezas.



Otra incógnita es si el origen del capital inicial serán las reservas monetarias de los fundadores, tal como lo ha propuesto Venezuela, aunque países como Paraguay han adelantado que no cuentan con posibilidades de aportar dinero en efectivo y proponen capitalizar a través de deuda pública soberana.



«Una iniciativa de estas características debería ser sufragada por aportes fiscales de los países miembros y no por las reservas internacionales de los bancos centrales, como propone Venezuela, porque esto acabaría debilitando la moneda, ya de por sí debilitada», dijo a Efe José Guerra, ex gerente del Banco Central de Venezuela.



El economista teme que la entidad sea utilizada «para financiar los déficit fiscales de los países, lo que sería un error gravísimo», o «sirva únicamente de respaldo ideológico para determinados proyectos».



Para el presidente de la Cámara Venezolana-brasileña de Comercio e Industria, el brasileño José Francisco Marcondes, no hay riesgos en la utilización de reservas monetarias para la capitalización del Banco del Sur, que según afirmó están «esterilizadas» por los altos costos de su manutención en aplicaciones en el exterior.



En igual sentido el ministro coordinador de Política Económica de Ecuador, Pedro Páez, dijo a Efe que hay una «gran cantidad de recursos» en Latinoamérica invertidos en el exterior, en gran parte en bonos del Tesoro de EE.UU., mientras que los países de la región están «desesperados» por atraer el ahorro doméstico para cubrir sus necesidades de financiación, problema que podrá ser salvado a través de la nueva entidad.



EFE

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